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Paul Laverty, detenido por denunciar el genocidio en Gaza: “Están recortando las libertades civiles ante nuestros propios ojos”

El guionista y colaborador de Ken Loach, que acumula premios internacionales por su trabajo, se enfrenta a un juicio por su presunto apoyo a la organización Acción Palestina

Paul Laverty
Rafa de Miguel

Nunca se trató de él, sino de denunciar aquello que le hervía la sangre. Por eso Paul Laverty (Calcuta, 68 años) el guionista y cineasta que ha contribuido como nadie, a través de tres décadas de colaboración con el director Ken Loach, a mantener viva en el Reino Unido y en todo el mundo una conciencia de izquierda rebelde ante la injusticia, se resiste a centrar la conversación en su arresto policial por denunciar el genocidio en Gaza.

Fue el pasado 25 de agosto, cuando acudió a una protesta en Edimburgo con una camiseta que decía Genocide in PALESTINE. Time to Take ACTION (Genocidio en PALESTINA. Tiempo de Pasar a la ACCIÓN). El juego con la tipografía llevó a la policía a la conclusión de que Laverty apoyaba públicamente a la organización Acción Palestina, a la que el Gobierno de Keir Starmer ha decido calificar como terrorista. Aquellos que apoyen sus actos de sabotaje pueden ser condenados hasta con 14 años de cárcel. Figuras públicas como Laverty o la escritora Sally Rooney han expresado su rebeldía ante esa decisión, junto a miles de ciudadanos anónimos. La policía detuvo a más de 700 personas el pasado 9 de agosto, y ya se anuncian nuevas protestas de apoyo a Acción Palestina.

Laverty, que conoce bien España y es pareja desde hace tiempo de la directora Icíar Bollaín, conversa con EL PAÍS por teléfono, desde Edimburgo. Y pide no comenzar la entrevista hablando de su camiseta, sino de las declaraciones de uno de los ministros ultras del actual Gobierno de Israel.

Respuesta. Cada mañana me arden los oídos cuando pienso en la frase de Bezalel Smotrich, el ministro de Finanzas del Gobierno de Benjamín Netanyahu. ‘Dejaremos Gaza con montañas de escombros y destrucción total. El mundo no podrá detenernos’. No solo es algo absolutamente escalofriante. No solo está mostrando una clara intención genocida. Es que encima se burla de la comunidad internacional.

Pregunta. ¿Y ve un despertar de la conciencia de los ciudadanos?

R. Creo que hay mucha gente por todo el mundo que, como yo, está despertando y viendo cómo se somete [a la población de Gaza] a una situación de hambruna. Está ocurriendo ante nuestros ojos, y se produce una sensación de incredulidad. Es un punto de no retorno en nuestras vidas. Nunca un genocidio se había producido con tanta impunidad y complicidad. Los ciudadanos se sienten impotentes, al ver a sus gobiernos confabulados con el Gobierno israelí.

P. Pero no todos los países han mostrado el mismo grado de complicidad.

R. Los peores países en Europa han sido el Reino Unido y Alemania. Otros han tenido una retórica más dura contra Israel, como España, pero el diablo está en los detalles. Pasa lo mismo con Irlanda. Los movimientos de base, la gente en la calle está contra el genocidio y contra la complicidad con ese genocidio, tanto en Irlanda como en España como en el Reino Unido. Pero luego existen por detrás estos contratos de empresas [de armas] que contribuyen a mantener ese Estado de apartheid que es Israel.

P. ¿Le ha extrañado una postura tan proisraelí en el nuevo Gobierno laborista de Starmer?

R. No, no me extraña en absoluto. No hay más que recordar lo que le ocurrió a Jeremy Corbyn [el anterior líder del partido], al que el ala derecha del laborismo crucificó y acusó de antisemitismo. Starmer, tal y como yo lo entiendo, ha sido siempre sionista. Y siempre arrastrará la vergüenza de aquella entrevista que dio, después los terribles sucesos del 7 de octubre, cuando justificó el derecho de Israel a cortar el agua, la electricidad, los alimentos en Gaza como forma de castigo colectivo. De nada le valió más tarde intentar explicar que había sido malinterpretado.

P. Recuerdo la batalla de Starmer contra el supuesto antisemitismo interno en el partido. Y los medios más conservadores lo aplaudieron.

