Betoret dice que Camps le engañó “vilmente” en el caso de los trajes
El ex alto cargo se enfrenta a 11 años de cárcel por amañar contratos para la trama Gürtel


Rafael Betoret, ex jefe de gabinete de la Consejería de Turismo valenciana y el hombre más expuesto en el primer juicio a la trama Gürtel porque ya fue condenado en 2011 por aceptar regalos de la red, se ha declarado este lunes inocente de los millonarios amaños de los que está acusado junto a otras 12 personas en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana. El ex alto cargo, que se enfrenta en este juicio a 11 años de cárcel, ha mantenido que el expresidente de la Generalitat Francisco Camps le “engañó”.
Betoret reconoció hace cuatro años haber aceptado prendas de ropa de la trama por un valor cercano a los 15.000 euros en una sentencia que es firme y en la que fue condenado también Víctor Campos, exvicepresidente del Gobierno valenciano. En el mismo procedimiento Camps y el ex secretario general del PP regional Ricardo Costa fueron absueltos por cinco votos a cuatro por un jurado. Betoret ha negado este lunes aquellos hechos y ha afirmado que nunca recibió regalos de Álvaro Pérez, El Bigotes, Pablo Crespo y el supuesto líder de Gürtel Francisco Correa.
“Yo me conformé (aceptar la culpabilidad antes de la vista oral) porque mi abogado me dijo que iba a ser mucho más barato hacerlo que ir a juicio. Me engañaron vilmente porque me dijeron que había un acuerdo para que todos los acusados lo hiciéramos. Me negué hasta el último momento. Firmé porque el señor presidente de la Generalitat”, Camps, “me dijo que firmara”.
La fiscal le ha señalado que, tras ser condenado, Betoret devolvió la ropa, lo que reforzó la idea de que los había aceptado. El exjefe de gabinete, acusado ahora de prevaricación, tráfico de influencias y falsedad documental por el supuesto amaño de cinco contratos públicos relacionados con el pabellón valenciano en Fitur por importe de cinco millones de euros, ha afirmado que entregó al tribunal otras prendas de ropa: “Entregué trajes y abrigos que tenía en mi armario y les quité las etiquetas”.
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