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Brad Pitt le disputa a Tom Cruise el trono del rey del ‘cine de padres’ con ‘F1, la película’

Vuelven a las carteleras las ‘dad movies’, un género protagonizado por héroes maduros en el que triunfan veteranos como Liam Neeson, Harrison Ford, Denzel Washington o George Clooney

Brad Pitt y Tom Cruise, el pasado lunes en el estreno en Londres de 'F1, la película'.Foto: Scott A. Garfitt (AP)
Gregorio Belinchón

La sinopsis corta podría ser: “Un maduro hombre corriente hace algo extraordinario”. En la larga entrarían sus allegados: “Un padre de familia rescata a su hija de las garras de una banda de terroristas/narcotraficantes/gerifaltes de la trata de blancas”. O “un exespía/policía/soldado se rebela ante la injusticia cometida con su familia/comunidad/ciudad”. O “un exdeportista retorna a la competición a la búsqueda de una hazaña postrera”. Ante todo que quede claro que es un veterano al que le van a doler las caídas y los mamporros, que sabrá más por viejo que por diablo y que, obviamente, acabará triunfando al final de la película.

Así son las “películas de padres”, un subgénero que ha estallado en las carteleras en los últimos años, y que se denomina con esa expresión porque interpela directamente a un público, el de los progenitores. Si el cine de animación tira de la familia a través de los niños, el cine de padres o para padres arrastra a ese hombre que aún cree que podría ser un héroe como los de la pantalla, como un personaje encarnado por Bruce Willis (antes de su retirada), Denzel Washington, Gerard Butler, Ben Affleck, George Clooney, Russell Crowe, Kevin Costner, Harrison Ford y los reyes de este territorio, Tom Cruise y Liam Neeson.

Liam Neeson, en 'V3nganza'.

A ellos se les suma ahora, con el estreno de F1, la película, Brad Pitt, que encarna a Sonny Hayes, un expiloto de Fórmula 1 que vuelve a esa competición décadas después de sufrir un pavoroso accidente. Retorna porque se lo pide el que fue su mejor amigo (Javier Bardem) y para ser el mentor de un alocado, aunque talentoso, piloto novato. A sus 61 años, Pitt se resistía a pasar por este subgénero, pero sus dos últimas películas, Wolfs (con George Clooney, que también ha coqueteado en el cine de padres, como apuntó en Cielo de medianoche) y esta F1, entran con todos los honores en la categoría.

Brad Pitt, en un momento de 'F1, la película'. En el extremo izquierdo, los pilotos españoles Carlos Sainz hijo y Fernando Alonso.

La web estadounidense The Ringer, especializada en cultura pop y deporte, inventó el término dad movie en 2019. “Cualquier filme que le guste a un padre puede ser una película de padre. Pero como la mayoría de padres son bastante similares, acaba convirtiéndose en una categoría acotada”, contaba a ICON Kevin Clark, uno de los autores de la expresión, en una entrevista en 2021. Sin embargo, y con el tiempo, se ha afinado la definición, porque se han multiplicado los ejemplos en las carteleras y en las plataformas de streaming.

Denzel Washington, en 'The Equalizer 3'.

En la definición más amplia de las dad movies entran las películas que les pueden gustar a los progenitores, no solo en las que se sientan (utópicamente) representados. Para The Ringer serían las protagonizadas por “hombres corrientes enfrentándose a situaciones extraordinarias”, es decir, personajes inspiradores; que además se basen, a ser posible, en hechos reales o novelas populares; con valores morales obvios y férreos, y en los que el protagonista, por mucho que se queje de dolores o sufra infartos, cánceres o lesiones, sea apetecible y activo sexualmente. Así entran, por seleccionar algunos ejemplos, Master & Commander, las dos Gladiator, Le Mans’66, muchas de las películas de Tom Hanks con Steven Spielberg, bastante del cine de Ron Howard, Doce hombres sin piedad, Campo de sueños, Cadena perpetua, Sneakers, Arma letal o Los intocables de Eliot Ness.

A la izquierda, Tom Cruise en 'Top Gun' en 1986 y, a la derecha, en el rodaje de 'Top Gun: Maverick', en otoño de 2018 (aunque se estrenó en 2022).

