Triunfo de la selección femenina de balonmano

Primer punto ganado en la lucha por un billete a Londres. La selección española femenina de balonmano arrancó el Preolímpico de Guadalajara con un contundente triunfo (31-15) sobre  Argentina, que siempre estuvo a merced del equipo español.

Consciente de que el triunfo (28-29) de Holanda sobre Croacia puede acabar otorgando una importancia capital a la diferencia de goles, el conjunto español saltó a la pista dispuesto a lograr el mayor botín posible. Un objetivo que se vio favorecido por la debilidad del equipo argentino, incapaz de plantar cara en ninguna faceta del juego a la hoy voraz selección española, que a los nueve minutos ya vencía por ocho tantos de ventaja (9-1) en el marcador.

Goles que llegaron por todos los caminos posibles, al contragolpe, con la extremo Eli Pinedo como punta del lanza del equipo español, desde el pivote, al que regresó la gallega Begoña Fernández ausente del último Mundial de Brasil por lesión, o en penetración.

Incluso desde más allá de los nueve metros, uno de los habituales puntos débiles de la selección española, gracias a una Nely Carla Alberto, que evidenció haber llegado al preolímpico con el punto de mira perfectamente ajustado.

Argumentos insuperables para un combinado argentino, plata en los pasados Juegos Panamericanos, que tan sólo pudo tirar de casta para evitar un descalabro mayor en el tanteador.

Enganchado a la garra de la extremo Luciana Salvado, el equipo argentino fue mejorando poco a poco sus prestaciones, favorecido por la relajación del conjunto español, que ni tan siquiera llegado al ecuador de la primera mitad ya dio por resuelto la contienda.

Una circunstancia que unida a la irrupción de la portera Silvina Schlesinger, que sustituyó a una desesperada Valentina Kogan, permitió a Argentina reducir al descanso su desventaja a "tan sólo" seis tantos (15-9).

Renta, que ni la presencia de Schlesinger, que cerró el primer tiempo con un espectacular cincuenta y seis por ciento de paradas, pudo impedir en el arranque de la segunda mitad, en el que España alcanzó una máxima ventaja (21-11) de diez goles.

Una cifra que pareció antojarse insuficiente para el conjunto español, que pese a los numerosos cambios, nunca se dejó marchar, a diferencia del primer período, del encuentro, lo que permitió a las de Jorge Dueñas no sólo ya conservar su ventaja, sino aumentarla hasta los dieciséis tantos que reflejó el 31-15 final.