La chistera de Silva

En Inglaterra le llaman el Mago Merlín porque no se agotan sus trickies, su ingenio para romper cinturas con su contoneo de cadera o movimiento de tobillo. Algo habitual desde que David Silva (Gran Canaria; 1986) saliera de Arguineguín, su pueblo, desde que asombrara en el Celta y el Valencia. “Es nuestro Messi”, coincidieron Vicente Del Bosque y Roberto Mancini al definirle. El primero, porque podría situarle de falso 9, al estilo de La Pulga en el Barça, en el frente de ataque de España con dos extremos de movilidad. El segundo, técnico del Manchester City, porque no hay jugada ofensiva que no pase por su zurda.

La capacidad de Silva se entiende desde la figura de Mancini, técnico rácano a más no poder, que siempre pone un mediocentro de más en detrimento de un punta o un futbolista de toque. Pero con el canario no tiene dudas, hasta el punto de que no lo sacó del equipo por más que en la segunda parte de la temporada se diluyera un poco. Al final, sin embargo, ha sido un curso magnífico; ha conquistado la Premier con el City, con dos goles del equipo en el último segundo, 44 años después. Queda por ver qué trucos se guardaba Silva para la Eurocopa.