En vilo
Me dan escalofríos de que puedan desaparecer las viñetas satíricas, símbolo del desahogo y de la libertad


Cuentan de muchas personas que sobreviven o se consumen en soledad que tienen la necesidad al entrar en su casa de encender algún aparato (televisión, radio, ordenador) que les conecte con el mundo, que les ofrezca la sensación de estar acompañados, que maquille el vacío. Y me ocurre últimamente que también practico con gesto de autómata lo de poner la tele. Casi siempre sin sonido. Y veo que aparece un rotulo acompañando a la imagen que informa de que España está en vilo. Alarmado, recupero el sonido para informarme de las razones de ese suspense colectivo. Y me da un ataque de risa. Al parecer, la angustia de los españoles se centra en el desarrollo y el resultado de los pactos después de las elecciones. Y entiendo que los fatigosos actores de la política estén en vilo por los contratos que pueden conseguir sus compañías teatrales o sus productoras para los próximos cuatro años (y si se lo montan bien hasta la jubilación) pero que dejen en paz a España. también que abandonen ese cansino rollo de que su único afán es el bien de la gente. ¿Que coño significará esa abstracción denominada la gente?
Lo único que me pone en vilo todas las mañanas es saber qué me contará El Roto en esas viñetas geniales. También desoladoras. O sea, el precio de la lucidez. Él si que habla de la gente, de las eternas víctimas del estado de las cosas, algo que no debe de haber cambiado en lo fundamental desde el principio de la humanidad, algo tan simplista y maniqueo como unos dando hostias y los otros recibiendo.
Y me dan escalofríos de que puedan desaparecer las viñetas satíricas, símbolo del desahogo y de la libertad. The New York Times ha comenzado la veda. Imagino que ningun problema si el perrito, en vez de Netanyahu, hubiera sido un palestino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
Kast cierra su campaña volcado en la inseguridad y Jara llama a no votar nulo
¿Quién manda en México?
Los precios de hoteles en Ciudad de México se disparan hasta 961% rumbo al Mundial
Los insultos de la trama a Ábalos tras comprarle un chalé para su disfrute: “Hijoputa el putero. Ha sido pillar la casa y le ha dado al botoncito”
Lo más visto
- Lituania declara el estado de emergencia para hacer frente a la oleada de globos procedentes de Bielorrusia
- El Congreso estudia una proposición de ley para unificar a todos los funcionarios de categoría A en un único grupo
- Nemo devuelve el trofeo que ganó en Eurovisión por el apoyo de la UER a Israel: “No creo que deba estar en mi estantería”
- La asociación de fiscales progresistas ve en la sentencia del Supremo “un giro constitucionalmente letal”
- Uno de los periodistas del juicio del fiscal general: “Conmino al Supremo a que deduzca testimonio”































































