Un barrio decorado desde dentro

Como si un interiorista loco se hubiera adueñado del barrio de las Letras para decorar una casa delirante, este puñado de calles se llena estos días de todo tipo de muebles e intervenciones artísticas. Lamparas, cómodas, butacones, chaise longuesy todo tipo de coloridos objetos (algunos no se sabe si tienen nombre) son los protagonistas de la sexta edición de DecorAcción, una especie de festival al aire libre de la decoración que se celebra entre ayer y el domingo.

El objetivo es acercar el interiorismo al ciudadano y hacer valer a los interioristas españoles contemporáneos. Además de jóvenes talentos, participan algunos nombres internacionales como Pascua Ortega, Pablo Paniagua, Melián Randolph, Erico Navazo y Luis García Fraile, que ya despliegan sus proyectos por buena parte del mundo. “Después de unos años de crisis —porque este fue el último eslabón en sufrir el pinchazo inmobiliario—, durante la cual hubo un movimiento latente de formación y trabajo, ahora el interiorismo español vive un momento fantástico, demostrando que es competitivo, y queremos mostrárselo a la gente”, explica Marta Riopérez, directora de la revista Nuevo Estilo, que organiza las jornadas junto con la asociación de comerciantes del barrio.

Se trata, también, de transmitir la idea del interiorismo como algo necesario, pero que también entra en el ámbito de lo creativo, como ocurre con otras disciplinas como la moda o la gastronomía. Una percepción que no siempre alcanza al público.

La Plaza, situada en MediaLab Prado (Alameda, 7), es el centro neurálgico de DecorAcción, una especie de plaza mayor de esta república independiente de la decoración (que diría una multinacional sueca del ramo) donde se podrán comprar flores (protagonistas este año del festejo) o comer en food trucks. En la Casa de Lope de Vega (Cervantes, 11) se puede ver la exposición de jóvenes creadores Audi Innovate DesignTalent, una instalación luminosa de Sergio Saúca en Impact Hub Madrid (Gobernador, 26) u otra de Mar Vera y Víctor Camacho en la sala Siluro (Cervantes, 3).

El mercadillo de antigüedades, en la calle Cervantes y alrededores, es lo que le da vidilla al asunto, que reunió el año pasado a 210.000 visitantes. Por los comercios, fachadas, escaparates y restaurantes del barrio, aquí y allá, se podrán descubrir hasta 105 intervenciones. Y los vecinos decorarán sus balcones, como en Córdoba, para participar en un concurso. “Queremos ver la ciudad llena de flores”, dice la directora.

Además, es buen momento para coger el pulso a las nuevas tendencias: “Después de mucho tiempo mirando atrás, hacia lo vintage, ahora se acerca el tiempo del preciosismo, los buenos acabados, la calidad. También del cuidado por la iluminación de los hogares y por estilos menos recargados, hacia la falta de estridencia”, explica Riopérez.