Toca, llega y remata

El camino recorrido por Cesc (Arenys de Mar, Barcelona; 1987) ha sido diametralmente opuesto al de sus compañeros Xavi e Iniesta. Producto de la inagotable cantera del Barcelona, el centrocampista fue reclutado por el Arsenal a los 16 años, donde evolucionó hasta convertirse en un medio de jerarquía, con buena visión de juego y, sobre todo, con un don natural para incorporarse al área desde la segunda línea. Una llegada que le hizo letal en el Arsenal.

En el club gunner, Cesc se hizo hombre, batió todos los registros de la entidad y deslumbró con su fútbol en la Premier. Se le reconoció muy pronto su talento en la selección, por más que solo ganara una Copa y una Supercopa inglesa. Aragonés se lo llevó al Mundial de Alemania, en 2006, donde se presentó después de perder la final de la Liga de Campeones ante el Barcelona.

Hastiado de no ganar títulos de entidad, pudo regresar al Barcelona en este curso, donde explotó en el primer tramo del año esa habilidad para tocar, llegar y rematar. Virtudes muy apreciadas por Guardiola y Del Bosque, que entendieron que Cesc podría actuar de 9 mentiroso ante las ausencias de Messi y Villa.

Aunque nunca se ha convertido en un fijo en la selección, sus apariciones han resultado decisivas, como con el gol que metió en la tanda de penaltis de cuartos ante Italia en la Eurocopa de 2008. O como su gran actuación en las semifinales de aquel torneo ante Rusia. También fue determinante en la final del Mundial de Sudáfrica, donde dio el pase definitivo en el gol de Iniesta.