R. Todo se ha demostrado finalmente como una gran mentira. Pero lograron aterrorizar a muchos. Por ejemplo, Ken Loach, con el que he trabajado 30 años. Fue acusado de antisemita por el ala derecha del Partido Laborista y por Israel durante décadas. Conozco muy bien a Ken, no hay ni una molécula de antisemitismo en todo su cuerpo. Le han llegado a acusar de contribuir a la creación de una atmósfera en la que es posible el negacionismo del Holocausto. Eso es una absoluta patraña.

Paul Laverty (en el centro), junto a Claire Rodgerson, Ken Loach, Rebecca O'Brien y Dave Turner, sostiene un cartel en apoyo a Palestina durante los Premios BAFTA, celebrada en Londres en 2024.

P. ¿No cree que ha habido cierta evolución, cuando el Gobierno de Starmer embargó la venta de ciertas armas a Israel, o cuando anuncia ahora que reconocerá al Estado palestino?

R. Aquí mismo, donde vivo, en Edimburgo, la fábrica Leonardo UK sigue aportando armas a un pool del que Israel es miembro. Ese fondo acaba en manos de la OTAN, y el Gobierno laborista pretende convencernos de que no pueden hacer nada por sacar a Israel del consorcio, porque pondría en riesgo la seguridad nacional.

Todo es una puta mentira. Leonardo UK sigue suministrando a Israel componentes para los cazas F-35, que bombardean Gaza. Lo que pasa es que cada vez más gente está acusando al Gobierno de complicidad con un Estado genocida, según los artículos 1 y 3 de la Convención del Genocidio de 1951. Por eso quieren aparentar que se están moviendo.

¿Qué es eso de reconocer al Estado palestino? Si te atienes a la legalidad internacional, el pueblo palestino tiene derecho a la autodeterminación. No es algo que dependa del reconocimiento del Reino Unido. Es algo implícito, no un favor que les hacemos. Sobre todo por la responsabilidad histórica que tiene este país con la Declaración Balfour, que socavó los derechos de los palestinos. El Gobierno de Starmer sujeta además ese reconocimiento a ciertas condiciones, y lo convierte en una cortina de humo.

P. ¿Teme un recorte de las libertades en el Reino Unido, con decisiones como la ilegalización y designación como organización terrorista de Acción Palestina?

R. Una amiga mía, que hoy es profesora emérita de una Facultad de Medicina del Reino Unido, quería ir a una manifestación y acudió a una tienda de impresión para encargar unas camisetas. En la parte frontal quería que escribieran “Me Opongo al Genocidio”, y en la parte de atrás “Me Opongo a la Ilegalización de Acción Palestina”. En la primera tienda se negaron a hacerlo. En la segunda, lo mismo. En la tercera le dijeron que tenían mucho miedo. ¿Hay algo ilegal en una profesora expresando públicamente su opinión? Así es como las libertades civiles se están recortando ante nuestros propios ojos. La gente está asustada, en el trabajo, en las instituciones, en la profesión legal, en la universidad.

P. Pero hay voces, incluso dentro de la derecha moderada, que han expresado su disgusto ante los arrestos de manifestantes pacíficos…

R. Aunque no hay una definición cerrada del terrorismo, todos los juristas lo han vinculado con asesinatos, lesiones, mutilaciones, toma de rehenes… En otras palabras, terror de verdad. Que se asimile con el terrorismo a un grupo de personas que lanzan pintura sobre un bombardero, en este tiempo de genocidio, es una vergüenza. A mí me acaban de acusar, de acuerdo con la sección 15 de la Ley de Terrorismo de 2000, y debo comparecer ante un tribunal el 18 de septiembre. Todo por llevar una camiseta que decía “Genocidio en Palestina. Tiempo de Pasar a la Acción”. Seguiré justificando cada una de esas siete palabras [en el original en inglés], y defendiendo cada una de ellas”.

P. ¿Se ha sentido apoyado?

R. Es obvio que me muevo en un círculo de muchos amigos políticos, pero es la gente normal, en una conversación de supermercado, la que me dice que está completamente asqueada con la situación y con lo que me ha ocurrido. ‘No podemos creer que esto esté sucediendo ante nuestros ojos’ me dicen. La verdad es que me he sentido sobrepasado con tanto apoyo. Aquí y en España, donde el Festival de San Sebastián hizo un comunicado expreso.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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