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Universos paralelos
Columna
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Esas estrellas que ya no sacan discos

Se suponía que las figuras hacían música regularmente para comunicar sus vivencias y opiniones. Sin embargo, ese pacto con los oyentes parece haberse roto

Elvis Costello y T Bone Burnett actuando en 'The Late Show with Stephen', el 20 de noviembre de 2024.
Diego A. Manrique

Tal vez sepan que, como entrevistado, Elvis Costello es un tipo correoso, con poco margen para las preguntas obvias… ¡o las respuestas previsibles! La última vez que hablamos, me soltó algo que me dejó boquiabierto. Afirmó que iba a dejar de grabar discos, dado que ya no era una actividad rentable. ¿Mande?

Afortunadamente, no cumplió su amenaza. Desde aquella conversación de 2016, Costello ha editado tres álbumes bajo su nombre y otro con The Coward Brothers, el dúo ocasional que forma con el colega T Bone Burnett. Este último trabajo se ha grabado en siete estudios de Nashville, Nueva York, Los Ángeles, Memphis y Londres, lo que sugiere que nuestro Elvis todavía disfruta de presupuestos generosos, aunque hace tiempo que dejó de ser un gran vendedor.

Pero sospecho que otros compañeros de profesión hicieron el mismo balance de resultados que Costello y actuaron en consecuencia. Phil Collins no ha ha sacado canciones nuevas desde 2010. Tom Waits, que admito es una criatura especial, no respira discográficamente desde 2011. The Who giran pero solo han publicado una colección de canciones nuevas en el presente siglo. Lo mismo Stevie Wonder, que tanto luchó contra Motown por su autonomía artística.

Dejando aparte el recurso a los directos, otros artistas lo disimulan con lanzamientos comparativamente cómodos. La jugada obvia es la interpretación de temas ajenos (vía elegida por Steve Miller, Jeff Lynne o Peter Frampton). Los que no quieren renunciar a los ingresos del publishing regraban las canciones propias (Kate Bush, Stevie Nicks, Joni Mitchell). El álbum de villancicos es muy socorrido (Annie Lennox, Smokey Robinson, Linda Ronstadt). Y también la recopilación de remezclas, como la reciente Veronica Electronica, de Madonna.

Hay quien ha mantenido la ilusión de creatividad tomando incluso varias de esas rutas, como Sting o James Taylor, a quienes no cabe acusar de perezosos. Cada caso debería ser estudiado por separado, computando cuestiones de salud, situación financiera, obligaciones contractuales. Con todo, la relativa sequía de algunos de estos astros pone en cuestión el manido relato de los bondadosos artistas capados por las malvadas discográficas, tópico tan amado por los guionistas de cine y los periodistas holgazanes.

Así que se agradece el pundonor de las figuras que mantienen productividad discográfica, a pesar de haber dejado de ser superventas. Los Rolling Stones lo hicieron durante largos años: editaban canciones nuevas cada vez que salían de gira. Lo practica Willie Nelson, aunque su mercado potencial sea mucho más reducido. Igualmente, cumple Rod Stewart con sus discos temáticos. Y guerrilleros del tipo Todd Rundgren.

Que conste que también hallamos superestrellas que combinan la publicación de música fresca con el rescate de grabaciones inéditas o la reedición sistemática de su pasado. Ese dinamismo multidireccional nos ha permitido recalibrar la dimensión artística de un Bob Dylan y la lección ha sido asimilada por Neil Young o un Paul McCartney que desarrollaba carreras paralelas con sus lanzamientos cercanos a la música clásica y sus seudónimos. Y está Bruce Springsteen, con su centenar largo de discos live. Aunque me temo que el de Nueva Jersey ha patinado con el descabellado precio de Tracks II: The Lost Albums, que ciertamente casa mal con su imagen de “tribuno del pueblo”. Que no me lo tomen en cuenta los springsteenianos: son prejuicios míos.

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Sobre la firma

Diego A. Manrique
Periodista musical en radio, televisión y prensa escrita, ocupaciones evocadas en el libro 'El mejor oficio del mundo'. Lo que no impide su dedicación ocasional a la novela negra, el cine, los comics, las series o la Historia. 
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