El papel vital de una actriz

Según un estudio de la entidad de gestión de propiedad intelectual AISGE, un 72% de los intérpretes españoles está en paro o en bajo subempleo. Miles de personas consideradas profesionales con formación apenas trabajan y cuando lo hacen pocas veces ganan algo. Luchan a brazo partido, y además en combate con otras como ellas, por conseguir un protagonista.

En Argentina debe pasar tres cuartos de lo mismo, y la segunda película de la directora y guionista Clara Picasso habla de ello con singularidad, con gracia soterrada y apuntes dramáticos, a partir de una situación insólita que va a convertir por fin a una actriz de unos 30 años que apenas trabaja en La protagonista del título.

Esa situación insólita, sin embargo, poco tiene que ver con el cine o con el teatro y sí son la fama efímera, una de las partes más desagradables del oficio, y con un chocante acontecimiento: una perfecta zancadilla a un ladrón armado en un bar, que provoca su detención y la convierte en estrella de telediarios y periódicos (por unos días). La extrañeza que surge del suceso y de los halagos que necesita una persona falta de confianza, con tremendas inseguridades profesionales y personales, acaba conformando una comedia negra de tintes dramáticos dotada de un humor subterráneo de aparente sencillez pero de compleja exposición, que Picasso filma con extrema rigurosidad: planos fijos alargados en el tiempo; perenne fijación en la mirada alucinada, más actuada que sincera, de su personaje; y perfecta utilización del fuera de campo, con diálogos que se oyen sin verse a los que los declaman, simplemente porque no interesan sus rostros sino las reacciones de la nueva chica de la fugaz fama.

Película pequeña y escueta, de apenas una hora, La protagonista revela a una directora peculiar que ha sabido reflejar la fachada feliz de una infeliz, con la estimable ayuda de la actriz Rosario Varela, perfecta también en lo físico, ni guapa ni fea sino todo lo contrario, que debe hacer algo sumamente complicado: interpretar a una intérprete que interpreta cada gesto de cada minuto de su vida.