El eslabón perdido en la evolución del ‘Tyrannosaurus rex’ vivió en Mongolia hace millones de años
El análisis de dos esqueletos hallados en los setenta en Asia descubre una nueva especie, el ‘Khankhuuluu mongoliensis’, e ilumina la evolución de los tiranosáuridos


Durante millones de años, los eutiranosaurios, entre los que destaca el imponente Tyrannosaurus rex, dominaron los ecosistemas de Asia y América del Norte como superdepredadores. Aunque se sospecha que esta especie descendía de ancestros más pequeños, la escasez de fósiles intermedios ha mantenido ese capítulo de la evolución en una incógnita constante.
Ahora, una nueva luz ha comenzado a iluminar ese pasado prehistórico tan lejano para los seres humanos. Dos esqueletos parciales hallados en Mongolia entre 1972 y 1973 por el paleontólogo local Altangerel Perley y relegados durante años al silencio de los archivos científicos, fueron reexaminados por el equipo de Jared Voris y Darla Zelenitsky de la Universidad de Calgary (Canadá). El resultado del análisis, que se publica en la revista Nature, no solo revive el interés en esos fósiles, sino que da nombre a una nueva especie y género de tiranosáuroide, el Khankhuuluu mongoliensis.

Durante una visita al Instituto de Paleontología, de la Academia de Ciencias de Mongolia, mientras investigaban otras especies como Tarbosaurus y Alioramus, el personal le mostró a Jared Voris un cajón con un fósil descrito originalmente en 1977 como Alectrosaurus olseni. Al examinarlo, el científico se percató de que no se trataba de esa especie, sino de una completamente nueva. Así fue como lo identificaron y nombraron a los restos encontrados en la Formación Bayan Shireh, conocida por sus abundantes fósiles de dinosaurios y otros organismos del Cretácico Superior. “Resultó ser el ancestro inmediato de los grandes tiranosáuridos, como el Tyrannosaurus rex. Estamos hablando de los grandes dinosaurios carnívoros, bípedos, con cráneos enormes y dientes afilados”, explica Zelenitsky a EL PAÍS.
El estudio filogenético de estos restos —del desarrollo evolutivo de una especie— sugiere que Khankhuuluu ocupaba un lugar crucial en el árbol evolutivo de los tiranosáuridos. Sus características anatómicas son intermedias, lo que lo convierte en un puente evolutivo y eslabón perdido en la historia de este grupo, cuyos patrones de dispersión se remontan a finales del Cretácico, período geológico que comprende la última parte de la era de los dinosaurios. “Es esencialmente el último miembro divergente de un grupo que llevó a los grandes tiranosáuridos”, agrega la científica, que lleva 32 años como profesora de paleontología.

La especie fue un pariente cercano de los Eutyrannosauria y un probable antecesor tanto de los robustos Tyrannosaurini, como de los más gráciles Alioramini, caracterizados por poseer hocicos más pequeños. Los científicos estiman que Khankhuuluu pesaba cerca de 750 kg. Esto es más grande que sus antepasados, que pesaban alrededor de 200 kg, pero más pequeño que sus descendientes, algunos de los cuales llegaron a pesar más de una tonelada.
El principal reto fue determinar qué rasgos anatómicos eran relevantes para establecer las relaciones evolutivas, además de diferenciar correctamente entre ejemplares juveniles y adultos. “Este descubrimiento nos llevó a reevaluar todo el árbol genealógico. Aclaró cómo y por qué estos dinosaurios evolucionaron hasta convertirse en grandes depredadores, y ayudó a resolver una confusión que existía desde hace tiempo en este campo”, asegura.
¿Cómo se desarrolló la migración de los dinosaurios?
Esta especie, enfatizan los autores, podría representar un punto de inflexión evolutivo, marcado por la migración. El primer gran evento de este tipo de Khankhuuluu (o una especie muy cercana) de Asia a América del Norte, fue hace unos 86 millones de años, a través del puente terrestre del norte. Esa especie dio origen a los primeros grandes tiranosáuridos en América del Norte.
“Luego, hace unos 78–79 millones de años, uno de esos tiranosaurios norteamericanos regresó a Asia. Esa población se dividió en dos linajes”, explica el paleontólogo Jared Voris. Uno que evolucionó hacia formas más pequeñas, casi juveniles, y otro que evolucionó hacia depredadores grandes y robustos que dominaron como “depredadores ápices”.

Así, uno de esos tiranosaurios gigantes asiáticos volvió a cruzar hacia América del Norte, hace unos 67-68 millones de años. Ese linaje dio origen al T. rex, que eventualmente se extinguió tras el impacto de un asteroide, hace unos 66 millones de años. Los autores de la investigación creen que todavía hay vacíos en el registro fósil de los tiranosaurios, por lo que ven necesario realizar más trabajo de campo en las regiones podría ayudar a llenarlos.
“Estamos trabajando en un proyecto similar, aunque aún no estamos listos para hablar de él públicamente”, cuenta Voris. Una línea de investigación interesante es estudiar a los primeros tiranosauroideos, especies que existieron antes de la aparición de Khankhuuluu. Esas formas tempranas están menos preservadas y han sido menos estudiadas que los grandes tiranosáuridos, así que aún hay mucho por descubrir. “Eso nos permitiría probar nuestras hipótesis evolutivas y entender mejor cuándo y dónde vivieron estos animales”, concluye Voris.
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