El festival Cara B entroniza los sonidos de los más jóvenes
Dellafuente, Afrojuice 195 y Ms Nina destacaron en una noche de ritmos urbanos

Todo cambia, pero las cosas continúan igual. Eso se ha podido afirmar en las tres últimas décadas de la música popular, ajena a cambios radicales o a la aparición de nuevos estilos más allá de naturales evoluciones estéticas. Pues bien, esto comienza a no ser del todo verdad. Se percibe en espacios como el festival Cara B, que en pocos años ha mostrado su habilidad para poner en escena nuevos nombres y propuestas urbanas que han ido poblando los carteles de otros festivales con más renombre. Este olfato de sus organizadores garantiza que los más jóvenes se conviertan en su público central, hablamos de post adolescentes y personas en su primerísima juventud, y sonidos como el trap, el dancehall, el hip-ho p o el reguetón en sus menús sonoros más recurrentes. Nada mejor que el Cara B para tomar el pulso a lo que se cuece entre los que vienen, favoreciéndoles además la cata con unos precios populares que acogen a los que menos dinero disponen para gastar, la chavalería.
En la sesión del viernes hubo un artista ya hecho y a la espera del salto definitivo, Dellafuente y su trap meridional; un proyecto novísimo con un potencial extraordinario, Afrojuice 195 con su explosivo afrotrap; una mujer que hace reguetón de mujeres para ellas y ellos, Ms Nina, y unos viejos conocidos que hacen hip-hop playero y tropical desde Canarias, Locoplaya. Fueron lo más destacado de una jornada que acabó con una sesión de Steve Lean, un chaval que ya se disputan como hacedor de bases varias estrellas internacionales. Un menú tonificante que mostró a mujeres que, como Ms Nina, pasan de ser objeto pasivo, Chupa, chupa es un himno lo bastante explícito; mujeres que se quejan abiertamente de los inconvenientes de la condición femenina, “no me gusta ovular/no me gusta madrugar” y que pasan del comedimiento y de las dietas reivindicando su anatomía “aguacate con aceite pa' que crezca este culo”. Cuando Ms Nina decía esto se palmeaba la zona ante la indisimulada satisfacción de las mujeres allí presentes, miradas con ojos de carnero degollado por sus novios/amigos/aspirantes a novio/amigo.
Que las mujeres son las reinas implícitas de estos nuevos sonidos lo demostró también Dellafuente, en cuyas letras se palpa un romanticismo que no orilla el respeto a las decisiones que ellas puedan adoptar. De nuevo ellas, cantando las letras del granadino, llenaron el ambiente de la Fabra i Coats, mientras el recitador, una especie de cruce actualizado entre Manolo García y Triana por su forma meridional de entonar, iba interpretando en olor de multitud sus cuantiosos, concienciados y reivindicativos éxitos. Ya no es tanto amor tontorrón y romanticismo flácido, como relaciones entre iguales en las que el respeto mutuo manda. Algo está cambiando. Poco a poco.
Más cosas que cambian: ya hay negros españoles sobre los escenarios. Afrojuice 195 llegan de Fuenlabrada, tienen origen africano pero su castellano es de puro barrio. Su plato fuerte es el fútbol, en sus temas aparecen Dybala, Benzema, Cristiano Ronaldo, y la celebración de la vida lejos del culto al dinero y las drogas, y lo expresan en afrobeat, reguetón y, especialmente en kuduro, un ritmo angoleño (significa “culo duro”) que tiene la cadencia del corazón de un atleta en máximo esfuerzo. En román paladino: a toda castaña. Hicieron un concierto fenomenal siendo la gran revelación de la noche. Sin olvidar a Locoplaya, un grupo que se explica con dos de sus máximas: “el verano es un estado mental” y “no somos de calle, somos de playa”. Desde Canarias con mucho desparpajo y humor, hip-hop vacilón en una noche divertidísima para comprobar que algunas cosas, poco a poco, cambian el panorama musical local.
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