El sueño de una montaña rusa

1. Paseo del Prado. Aunque sea bastante típico, es uno de los lugares que más me gusta de Madrid porque me produce muchísima paz. Siempre y cuando no esté lleno de turistas, cuando eso ocurre pasa de ser el sitio más tranquilo del mundo a un espanto. Por eso antes solía ir más. Salgo a caminar por allí y suelo continúar más allá hasta llegar al Jardín Botánico. Me resulta muy gratificante. (Paseo del Prado, s/n).

2. Plaza de Olavide. Me queda muy cerca de casa, porque vivo en ese barrio, en Chamberí. Me resulta un sitio muy familiar, muy castizo. Lo que más me gusta es ver a los niños jugar y a la gente paseando a sus perros. Siempre suele haber ambiente, pero en verano además da gusto ver las terrazas llenas. Esa cotidianidad popular me agrada muchísimo. (Plaza de Olavide)

3. Burger Joint. Siempre que puedo evito comer en la calle, prefiero hacerlo en casa porque me organizo mejor los horarios. Pero también me doy un capricho de vez en cuando, y en este restaurante las hamburguesas son maravillosas. Aunque solo tienen cinco tipos en la carta, están muy bien preparadas. Y ninguna es cancerígena. (Calle de Eloy Gonzalo, 12).

4. T4 del aeropuerto de Barajas. No es es un sitio al que vaya diariamente a disfrutar de la vida, ni mucho menos, pero no me molesta ir. Las demás terminales no me atraen, pero ésta está muy bien estructurada y el diseño arquitectónico favorece la ausencia de sonidos. Puedes tener a un bebé a diez metros de ti berreando y apenas te molesta. A pesar del gentío, es un sitio bastante tranquilo. (Avenida de la Hispanidad, s/n).

5. Sexto Derecha. Mi amigo José Luis Saiz abre su casa como sala de teatro, organiza funciones para que el público vaya a verlas. Es un ático donde caben unas 20 personas, que se suelen sentar en los sofás del salón. Es una forma muy curiosa de ver una obra. (Calle de Toledo, 107, 6to).

6. Lobby del Hotel Emperador. Desde allí contemplo el ajetreo de la Gran Vía, pero sin sufrir todo el barullo de fuera. Me siento allí tranquilamente a tomarme un vinito y a alimentar mi alma cotilla. (Calle Gran Vía, 53).

7. Clínica Fisioterapia Integral. En este sitio maravilloso me dan unas palizas tremendas y salgo hecho polvo. Es la clínica de mi fisioterapeuta, José Sotillo. (Calle de Sangenjo, 23).

8. Parque de Atracciones. A veces a mis amigos y a mí nos entra un momento de locura y nos vamos allí a pasarlo bien y soltar adrenalina. Además, soy un fan absoluto de las montañas rusas, puedo decir incluso que me pirran. No exagero si digo que la ilusión de mi vida es hacer un recorrido por las montañas rusas más extravagantes del mundo. (Casa de Campo s/n).

9. Barbería Chamberí 5. Es un local como los de antaño, de los de toda la vida. Tiene un ambiente muy chulo, y a los hombres nos arreglan la barba y el pelo con paciencia y mimo. (Plaza de Chamberí, 5).

10. Filmoteca Española. El cine Doré, el más antiguo de Madrid, lo transformaron en lo que es ahora el archivo de la Filmoteca. Los precios de las entradas son bajos, pero sobre todo me encanta porque proyectan películas clásicas, imprescindibles para cualquiera que ame el séptimo arte (Calle Magdalena, 10).