Las nuevas caras de Muchachito y Lichis

En algunos aspectos, vidas paralelas, o semejantes mejor dicho. A ambos se les conoce por sus seudónimos, tienen en Madrid su lugar de residencia y los dos nacieron en Barcelona con cinco años de diferencia. Miguel Ángel Hernan­do, en 1970, y Jairo Perera en 1975. En sus tiempos mezclaron la rumba con el rock y otros sonidos verbeneros. Hoy coinciden en los escenarios madrileños con sus respectivos proyectos en solitario. El mayor, conocido como Lichis, en el Cats, y el menor, Muchachito, en La Riviera.

Lichis hizo suya La Cabra Mecánica, y Muchachito aquello del Bombo Infierno, dos proyectos colectivos pero creados a la imagen y semejanza de cada uno de ellos. La Cabra supuso un revulsivo a comienzos de este siglo y en su disco más apabúllate (Vestidos de domingo, 2001), rescató del túnel del tiempo a una ar­tista tan grande como María Jiménez, reivindicada luego por Joaquín Sabina. El Bombo Infierno popularizó a nivel nacional el sonido del barrio barcelonés del Raval, algo así como el Lavapiés madrileño y su mezcla de culturas, razas y nacionalidades.

Lichis ahora parece más un cantautor al uso, de guitarra y ta­bu­rete, de canciones más simples y textos más íntimos, tal y como se des­pren­de del disco que pone de largo esta noche, Modo avión, primero de su nueva eta­pa. Jairo sigue su recorrido mestizo, pero también ahonda en la sencillez. To­davía no tiene disco, pero algunas de las canciones que tenía guardadas pa­ra el próximo en solitario le quemaban en las manos y ha decidido hacer una gi­ra para darlas a conocer a la que ha llamado La Maqueta. Está noche en la Ri­viera estará solo, pero se atreverá a tocar muchos instrumentos a la vez.

Desde Cambridge, Inglaterra, llega el stoner rock de The Uncle Acid & Deadbeats, una banda que con solo media docena de años de existencia ha conseguido convertirse en una de las referentes del género. Presenta hoy en Arena su reciente disco The night creeper, cuarto de su carrera. En un tono absolutamente distinto, la noche de hoy se podría completar en el Búho Real con el joven cantante madrileño Nacho Taboada, todo una artista a la hora de crear un nuevo género que une el bolero y la cumbia con el rock sureño americano y el rockabilly.

Mañana sábado el rock se hace estruendo en el GarridoRock, que celebra su novena edición en la sala Penélope. Cabezas de cartel son Def Con Dos, con su nuevo proyecto Dos tenores def. Les secundan Envidia Kotxina, de gira por su vigésimo aniversario, Debruces y Discordia, grupos de alto voltaje y contundencia. Fiereza, pero de forma más sutil, la sirve también mañana el dúo californiano Two Gallants. Apabullaron hace tres años en la sala Caracol, pero ahora vienen con más fuerza y seguidores que antes, y un maravilloso disco reciente entre las manos, We are undome. Podría decirse que son la versión indie de Nirvana, adaptada a la segunda década del siglo 21.

La canción negra se manifiesta mañana en Tempo con Erin Corine, natural de Chicago pero afincada largas temporadas en Madrid. Y el domingo se alterna el jazz sutil del guitarrista estadounidense John Pizzarelli, en el recién reinaugurado Clamores, con el metal vikingo de los finlandeses Ensiferum en la sala Caracol.