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Detenido el promotor cultural Natalio Grueso, condenado por el caso Niemeyer, tras más de dos años fugado

Fue condenado en junio de 2020 a una pena de ocho años de cárcel por delitos continuados de malversación de caudales públicos, y falsedad documental y societaria durante su gestión al frente del centro asturiano

Tras más de dos años fugado de la justicia, el promotor cultural Natalio Grueso ha sido detenido este jueves en el sur de Portugal, según ha confirmado su abogado, Francisco Miranda, a la agencia EFE. Grueso, que fue condenado a ocho años de cárcel por malversación durante su etapa al frente del Centro Niemeyer de Avilés (Asturias), fue arrestado en la localidad de Évora en cumplimiento de una orden europea de detención. Este viernes ha sido puesto a disposición de un tribunal que ha dado su conformidad a su entrega a las autoridades españolas. Una vez pasado este trámite, Grueso será trasladado a España “en unos días” para su ingreso en prisión, ha señalado el letrado.

La Justicia condenó a Grueso en junio de 2020 en la Audiencia de Oviedo a una pena de ocho años de cárcel por delitos continuados de malversación de caudales públicos, falsedad documental y societaria durante su gestión al frente del Centro Niemeyer de Avilés. El fallo fue ratificado por el Tribunal Supremo en abril de 2023. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) han confirmado que la Audiencia de Oviedo ya ha sido informada de la detención a través del sistema europeo de cooperación policial.

La Guardia Civil inició la búsqueda de Grueso hace más de dos años al constatarse que se encontraba en paradero desconocido después de que la Audiencia de Oviedo decretara su ingreso en prisión, una vez que el Supremo ratificó su condena. Ya en febrero de 2024, esta misma Audiencia dictó una orden internacional de detención sobre el que fuera director general de la Fundación Niemeyer de Avilés entre 2006 y 2011.

La sentencia por la que fue condenado ratificó como hechos probados que el promotor cultural generó gastos ajenos a los fines de la institución cultural durante todo el tiempo que duró su relación laboral, “disponiendo de sus fondos en beneficio propio, de sus familiares, amigos y terceros de su entorno, como si de su propiedad fueran, en detrimento de la Fundación Niemeyer”.

Al margen de la condena a Grueso, el Supremo ratificó la pena de dos años de prisión impuesta al exsecretario de dicha Fundación, José Luis Rebollo, por delito continuado societario. Rebajó de siete años y seis meses a seis años de prisión la condena impuesta al tercer imputado en la causa, José María Vigil, exagente de Viajes El Corte Inglés, por malversación, falsedad y estafa. De acuerdo al fallo judicial, Natalio Grueso, con el apoyo de Vigil, a quien unía una relación de amistad, también ocultó gastos de desplazamientos y estancias hoteleras de familiares y allegados con facturas falsas o alteradas a nombre de trabajadores de la Fundación o por conceptos ficticios.

La Fiscalía de Asturias se opuso a la concesión del indulto solicitado por Grueso al no apreciar “razones de justicia, equidad o utilidad pública que lo pudieran justificar”. Tras el juicio celebrado a lo largo de seis meses en el año 2019, la Audiencia Provincial absolvió a la exmujer de Grueso, Judith Pereiro, y al exjefe de Producción del Centro Niemeyer, Marc Martí, de un delito continuado de malversación en concepto de cómplice y un delito de malversación, respectivamente.

Amigo de Woody Allen y Kevin Spacey

El destino de Grueso resultó casi premonitorio en su novela debut, La soledad. El libro se publicó en 2014, cuando su vida de gestor cultural se había precipitado a un agujero. Pasó en pocos años de codearse con amigos como Woody Allen o Kevin Spacey, de poder presumir de que en la faja promocional de su libro lo alabaran el premio Nobel Mario Vargas Llosa y el superventas Paulo Coelho, a ver cómo se destrozaba su prestigio profesional y su vida personal. El motivo, unas facturas no justificadas según la sentencia cuando dirigía el Niemeyer por una cuantía de 78.819 euros, dinero que devolvió. “No hay nadie que sepa más de la soledad que yo”, escribió en la primera frase, la única autobiográfica, según su autor.

Grueso (Oviedo, 1970) se licenció en Derecho, pero centró su carrera profesional en la gestión cultural y las relaciones internacionales, que le llevaron a pilotar diversos proyectos e instituciones. Así, fue director de Proyectos de Cooperación Interregional Externa (DG XVI) en el marco de los programas Ecos y Overture de la Comisión Europea. Fichado por la Fundación Príncipe de Asturias a principios de los dos mil; en 2005, cuando se cumplían 25 años de los prestigiosos galardones que concede esta institución, se le encomienda que recorra el mundo, visitando a personalidades que habían sido distinguidas para que colaboren en la celebración.

En Río de Janeiro contacta con uno de los grandes arquitectos del siglo XX, el brasileño Oscar Niemeyer, premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1989, quien le dice que lo suyo no son las palabras, sino los edificios, y por eso decide ceder gratuitamente el proyecto del que será su única obra en España, el Centro Niemeyer. Fue en ese año cuando le nombraron director, puesto en el que se mantuvo hasta 2011.

Grueso reaparece de inmediato en Madrid, como fichaje estrella del Ayuntamiento del PP, con Ana Botella como alcaldesa, para llevar la programación de los teatros municipales (desde el Teatro Español al Teatro Circo Price). El cargo lo abandonó el 1 de junio de 2014 y argumentó entonces su salida en que quería centrarse en otros proyectos y comenzar una nueva etapa profesional.

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