El desafío hídrico y la apuesta por la resiliencia urbana
Aguas Andinas refuerza inversiones en infraestructura sanitaria en medio de un contexto climático desafiante


En un escenario marcado por la incertidumbre hídrica y los efectos crecientes del cambio climático, la resiliencia urbana se ha convertido en una prioridad para las grandes ciudades. En Santiago, donde fenómenos como las sequías prolongadas y la alteración de los regímenes de lluvias son cada vez más frecuentes, la gestión del agua no solo se vuelve estratégica, sino también urgente.
En este contexto, Aguas Andinas, la principal empresa sanitaria de la capital, reportó un incremento del 6% en su EBITDA (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, Amortization, and Restructuring or Rent costs) durante el primer semestre de 2025, alcanzando los 186.930 millones de dólares al 30 de junio.
El aumento, en comparación con el mismo periodo del año anterior, se explica por mayores ingresos consolidados y por la entrada en vigor de nuevas tarifas reguladas, aprobadas en el marco del VIII Proceso Tarifario. Estas alzas están destinadas a financiar parte del ambicioso portafolio de proyectos contenidos en Biociudad, la estrategia corporativa de adaptación al cambio climático.
“La implementación de estas tarifas nos permite avanzar en soluciones concretas para asegurar el abastecimiento de agua potable y la seguridad sanitaria de la ciudad”, señaló Miquel Sans, director financiero de la compañía. Entre enero y junio, Aguas Andinas destinó 68.421 millones a inversiones orientadas a reforzar la infraestructura sanitaria de la Región Metropolitana.
Aunque la utilidad neta fue levemente inferior a la del año pasado -75.768 millones frente a 76.507 millones en 2024-, la disminución respondió a un impacto financiero negativo por el alza de la UF, según explicó la empresa.
La estrategia Biociudad, que articula los principales desarrollos de Aguas Andinas en materia de adaptación hídrica, contempla una serie de obras orientadas al mediano y largo plazo. Entre ellas, se destacan los proyectos de infiltración del acuífero Mapocho Alto y la construcción de nuevas baterías de pozos para asegurar el suministro ante eventuales emergencias. También se incluyen iniciativas de renovación de redes de agua potable y alcantarillado, mejoras en plantas de tratamiento y programas de eficiencia hidráulica.
José Sáez, gerente general de la sanitaria, destacó la necesidad de acelerar la ejecución de estos proyectos. “Debemos avanzar a la velocidad que nos exige el cambio climático. Contamos con soluciones, pero necesitamos una alianza público-privada para concretarlas. Santiago debe estar preparada para enfrentar condiciones adversas como las que ya afectan a otras ciudades de la región”, advirtió.
Proyectos de Aguas Andinas
Con una trayectoria de más de 25 años en la ejecución de obras de saneamiento y gestión de residuos líquidos, Aguas Andinas ha liderado proyectos emblemáticos como la descontaminación del río Mapocho y la construcción de megaestanques como los de Pirque, destinados a garantizar el abastecimiento en situaciones de emergencia.
Al cierre del primer semestre, y pese a la reducción de precipitaciones en lo que va de 2025, el embalse El Yeso -principal reserva de agua potable de Santiago- presentaba un volumen de 181 hectómetros cúbicos, equivalente al 82,3% de su capacidad. Este nivel se atribuye a la acumulación de lluvias durante 2024 y a la gestión coordinada de la cuenca, en alianza con la Primera Sección de Canalistas del Río Maipo.
Mientras la megasequía extiende su huella en el Cono Sur y los desafíos climáticos se intensifican, el caso de Santiago ilustra la urgencia de anticiparse. Las cifras de la empresa sanitaria muestran que los avances son posibles, pero también que el tiempo para actuar es limitado. La infraestructura hídrica ya no es solo una inversión en servicios: es una apuesta por el futuro de las ciudades.