El Thyssen se une a Naciones Unidas en una exposición para “no mirar hacia otro lado” ante la guerra en Gaza
El museo expone 27 imágenes de fotoperiodistas gazatíes de los que no da su nombre para protegerlos: “Son objetivos militares para Israel”


En el vestíbulo de entrada del Museo Thyssen de Madrid, en ese espacio donde se invierte el tiempo en comprar las entradas, decidir qué salas ver o aventurarse en la tienda, desde este martes resulta complicado abstraerse en estos preparativos. En una de las paredes cuelgan 27 imágenes de fotoperiodistas palestinos que llevan los dos años de la ofensiva israelí retratando la vida y la muerte en Gaza.
Atravesar esta zona es ahora “un llamamiento a no mirar hacia otro lado”, explican Guillermo Solana, director del museo; Raquel Martí, responsable en España de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNWRA); y Ernest Urtasun, ministro de Cultura, los responsables de Gaza a través de sus ojos, una pequeña, pero poderosa exposición que muestra una parte de la matanza que Israel está cometiendo en la Franja.
Ninguna de las fotos está firmada. Quienes las tomaron son objetivos militares del ejército israelí, como el resto de la población que desde octubre de 2023 sufre los bombardeos, el desplazamiento forzado y la hambruna. “Es triste no poder dar sus nombres, que esto sea un trabajo anónimo, pero tenemos que protegerlos”, ha explicado Martí. “Israel está intentando silenciar el trabajo de los periodistas en Gaza. Afortunadamente, contamos con el valor de los que aún siguen vivos dentro”, ha añadido. Muchos de estos fotoperiodistas han perdido sus casas, a sus familiares, duermen en tiendas de campaña y aun así se levantan cada mañana para intentar transmitir y que queden pruebas del genocidio de Israel. Al menos, 246 fotoperiodistas han sido asesinados por Israel desde que comenzó la guerra.

“Ya no hay lugares humanitarios en Gaza, dejad de usar ese eufemismo, no existen. No hay nada que garantice la supervivencia de la población”. Tampoco de quienes tratan de contar el día a día para que quede un registro de la barbarie. “Tal vez sirvan en un proceso de crímenes de guerra”, ha deseado Solana, que ha definido la muestra como “un tributo a los fotoperiodistas y al trabajo de la UNRWA”. Martí ha recordado que después de que Estados Unidos dejara de financiar su organización, más de 400 millones de euros, que suponían un tercio de su presupuesto, la Unión Europea se ha convertido en su principal donante. Pero estos fondos no son suficientes. “Calculamos que en un par de meses se nos acaba el dinero para poder pagar los sueldos a los 33.000 trabajadores que tenemos en la región”, ha recordado.

Mientras que Urtasun ha recalcado “el poder inmenso de la cultura para abrir los ojos cuando preferimos no mirar”. El ministro ha asistido a la presentación de la exposición al mismo tiempo que se aprobaba en el Consejo de Ministros el embargo “total” de armas a Israel, anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a otras medidas para añadir presión al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu por la masacre de la población palestina. “Desde un museo también se puede levantar la bandera de la paz, que no solo se construye desde la diplomacia, también en el terreno de la cultura”, ha añadido. Este es el objetivo de la exposición, según sus organizadores.
“Es la mirada de los gazatíes”, añaden los organizadores, que con esta muestra han preferido que sean los palestinos quienes se cuenten a sí mismos. La única opción, además, ante la prohibición de Israel de que entre prensa internacional a la Franja. “En estas imágenes está el respeto y la empatía de quienes sufren en primera persona”, ha apuntado Solana. Como la de la huida de una madre con sus dos hijos pequeños, cargando con las pocas cosas que han podido coger bajo la lluvia. La imagen del caos y el choque de cacerolas en busca de algo que llevarse a la boca en las vergonzantes colas del hambre. La de una niña a la que aún le quedan ganas de reír cuando sus amigos le empujan en un columpio improvisado en un centro de desplazados de la UNRWA.

Y la de esas otras niñas que resisten, pese a formar parte de los colectivos más vulnerables en esta guerra, como ha recordado Martí. “Israel ataca las áreas de salud maternoinfantil de los hospitales para que las mujeres no den a luz en condiciones. Las embarazadas están desnutridas y sufren partos prematuros de bebés que nacen con bajo peso. Israel ha reducido de 400 centros gestionados por la ONU a tres, coordinados por mercenarios de EE UU, lugares a los que pueden acudir los gazatíes a por comida. Y allí van varones de todas las edades. Hay que ser rápidos, esquivar las balas, cargar con cajas que pesan unos 15 kilos y volver a sus casas a kilómetros de distancia, donde les esperan las mujeres y las niñas. Son ellas las cuidadoras, por eso se contagian más con enfermedades infecciosas, las niñas no tienen garantías sanitarias durante la menstruación y son estigmatizadas. Y las mujeres a las que han asesinado a sus maridos, no pueden ir a por comida”.

Estas imágenes se expondrán después en la fachada del Museo Nacional de Antropología, en Madrid. Al mismo tiempo, la fundación TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, liderada por Francesca Thyssen, hija del barón, ha publicado Palestine is everywhere, una antología de relatos desde Gaza con ensayos, poemas, cartas y obras artísticas de una treintena de escritores, pensadores y poetas. Este proyecto editorial, iniciado en 2023, se complementa con una plataforma digital que reúne obras visuales, sonoras y multimedia y que en 2026 se ampliará con nuevos trabajos de los creadores participantes.
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