Las diez de últimas

Al final se evaluará el calendario, se recurrirá al tópico de que en la Liga hay que jugar todos contra todos o se recordará aquel empate inesperado o aquella derrota injusta. Pero la verdad la expresó hace años Luis Aragonés cuando dijo que la Liga se define en los diez últimos partidos. Lo hecho anteriormente influye, pero las cábalas no tienen sentido antes de las diez de últimas. El Athletic arranca sus últimas jugadas con el Villarreal (domingo, 19.00) para alcanzar una plaza europea, con arbitraje del catalán Estrada Fernández.

Por algunos instantes, el equipo de Caparrós soñó con arrebatarle la Champions League al equipo castellonense; ahora, parece haber considerado que la distancia (nueve puntos) es demasiado grande como para soñar con el máximo premio. Seguramente, el Athletic ha perdido ese fuelle en partidos que se antojaban decisivos ante rivales igualitarios, pero su imagen fuera de casa no le anunciaba como candidato a las mayores cuotas de la Liga. Lo reconocía el jueves Pablo Orbaiz, cuando ponía los pies en la tierra del equipo y de la afición reconociendo que la Champions está muy lejos "casi inalcanzable".

Si embargo, las diez de últimas juegan la partida de la Liga Europa, un objetivo que de no cumplirse sí dejaría una sensación de abatimiento. El Villarreal no es un equipo asequible, al que el Athletic venció la pasada temporada (3-2) rompiendo un maleficio de cuatro temporadas. Un conjunto que depende del balón, lo que obligará al Athletic a un ejercicio físico que le permita presionar lo suficiente para incomodarle. La solvencia del Athletic pasa por San Mamés, sobre todo a raíz de sus malas actuaciones a domicilio donde ha encadenado tres partidos en suspenso, aunque el último ante el Getafe lo salvó en el último suspiro. Europa pasa por el fortín de San Mamés, se insiste en el Athletic, como asumiendo que no está para asediar estadios rivales. Y el siguiente visitante es el Real Madrid.