La belleza oculta de 'Venus, Adonis y Cupido'
El Prado restaura una de sus obras capitales, de Annibale Carracci
El director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, ha presentado hoy el "renacer" de una de las obras capitales que guarda esta institución: Venus, Adonis y Cupido, del boloñés Annibale Carracci (1560-1609). Esta pintura, tras ser sometida a una restauración que ha durado nueve meses, recupera todo su esplendor, sin los "prejuicios" que sobre ella han pesado durante mucho tiempo. La obra se muestra desde hoy en una exposición junto a las pinturas que tanto Tiziano como Veronés dedicaron a estos amores mitológicos. La muestra incluye fotografías sobre el proceso de recuperación y radiografías que sacan a la luz los arrepentimientos del pintor hasta llegar a la obra definitiva.
Zugaza ha señalado que la limpieza ha permitido un "redescubrimiento de su excepcional calidad y de su significación histórica desde que la adquirió el rey Felipe IV". Se trata, en palabras del director del Prado, "de la secuencia pictórica amorosa más extraordinaria jamás producida y reunida; un tríptico de amor, sensualidad y erotismo sin parangón". La restauración del lienzo de Carracci, realizada en El Prado por María Álvarez Garcillán, ha incidido en la recuperación de la belleza del cuadro. La restauradora ha apuntado que la consolidación de esta obra ha sido un proceso "laborioso pero agradecido" posible, entre otras cosas, gracias a "la nobleza de los materiales que empleó el artista".
Por su parte, el comisario de la muestra y jefe de conservación de pintura italiana del Prado, Andrés Zbeda, ha recordado que el cuadro de Carracci es una de las "obras maestras" de la colección de este museo y su autor "uno de los pintores más trascendentales de la edad moderna". El comisario ha indicado también que esta restauración tiene como objetivo terminar de una vez por todas con los "prejuicios de la carne y los prejuicios impuestos por los propios historiadores de arte". Y ha aclarado que la historia de los amores entre Venus y Adonis fue una gran excusa para explorar las pasiones relacionadas con el amor, "considerado pecaminoso en muchos momentos", y que mostraba, generosamente, el cuerpo femenino desnudo.
Sensualidad frente a melancolía
En el lienzo de Annibale Carracci se observa cómo Cupido rasga el pecho de su madre con su flecha y ella cae enamorada de Adonis. En la obra de Veronés, en cambio, no es tanto el erotismo lo que se aprecia sino la melancolía y el reposo de los dos amantes. Y la de Tiziano alude al momento de la partida fatídica de Adonis que, alertado por sus perros de presa, se aleja de Venus para ir a cazar al jabalí que le dará la muerte. Según ha apuntado Zbeda, esta última pintura se interpretó mal al entender que Venus buscaba los "favores amorosos" de Adonis.
El cuadro de Carracci se ha sometido a una minuciosa radiografía (que también forma parte de esta exposición) en la que se descubren los llamados arrepentimientos, es decir, la sucesión de cambios que el artista fue introduciendo en la composición hasta lograr el resultado final. "Este sistema ha permitido establecer el proceso de creación del cuadro y las dudas e intenciones que tuvo su autor", ha señalado Zbeda. Dichos cambios afectaron de forma especial a la figura de Adonis y al grupo que forman éste y sus perros.
Junto a la radiografía se muestran fotografías de varios detalles del cuadro, unas para establecer una comparación entre el resultado final del lienzo, otras para documentar el proceso creativo mediante la comparación con dibujos preparatorios y otras para mostrar la restauración. Además la exposición recoge una copia del Cupido de Parmigianino, también del Museo del Prado, a través de la cual se muestra otra de las influencias presentes en la pintura de Carracci, la del artista parmesano Correggio. Parmigianino fue discípulo de Correggio y Carracci pudo conocer el trabajo de ambos artistas en Parma.


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