Bardem: "Si sucede será un milagro"

Javier Bardem reconoció ayer que, aunque procura no seguir las quinielas ni todo el ruido que estos días generan, sabe que lograr el Oscar al mejor actor el próximo domingo sería una gesta histórica. "Si sucede será un milagro", declaró el intérprete en un encuentro con periodistas latinos en el hotel Mondrian de Los Ángeles, acompañado por el director de Biutiful, Alejandro González Iñárritu y su productor, Fernando Bovaira. Mientras la lluvia no daba tregua en la calle, Bardem dijo: "Intento no enterarme de las quinielas y que no me cuenten nada, pero es imposible. Es una lotería y por eso creo que no es bueno excederse en la ambición, nos perderíamos la grandeza del presente, que es ser candidato por una película en español. Eso ya es una gran victoria". "Aquí no ganas, pero tampoco pierdes", añadió González Iñárritu, que opta por Biutiful al Oscar a la mejor película en habla no inglesa.

Durante poco más de cuarenta minutos uno y otro se mostraron tranquilos ante la ceremonia del domingo. Aunque Bardem confesó que presentar el Oscar al mejor guión original y adaptado le ponía más nervioso de la cuenta. "Lo debía porque me invitaron hace un año y no pude precisamente por el rodaje de esta película. Así que me agarraré al brazo de Josh Brolin [el otro presentador] y que hable él. En definitiva solo estaremos ante 40 millones de telespectadores".

Bardem llega a su tercera candidatura a un Oscar (la primera, hace diez años por Antes que anochezca; la siguiente, en 2008, ganó por No es país para viejos) con mayor perspectiva. "Vivo todo esto con alegría y también con distancia. Hace diez años todo era tan nuevo, tan grande y tan profundamente inesperado que no podías poner distancia. Disfruto mucho más ahora que cuando te lleva todo ese río".

Hoy llegarán a Los Ángeles la familia y los amigos del actor para acompañarle el domingo, "los celebraremos juntos". "Estar aquí siempre es un subidón, te reencuentras con mucha gente que admiras".

Bardem evocó su década en Hollywood como el fruto de un destino que él no buscó. "Hoy se cierra un círculo", dijo Iñárritu, que conoció al actor en 2001, en una gala en la que los dos hispanos perdieron un Oscar pero se ganaron el respeto de Hollywood. "Yo soy un cineasta orgulloso de pertenecer a una comunidad que trabaja en cualquier parte del mundo. Mi lenguaje es el de las imágenes", dijo el director de Amores perros que, volviendo al trabajo de Bardem en Biutiful, añadió rotundo: "Si de algo no peca la película es de falta de verdad y esa verdad quien la suelta es Javier. Él une la técnica con la valentía. Se tira del aeroplano sin paracaídas. Bardem es talento más huevos".

Iñárritu recordó la dureza que rodeó a su rodaje y la entrega del actor. Y dijo que Biutiful no es solo la historia de un hombre en la recta final de su vida sino de un hombre que abre los ojos aplastado por una sombra de corrupción moral y social que todo lo invade. "Todos tenemos sangre en las manos, la dictadura del capitalismo nos tiene atrapados", sentenció el director. Si el domingo recoge su premio dirá sus agradecimientos en inglés y no en castellano, "porque el inglés lo habla más gente y es la lengua de los que me invitan. Amo demasiado mi país para ser nacionalista".