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La Justicia alemana tumba la demanda de un agricultor peruano contra la energética RWE por el deshielo en los Andes

La acusación considera una victoria que un tribunal superior europeo haya dictaminado que los grandes emisores pueden ser considerados responsables de los efectos climáticos

El agricultor peruano Saul Luciano Lliuya, en el lago Palcacocha, en Huaraz, Peru.
Almudena de Cabo

La demanda presentada por un pequeño agricultor peruano y guía de montaña contra la energética RWE por el deshielo de los glaciares causado por las elevadas emisiones de CO₂ de sus centrales eléctricas fue desestimada este miércoles por el Tribunal Superior Regional de Hamm, en el oeste de Alemania, que dictaminó que la empresa germana no tiene que pagar en este caso por el efecto climático en los Andes al considerar el riesgo de inundación “demasiado bajo”.

Saúl Luciano Lliuya había demandado a RWE, porque el derretimiento del hielo de un glaciar amenaza su casa en Huaraz, una ciudad de 50.000 habitantes ubicada a 3.000 metros sobre el nivel del mar en los Andes. Aunque esta compañía no tiene ninguna central eléctrica en Perú, la acusación la considera responsable de aproximadamente el 0,5% de las emisiones mundiales de CO₂, un valor que se bajó posteriormente al 0,38%. Por ello, el demandante peruano exigía que la empresa participara en los costes de las medidas de protección frente a las inundaciones por el deshielo, una suma que en el proceso judicial se determinó en unos 13.000 euros.

El tribunal dictaminó, en base al informe de varios peritos que viajaron hasta la localidad andina en 2022, que la probabilidad de que el agua de la Laguna Palcacocha, situada en los Andes, en lo alto de la cordillera, llegara a la casa del demandante en los próximos 30 años era solo del 1%, un valor que se consideró demasiado bajo. “A ello se añade que, en caso de que se produjera tal evento, las consecuencias para la casa del demandante serían insignificantes, ya que solo alcanzaría una ola de inundación de unos pocos centímetros de altura y a una velocidad que no pondría en peligro la estructura de la casa”, informó la corte a través de un comunicado.

De esta manera dio la razón a RWE, que siempre ha alegado que no existe riesgo de inundaciones en un futuro previsible y de cumplir con toda la legislación vigente. En opinión de la empresa, los objetivos climáticos tienen que figurar dentro de la agenda política y no en un tribunal, algo que volvieron a recordar este miércoles a través de un comunicado en el que calificaron de “enfoque totalmente erróneo” trasladar las reivindicaciones climáticas a la Justicia.

A pesar de la decisión judicial recogida en un extenso documento de 180 páginas, la acusación rechaza que se trate de una derrota ya que si bien se desestimó la demanda por considerar que el riesgo era muy bajo, se estableció el precedente legal de que los principales emisores del mundo pueden ser considerados responsables de los daños climáticos que han causado en virtud del código civil alemán.

“Hemos conseguido una victoria realmente histórica. Una sentencia que sienta precedente”, valora por teléfono con EL PAÍS la abogada de Lliuya, la especialista en derecho ambiental Roda Verheyen, que afirma estar “muy emocionada”. “La sentencia de hoy demuestra que los grandes emisores pueden ser considerados responsables según el derecho civil ya que contribuyen de manera significativa al cambio climático con sus emisiones de gases de efecto invernadero. Lo que se ha dicho hoy aquí es realmente importante a nivel mundial”. En su opinión, esta sentencia servirá para “abrir la puerta” a otras comunidades y dará “un impulso” a las más de 50 demandas climáticas contra empresas de combustibles fósiles pendientes en todo el mundo. “Desde el punto de vista jurídico, el principio es que las empresas son responsables de lo que han hecho, pero también de lo que hagan a partir de ahora, es decir, de cara al futuro”, explica.

La abogada analizará todos los detalles con su cliente la semana que viene, porque su problema no desaparece. “Vamos a pensar qué es lo mejor que podemos hacer ahora. Una posibilidad sería intentar presentar otros casos de otros afectados que estén más cerca del glaciar por lo que habría una mayor probabilidad de que el riesgo se materialice”, comenta, aunque reconoce que todo deberá mirarse con calma. Pero recordó que se trata, en todo caso, de ir contra los grandes emisores, no de ir, por ejemplo, contra conductores de automóviles por su contribución a la contaminación, algo que también ha dejado claro el tribunal en su sentencia.

Lliuya, por su parte, tampoco se mostró decepcionado con la sentencia. “Estoy muy contento con el resultado. El propósito desde el inicio era buscar un precedente para otras demandas”, declaró desde su casa en Perú, en una videoconferencia con un grupo de periodistas, sobre el hecho de que ahora otras personas puedan seguir sus pasos. Asimismo, volvió a recordar el riesgo que vive su región donde hace un mes hubo un pequeño deslizamiento de lodo en el que murieron cuatro personas. “Según los expertos, aquí hay zonas con más riesgo. Voy a apoyar con mi experiencia en esta demanda a otras personas que quieran demandar, ya sea aquí o en otros lugares”, dijo. Él, como guía de montaña, tiene muy claro los efectos del derretimiento de los glaciares, no solo por el riesgo de inundaciones, sino también por su efecto en la agricultura. Por eso está “orgulloso” por lo logrado con esta sentencia que “abre la puerta para que otros exijan justicia”.

La sentencia de este miércoles es la última en el largo proceso iniciado en noviembre de 2015 por Lliuya cuando presentó una demanda contra RWE ante un tribunal civil alemán en la que la acusaba de ser corresponsable de la crisis climática y de la amenaza de una riada en Huaraz al ser uno de los mayores emisores de CO₂ de Europa.

La demanda fue rechazada en primera instancia por el tribunal regional de Essen, donde tiene su sede RWE, y los abogados apelaron. En noviembre de 2017, el tribunal de Hamm, en el oeste de Alemania, responsable de las apelaciones en la zona donde se encuentra la sede de RWE, dictaminó que, en general, la ley responsabiliza a los grandes emisores de los efectos del cambio climático, es decir, que en principio, una empresa como RWE puede ser considerada responsable de su contribución al cambio climático. Esta sentencia interlocutoria hizo que por primera vez en la historia un caso de este tipo entrara en la fase de prueba para demostrar daños y riesgos concretos derivados del cambio climático.

La sentencia de hoy servirá de referente para otros casos abiertos, especialmente en Europa. Se trata de litigios presentados por comunidades, personas o incluso gobiernos afectados por el cambio climático contra grandes empresas de combustibles fósiles y contra emisores por su contribución al cambio climático. Está el caso del agricultor Hugues Falys contra Total Energies en Bélgica y el caso contra el gigante cementero suizo Holcim denunciado por cuatro residentes de la isla de Pari, una pequeña isla indonesia que podría desaparecer por el ascenso del nivel del mar, así como más de dos docenas de litigios en curso en Estados Unidos.

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Sobre la firma

Almudena de Cabo
Ha desempeñado la mayor parte de su carrera como corresponsal en Alemania, país al que llegó en 2007 y donde ha trabajado para medios como la Agencia Alemana de Prensa (DPA), TVE o El Correo. Vivió varios años en Londres, donde trabajó para BBC Mundo antes de regresar a Berlín en 2024. Desde entonces escribe sobre Alemania en EL PAÍS.
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