Empatados a penaltis

Dos buenos equipos, generosos en el esfuerzo, pulcros en sus formas, ambiciosos en sus miras, se neutralizaron en un partido sin ambages ni reproches, con ciertos detalles destacados, dos goles repartidos y un reparo: dos penaltis, uno obvio y fácil de pitar a favor del Villarreal y otro discutido en beneficio del Mallorca, de los que habría que señalar diez en cada campo siendo tan tiquismiquis como lo fue Rodríguez Santiago , o ninguno teniendo el juez el umbral de la infracción un poco más elevado. Ambos valieron lo mismo. Los dos terminaron en gol. Un punto se llevó cada cual.

Güiza se encontró con Diego López nada más comenzar el encuentro. Solo, con espacio y tiempo para pensar, el delantero vio cómo el meta del Villarreal se agigantaba. El buen servicio de Arango y la imprecisión en la cobertura al delantero del Mallorca por parte de Gonzalo, que volvía ocho meses después y tras tres lesiones que le han tenido prácticamente inédito en las dos últimas temporadas, halló respuesta en Diego López , un portero con mayúsculas.

El Villarreal es un equipo construido a la inversa. De arriba abajo. Pierde prestancia cuanto más se aleja del área contraria. Si en la actualidad se encuentra en lo alto de la clasificación es porque la creación y el ataque suman más de lo que resta la defensa.

Con la tranquilidad en la portería, el Villarreal ejerció de sí mismo, aunque con las precauciones que hay que tener ante el Mallorca, que cuenta con el galgo Jonás, con la sutil zurda de Arango y con el instinto goleador de Güiza y que se permitió el lujo de mantener de inicio a Ibagaza en el banquillo.

El conjunto de Pellegrini comenzó de manera pausada su innegociable forma de entender el juego. Múltiples y delicadas asociaciones dirigidas con criterio y sin levantar el esférico un palmo del suelo, dándole velocidad pero no precipitación a las acciones. Así llegó el penalti cometido sobre Cazorla. Tras varias combinaciones, el balón llegó a los pies de Pirès. El francés detuvo el tiempo a la espera de los movimientos de sus compañeros. Apareció Cazorla y fue zancadilleado irremisiblemente por Borja Valero que midió mal el cruze. Rossi, el especialista, batió a Moyá con siguiendo su décimo gol.

El indiscutible penalti tuvo una doble consecuencia. Hay equipos que tienen mamado que hay que protestarlo todo lo que se le pite en su contra. El derribo sobre Cazorla admitía pocas discusiones. Sin embargo, los jugadores del Mallorca mostraron airadamente su disconformidad. Poco después, el árbitro, Rodríguez Santiago , señalaba penalti en el área del Villarreal por entender que hubo carga en el salto de Gonzalo sobre Ballesteros a la salida de un corner. Las protestas anteriores tuvieron el efecto deseado. Basinas empataba. El partido comenzaba de nuevo.

En la zona de creación, Josico y Bruno ofrecen un rendimiento regular y parejo. Sin el hispano-brasileño al lado, la labor grisácea y efectiva de ambos menos lustrosa. A pesar de ello, el permanente ofrecimiento de Pirès, su entendimiento con Cazorla, los desmarques de Nihat y Rossi, aventuraban un final más feliz para los hombres de Pellegrini, que, sin embargo, no podían relajarse ante las cabalgadas de Jonás y la presencia de Güiza, ayer menos efectivo, en el ataque. La entrada de Ibagaza acentuó la incertidumbre. Ambos apostaron por la victoria y se quedaron a mitad de camino.