Un sarcófago fenicio en mi vitrina: así es jugar a ser director de museo
La Universidad de Cádiz diseña dos juegos de mesa sobre los fenicios para aprender más sobre esa civilización


Supongamos que usted es director de un museo con una potente colección fenicia, como el de Cádiz. ¿A qué le daría más valor en su vitrina, a una pieza de cerámica o a una moneda? ¿Cómo se las aviaría con una perturbadora excursión escolar? ¿Y qué idearía para el tiempo en el que una restauración o un préstamo le desbaratase su sala expositiva? La hipótesis y las dudas son el punto de partida y algunos de los retos, respectivamente, que plantea uno de los dos juegos de mesa que el grupo de investigación Phoenix Mediterranea (HUM-509) de la Universidad de Cádiz ha desarrollado basados en el mundo fenicio.
“El reto estaba en equilibrar lo científico con la diversión”, explica Marina Camino, profesora de Didáctica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UCA y colaboradora con el grupo de investigación. O lo que es lo mismo, un aprendizaje basado en juegos que es conocido como serious games —juegos serios—, al integrar en las partidas objetivos pedagógicos. Con ese punto de mira, el grupo ha alumbrado Mi museo fenicio, tipo memory y diseñado para el público infantil que tiene que descubrir y emparejar ilustraciones de piezas fenicias conocidas, y Museo: Objetivo Gadir, donde los mayores de 10 años imaginan que son directores de museos en un juego de cartas de estrategia.
La idea de internarse en el mundo de los juegos, un campo desconocido hasta ahora para el grupo de arqueólogos especializados en el mundo fenicio, les vino en una feria científica en la que vieron cómo unos compañeros de biología habían diseñado uno. “Nos pareció precioso así que nos propusimos hacer uno de tipo fenicio. La idea era hacer una modificación de un juego existente, como puede ser el Trivial, pero al final hemos llegado hasta aquí”, explica entusiasmada la catedrática e investigadora principal del proyecto, Ana María Niveau de Villedary. Por el camino, casi dos años y medio de trabajo que abarcado desde el diseño de los juegos y testeos tan amplios que abarcaron visitas a colegios e institutos.
El resultado más llamativo está en ese juego de estrategia en el que hay que revestirse con la chaqueta de director de un museo fenicio con una destacada colección en las vitrinas. Las piezas pueden ser de usos rituales, de necrópolis, del comercio o del hábitat y no todas valen igual. “El número de cartas que hay de cada categoría cambia. Por ejemplo, en ritual hay mucha cartas de cerámicas y otras muy valiosas son las de comercio, porque la moneda lo es”, apunta Camino. La partida termina cuando un jugador completa dos vitrinas, pero de por medio, se cruzan cartas de acción que complican la cosa, como un préstamo de obras —que supone robarle una pieza al compañero—, visitas escolares —que implica cambiarse de sitio— u obras en el museo —que te impiden avanzar—.

El trasfondo, pese al tono de entretenimiento evidente en un juego, es que sea tan real como la vida misma, en la que instituciones museísticas se enfrentan a retos muchos más complejos —que se lo digan al Museo de Cádiz y sus malogradas obras en el patio del edificio—. Y de ahí que el equipo Niveau de Villedary haya intentado que el matiz pedagógico sea lo más completo posible. Eso ha implicado desarrollar una Guía Didáctica —cofinanciada por el Servicio de Publicaciones de la UCA y con su propio ISBN— que sirve para explicar el contexto histórico del juego y para caracterizar cada pieza con una descripción a modo de ficha de inventario de los museos decimonónicos. Por ahí asoman piezas icónicas del Museo de Cádiz, como la Diosa femenina, una pieza de arcilla de los siglos IV o III a.C. o los míticos sarcófagos antropomorfos de mármol del siglo V a.C.
Niveau de Villedary conoce bien a uno de los inquilinos de esos sarcófagos, después de que su equipo atestiguase en 2020 que los restos de la pieza que representa a una mujer, en realidad conservaban los restos de un hombre. No es la única investigación sonada de Phoenix Mediterranea (HUM-509), referente en campos como la arqueología del paisaje, la arqueometría, la protohistoria de Andalucía occidental y la visibilización del papel de las mujeres en la Antigüedad. El pasado mes de septiembre, Natalia López, del mismo equipo, planteó la elaborada hipótesis de que la Cádiz fenicia (Gadir) era una metrópoli repartida entre decenas de islas. López, junto a Camino, Niveau de Villedary y Pablo Sicre —también del grupo de investigación— forman parte del equipo que ha creado ahora ambos juegos, financiado con fondos europeos a través del Plan Propio de Investigación y Transferencia de la Universidad de Cádiz y cuenta con la colaboración de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i).
La idea del equipo ahora es presentar los dos juegos, en especial Museo: Objetivo Gadir, en ferias nacionales ferias “para que se conozca el trabajo que se hace en la universidad”, como explica Camino. “Ya que nos metemos en faena, que tenga calidad suficiente. Aunque vayamos más lento, que podamos acceder al mercado”, apunta a su lado Niveau de Villedary. Después de que las dos creaciones se presentasen en la UCA el pasado 8 de mayo, la idea es que los dos se puedan comercializar en un corto periodo de tiempo a través de la plataforma web de la editorial UCA y en comercios especializados.
Mientras, los derroteros en los mundos del juego del grupo de investigador especializado en el mundo fenicio no han terminado. “Tenemos otro juego de tablero en proceso de diseño. La caja ya está lista, pero nos quedan unos meses”, apunta la catedrática. Cuando culmine su trabajo, la nueva creación estará ideada para niños de entre nueve y diez años y estará basada en el comercio fenicio, esa civilización tan desconocida como fascinante que, ahora también se puede jugar.
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