La Sagrada Familia traslada sus taquillas al interior para evitar colas

Se acabaron las colas que daban la vuelta a la manzana en la Sagrada Familia. Desde hoy, los visitantes deberán esperar turno dentro del recinto para comprar su entrada. El templo ha estrenado sus nuevas taquillas, ubicadas en una sala exterior frente a la fachada de la Pasión. La novedad es que estas ya no están hacia la calle, sino en un espacio al que se accede desde el patio aledaño a la rampa que lleva a la cripta.

La Junta Constructora cumple así con una vieja reivindicación de los vecinos, que el año pasado salieron a la calle para protestar contra las masas de turistas que impiden el tráfico fluido de peatones en la zona. La nueva estructura tiene capacidad para 250 personas, aunque el director de seguridad y operaciones de la basílica, Marc Martínez, ha explicado que la cola suele ser de 200.

Martínez ha asegurado que la medida forma parte de un proyecto para evitar aglomeraciones en el que la organización trabaja desde 2011, que incluye el fomento de la venta de entradas por Internet. El 80% de los visitantes usa este medio para comprarlas. Para este mismo fin se han habilitado puntos de connexión wifi en las inmediaciones del templo y códigos QR que faciliten el acceso a la página web donde se pueden adquirir las entradas. A las seis taquillas tradicionales se suman otros cuatro puntos de venta automáticos. La nueva distribución ha supuesto la creación de una decena de puestos de trabajo durante la temporada alta.

Los vecinos, sin embargo, tendrán que seguir sorteando los grupos de turistas que se amontonan en los alrededores para echar un vistazo a los souvenirs o hacerse una selfie con el templo de Gaudí de fondo. "Esperamos que ahora el barrio se pacifique de una manera más firme", ha comentado una portavoz de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia. El monumento recibe a una media de 8.000 personas cada día y este año la asistencia ha crecido entre un 5%, según Martínez. Uno de cada cinco vecinos cree que el turismo es el principal problema del barrio, según la encuesta de servicios municipales publicada por el Ayuntamiento a finales de 2014.