Álvarez Junco: “Es difícil crear un nacionalismo sin enemigo”

Para un historiador como José Álvarez Junco (Viella, Lleida, 1942), la mejor definición de la idiosincrasia del nacionalismo pertenece a un dibujante. Una viñeta de El Roto, donde sentenciaba que son ideologías de corto recorrido: “El origen es el fin”. “Esa es la idea, algo tan sencillo es la clave de cualquier relato nacional e identitario. Los nacionalismos quieren que sus pueblos existan desde el origen de los tiempos”, planteó ayer Álvarez Junco en la librería madrileña Tipos Infames, durante la presentación de El relato nacional (Taurus), que ha escrito junto al historiador Gregorio de la Fuente Monge. “Todos los relatos”, agregó, “están hechos siguiendo el modelo israelí, de pueblo elegido”.

Ejemplos de esa pulsión por entroncar con mitos y leyendas hay para todos los gustos. Desde quienes afirman que el cristianismo está arraigado en España desde el siglo I —el historiador señaló que la primera iglesia es de época visigoda— a quienes defienden que los vascos tienen 7.000 años de historia a sus espaldas, tantos como los años bíblicos.

“En política nunca domina la racionalidad, siempre hay aspectos emocionales", advirtió Álvarez Junco, que recordó que incluso los liberales del siglo XIX se aferran a viejas tradiciones de la Edad Media para defender la identidad española a pesar de haber sacado adelante la revolucionaria y modernizadora Constitución de Cádiz.

Durante una conversación con el periodista José Andrés Rojo, el historiador repasó la evolución del nacionalismo español, que pierde antagonistas poderosos después de las guerras napoleónicas y entra en crisis en 1898. “Es bastante difícil construir un nacionalismo sin enemigo. Se pierde el imperio y la nación se queda sin objetivos en el XIX, excepto la reacción para la defensa del orden social y de la identidad territorial”, arguyó el autor de Mater Dolorosa.

Es también el punto de inflexión para el nacionalismo catalán: “Va haciendo su propio relato contra España a partir de la crisis de 1898. Hasta entonces habían sido acérrimos españolistas, no había choque entre el nacionalismo catalán y el español”.

En el epílogo del ensayo, los autores señalan que “el torbellino político sigue reinando en el terreno de los nacionalismos”. Sigue pendiente, en su opinión, la redacción de una historia de España “realmente plural e integradora de las diversas perspectivas nacionales y regionales”. También ayer, a modo de colofón, Álvarez Junco entonó un lamento: “No es fácil encontrar símbolos que puedan ser de todos. Podríamos sentirnos orgullosos de la Transición, pero esto ha cambiado desde 2000, cuando ha empezado a hablarse de ella con desprecio”.

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Autor: José Álvarez Junco.

Editorial: Taurus (2017).

Formato: eBook y tapa blanda (624 páginas).

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