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La “vacuna autoestopista” contra el cáncer logra resultados prometedores en 25 personas

La inyección, que usa un medio de transporte natural para diseminarse por el cuerpo humano, se ha probado en pacientes con tumor de páncreas o colorrectal

Células de cáncer de páncreas cultivadas en el laboratorio, observadas con un microscopio electrónico.
Manuel Ansede

El cáncer era prácticamente una sentencia de muerte hace cuatro décadas, pero desde entonces la supervivencia de los pacientes se ha duplicado, alcanzando el 55% en los hombres y el 62% en las mujeres en España cinco años después del diagnóstico, gracias a los avances de la ciencia. Una de las grandes esperanzas para seguir mejorando el pronóstico son las vacunas experimentales contra el cáncer, que pueden incluir fragmentos de proteínas características de los tumores para que las defensas del cuerpo humano aprendan a reconocer y eliminar las células cancerosas. Uno de los proyectos más ambiciosos, el de la inyección denominada ELI-002, presenta este lunes los prometedores resultados obtenidos en un primer experimento con 25 personas.

El nuevo fármaco tiene un enfoque ingenioso. El equipo del inmunólogo estadounidense Darrel Irvine, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, detectó hace unos 15 años que las vacunas experimentales no funcionaban porque no llegaban en suficiente cantidad a los ganglios linfáticos, donde se concentran los glóbulos blancos capaces de aprender a identificar y atacar las células cancerosas. Irvine, con una carrera de ingeniería física, y sus colegas decidieron entonces diseñar una vacuna capaz de “hacer autostop” hasta los ganglios, en sus propias palabras.

El equipo buscó un medio de transporte y escogió la albúmina, la proteína más abundante en la sangre, donde su función es acarrear sustancias, como hormonas y vitaminas. El grupo de Irvine añadió a las moléculas vacunales una especie de tentáculo de grasa, que se une con éxito a la albúmina. Sus primeros resultados en ratones, publicados en 2014, mostraron que la reacción de los glóbulos blancos en los ganglios linfáticos era 30 veces superior con este truco.

El salto a los humanos se materializa este lunes. Irvine y sus colegas crearon una empresa, llamada Elicio, para desarrollar sus vacunas autoestopistas. Su principal candidata es la ELI-002, elaborada con fragmentos de la proteína humana KRAS, cuyas mutaciones, a menudo asociadas al tabaquismo, provocan millones de tumores. Las alteraciones en KRAS están presentes en aproximadamente el 90% de los casos de cáncer de páncreas y en al menos uno de cada tres tumores malignos de colon y recto.

La primera prueba de la ELI-002 en humanos, realizada con 25 pacientes, ha finalizado con resultados prometedores, según celebra el gastroenterólogo Enrique de Madaria, que no ha participado en el estudio. “En este ensayo, la vacuna estaba diseñada para atacar dos de las mutaciones más comunes de KRAS. Los resultados son alentadores: en personas operadas de cáncer de páncreas, quienes desarrollaron una respuesta inmune fuerte vivieron más tiempo sin que el cáncer reapareciera. Es la primera vez que una vacuna contra estas mutaciones muestra un beneficio tan claro en esta enfermedad”, aplaude De Madaria, especialista del Hospital General Universitario Dr. Balmis, en Alicante.

El inmunólogo estadounidense Darrell Irvine.

El cáncer de páncreas es uno de los tumores con peor pronóstico, con unos 510.000 diagnósticos y 470.000 fallecimientos al año en el mundo, lo que supone una mortalidad de más del 90%. En el ensayo clínico han participado 20 personas con tumores pancreáticos y otras cinco con la enfermedad en colón y recto. Todas ellas ya habían sido sometidas a intervenciones quirúrgicas para extirpar el tumor y quimioterapia, pero seguían teniendo vestigios microscópicos del cáncer. El experimento no incluyó un grupo de control ―de pacientes que no recibieran el tratamiento― para poder comparar, pero De Madaria destaca que los pacientes vacunados vivieron sin recaídas “como media 15 meses más” de lo esperado por los datos históricos. “Aunque los datos son preliminares y hacen falta estudios más grandes, este avance abre la puerta a una nueva forma de tratamiento no solo para el cáncer de páncreas y colon, sino también para otros tumores con mutaciones en KRAS”, opina el médico, expresidente de la Asociación Española de Gastroenterología.

El nuevo estudio, publicado este lunes en la revista especializada Nature Medicine, muestra que, tras 20 meses de seguimiento en promedio, el 68% de los vacunados había desarrollado una “potente” respuesta de sus linfocitos T, los glóbulos blancos entrenados contra el cáncer en los ganglios linfáticos. Los autores del ensayo ―encabezados por la oncóloga Eileen M. O’Reilly, del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering de Nueva York, y su colega Shubham Pant, del hospital MD Anderson de la Universidad de Texas― sostienen que este estímulo a las defensas del cuerpo humano “podría retrasar la reaparición del tumor”. La vacuna experimental, que se puede fabricar de manera industrial y masiva, ya está en la fase 2 de los ensayos clínicos, con una reformulación para que ataque a las células cancerosas con siete tipos de mutaciones en KRAS, en vez de solo dos como la actual. Si funciona, “sería un cambio de paradigma”, según De Madaria.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III
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