Las brujas de Salem aterrizan en Barcelona

“Continuará habiendo caza de brujas, sobre todo mientras sea legal”, pronostica Lluís Homar en su papel de corifeo del espectáculo Les bruixes de Salem,al inicio de este. El intensísimo montaje de Andrés Lima de la obra de Arthur Miller que combinó la histeria colectiva en Massachusetts a finales del siglo XVII con el macartismo anticomunista de los cincuenta en los Estados Unidos, se estrenó anoche en el anfiteatro de Montjuïc como inauguración del festival Grec de Barcelona.

En una velada de puro teatro, que sorprendió por su contundencia dramática a parte del público, quizá acostumbrado a propuestas inaugurales más light, los actores recorrieron esa extraordinaria, aterradora y aleccionadora historia de miedo, delación, venganza y codicia. Desde la primera escena de las chicas danzando desnudas a la luz de la luna en el bosque a los últimos estallidos de fanatismo y violencia la representación se sigue con el corazón en un puño. El regreso a Salem de Lima y sus intérpretes —con traducción al catalán de Eduardo Mendoza— se reveló una grandísima y contundente lección del teatro que al final de las dos horas y media de espectáculo fue premiada con aplausos cerrados y correctos.

A diferencia de las últimas ediciones que el teatro se llenaba antes de comenzar el espectáculo, parecía ayer que la obra comenzaría (a las 22 horas) con asientos vacíos. Pero cuando las luces se apagaron el aforo estaba completo, quedándose público sin poder entrar.

No quisieron perderse el estreno autoridades como la alcaldesa Ada Colau o el anterior primer edil, el convergente Xavier Trias. También pudo verse en las primeras filas del teatro a otros políticos catalanes, como la presidenta del Parlament Carme Forcadell; el consejero de Cultura Santi Vila y su antecesor en el cargo, Ferran Mascarell; el líder del PSC en el Ayuntamiento y teniente de Alcalde de Cultura Jaume Collboni.

Al final de la obra los asistentes participaron en un acto de conmemoración de los cuarenta años del festival de verano barcelonés que acababa de comenzar en los que participaron Mario Gas, del colectivo que impulsó el festival hace cuatro décadas y Ramon Simó el actual responsable. La noche acabó con una sorpresa dulce, una enorme tarta de cumpleaños para compartir por todos.