En una tesis más acotada, la de los filmes protagonizados por un veterano que realiza una heroicidad, el rey es Liam Neeson. En 2008 abrió la espita con Venganza, en la que interpretó a un agente retirado de la CIA que se lanzaba desaforado a rescatar a su hija, secuestrada en París. Tuvo dos secuelas, y Neeson entendió que había un público que le deseaba salvando a su familia, a los pasajeros de un avión... en realidad, a cualquier inocente. De ahí, su aparición en Sin identidad, Infierno blanco, Non-Stop (Sin escalas), Una noche para sobrevivir, El pasajero, Venganza bajo cero (su título en español, para apelar a los espectadores de la trilogía Venganza), Un ladrón honesto, El protector, Retribution, Ice Road (de la que tiene pendiente de estreno su continuación), La memoria de un asesino, El mediador, Absolución y, aunque sea más coral, El equipo A.

Brad Pitt y George Clooney, en 'Wolfs'.

Casi todo el cine de Harrison Ford supura dad movies por sus poros. Indiana Jones no deja de ser un profesor universitario de arqueología y con gafas; Jack Ryan es una analista de la CIA sin experiencia de campo; y qué decir de los falsos acusados que encarnó en El fugitivo, Frenético o Presunto inocente, por no subrayar al presidente de EE UU de Air Force One. Ford también hizo carrera con un personaje idolatrado por los progenitores, pero al que nunca lograrán igualar: Han Solo.

Bruce Willis aportó la saga de La jungla de cristal (le duele cada músculo, es divertido y lucha por recuperar a su esposa mientras acaba con los criminales), y si una enfermedad degenerativa no hubiera acabado con su carrera, hoy estaría arrasando en el cine de padres. Kevin Costner también podría triunfar aquí —sumó muchos puntos con El guardaespaldas—; sin embargo, no se ha interesado por esos guiones y ha optado por despeñar su carrera en su ansia por dirigir wésterns (parece complicado que logre acabar su saga Horizon).

Gerard Butler, en 'Desaparecida sin rastro' (2022).

A Russell Crowe, que lo intentó en 2020 con Salvaje, su sobrepeso no le ha ayudado a prosperar en este subgénero. Otro que coquetea con las dad movies es Ben Affleck, como en El contable y El contable 2, y que en The Way Back dio vida a una antigua estrella fallida del baloncesto que se redime como entrenador en la misma universidad en la que perdió su rumbo vital.

Porque los deportes son otro campo propicio para el cine de padres... siempre que no suponga un exceso físico. La película pionera fue El mejor, en la que en 1984 Robert Redford encarnó a un jugador de béisbol de talento sobrenatural que a sus 35 años (el actor tenía 47 cuando la filmó, una minucia en el caso de Redford) volvía a los terrenos de juego tras retirarse a los 19 años. F1, de Pitt, se atiene a ese esquema clásico, el de la segunda oportunidad.

Harrison Ford, en 'El fugitivo'.

Si Gerard Butler le ha comido terreno a Liam Neeson con las sagas Objetivo: la Casa Blanca y Juego de ladrones, y títulos como Geostorm, Greenland, Desaparecida sin rastro o El piloto, Denzel Washington también se ha marcado una saga dad movies en The Equalizer y sus dos secuelas.

El lunes en Londres la aparición de Tom Cruise en el estreno de F1 y sus saludos y abrazos con Pitt dieron la sensación de traspaso de poderes. Más que Misión: Imposible (demasiadas secuencias de acción sin consecuencias físicas), es Top Gun: Maverick (dirigida por Joseph Kosinski, realizador también de F1, de ahí las evidentes similitudes entre ambas historias) su obra maestra de las dad movies: los pilotos jabatos solo dominan los aviones en los simuladores, derraman fuerza bruta sin control; el viejo rebelde Pete Maverick Mitchell tiene las agallas, las cicatrices y la sapiencia necesarias para que, desde las butacas de una sala de cine, los padres quieran ser como él.

Tom Cruise y Brad Pitt, el lunes en Londres.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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