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Conciertos
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dellafuente pone fin a un capítulo de la música urbana convirtiendo el Metropolitano en su templo andaluz

El estadio acoge dos conciertos consecutivos del cantante granadino tras los cuales ha decidido retirarse durante una temporada

El cantante granadino Dellafuente, durante el concierto en el estadio Metropolitano, en Madrid.

O el mundo entero, o nada. Dellafuente dio este viernes el pistoletazo de salida a su estreno en el Metropolitano de Madrid con una remezcla (ya clásica en su repertorio) de Le Monde ou Rien de PNL. Así, el oriundo de Granada se presenta en la primera de sus dos noches en el estadio atlético con un himno sobre el aislamiento en los barrios marginales de Francia, a la vez que despliega la metáfora de su triunfo con una obertura tras la cual suena el himno de la Liga de Campeones de la UEFA: reuniendo a unos 130.000 asistentes en dos jornadas consecutivas, hoy es él el campeón con el mundo en su puño.

Por momentos, parece que la carrera del cantante, históricamente ligada a una mística propia, ha sido premonitoria: hay alguna camiseta del equipo de fútbol local y otras del también rojiblanco Granada CF, si bien casi todos sus seguidores van uniformados con su propia equipación: Dellafuente FC, el club de fútbol ficticio que el rapero se ha inventado para diseñar su merchandising. Ondean sus bufandas en un público comprometido que poéticamente encaja muy bien con el lugar de la celebración: son verdaderos hinchas y, como en cualquier gran comunidad, el sentimiento de pertenencia es más intenso a mayor longevidad. “¿Quién de los que está aquí me escuchaba antes de Consentía (2016)? ¿Y desde Guerrera (2017)?”, pregunta el granadino en la primera pausa de su concierto.

Un grupo de personas durante el concierto del cantante Dellafuente, en el Estadio Riyadh Air Metropolitano, a 20 de junio de 2025, en Madrid (España) con bufandas de Dellafuente F.C.

Sin ponerse demasiado biográfico, el evento multitudinario que tiene lugar este fin de semana es un auto homenaje a toda su discografía. Ambos conciertos, que en realidad iban a ser uno solo dentro del Santiago Bernabéu, ponen el broche final a una década en la trayectoria discográfica de Pablo Enoc Bayo, uno de los máximos adalides de la música urbana en España. Él mismo describe el concierto como “el cierre de un capítulo”, pues tras este fin de semana se tomará un descanso artístico: “Soy una persona muy distinta a la que era cuando empecé”, comenta, añadiendo que muchas de las canciones que se pudieron escuchar ya no le representan tanto.

Es difícil que lo hagans difícil: en 2015, Yung Beef formada parte de Pxxr Gvng y C. Tangana era miembro de Agorazein. Todo lo que ahora se conoce como música urbana era denominado trap y, con el componente peyorativo que implicaba el propio término (debido a su fuerte componente sexual o a unos códigos formales alejados de la excelencia interpretativa), la escena estaba reducida a un nicho. Dellafuente mezclaba en su propuesta los sonidos del género proveniente de Atlanta con una estética andalucista: a la vez, era mucho más metafórico que sus compañeros y apenas alguna de sus canciones posee un filtro de contenido explícito dentro de las plataformas de streaming. Tampoco alardea como sus colegas de gremio: es difícil que conceda una entrevista y se preocupa por cubrir su rostro con gorra y gafas siempre que tiene evento. Sus códigos han permeado de forma más sencilla en la corriente musical multitudinaria, y ahora es la viva representación del triunfo de la música urbana. Lola Índigo, que actuó en la misma plaza hace una semana, también ha coqueteado con el género ahora que se ha fusionado con el mainstream, pero Dellafuente cuenta con el respeto que otorga el estar desde el principio: ha visto nacer el género y ha empezado desde su barrio. Eso determina el ser real en una esfera en la que la autenticidad es tan importante.

Vista general durante el concierto del cantante Dellafuente, en el Estadio Riyadh Air Metropolitano, a 20 de junio de 2025, en Madrid (España).

En su caso, esa autenticidad viene determinada por el amor por su tierra. Enoc mezcla la rumba con el autotune, el house o el reggaetón. Sobre una fuente gigantesca en forma de estrella tartésica, el cantante se pasea y da forma a los bloques con los que presenta su discografía: en el primero de ellos, más centrado en la presentación de Torii Yama (su último lanzamiento discográfico) se subieron al escenario Judeline y Lía Kali para interpretar Romero Santo y Fosforito, respectivamente. Romea y Julieto contaba con su propia kiss cam y, para acercar el formato de estadio (a menudo importado del modelo de ocio estadounidense) a su lugar de origen, incluso esta se adornaba con un diseño azulejado propio de la ciudad de la Alhambra. Pepe y Vizio cantaron Flores y Flores Pa Tu Pelo, cerrando una primera parte que daba paso a un espectáculo de fuego.

Dellafuente también se ha acordado de Taifa Yallah, su proyecto en paralelo de flamenco-rock e inspiración islámica, para lo que ha contado con una banda de música en directo. Incluso Rels B, que ha aparecido para cantar Buenos genes, impulsado por una tarima que se elevaba desde el suelo al puro estilo de la Super Bowl, lo ha hecho sentado sobre un banco de diseño marroquí que también albergaba una cachimba. Paradójicamente, el mayor espectáculo musical que el granadino ha dado hasta la fecha es también en el que más busca acercarse a sus orígenes, en una contradicción constante sobre encajar unos códigos marcadamente callejeros en la superproducción sobreestimulante de un espectáculo de este calibre. La segunda mitad del concierto se ha aproximado más a un espectro electrónico en el que, junto al DJ Antonio Narváez en el epicentro de la estrella, también se han subido Amore con Malicia y RVFV con Cuéntamelo.

El cantante Dellafuente durante su concierto, en el Estadio Riyadh Air Metropolitano, a 20 de junio de 2025, en Madrid (España).

El bloque final, por supuesto, era para Morad (el invitado más celebrado por la audiencia) y su Manos Rotas, el último gran hit de ambos artistas. La última canción, sin embargo, era Consentía, su primer gran éxito, o la primera piedra de un sendero que no solo le ha llevado a él hasta aquí, sino también a toda una generación de artistas que se creó en los márgenes para definir el sonido de toda una generación. Con ese primer himno, cierra un círculo: este fin de semana se acaba una era, pero esta noche es el segundo (y último) asalto.

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