Pocos ganan, muchos pierden

Un piso elevado y diáfano en un rascacielos del distrito financiero de Fráncfort. Un tipo trajeado se da la vuelta ante la cámara: "En una sala como esta, un lugar sagrado, una trade room, cabrían un centenar de brokers". Es Rainer Voss, ejecutivo alemán de banca, un hombre que delante de una cámara cuenta cómo se llegó a la crisis financiera desde un punto de vista único: el de un poderoso trabajador de un banco de inversiones. El documental Confesiones de un banquero, de Marc Bauder, acaba de ganar el premio a mejor documental europeo y es una descripción reveladora de cómo y quién empujó a Europa a la actual debacle económica. Voss no es un radical: ama el capitalismo, pero asegura: "Lo que me enfurece es en lo que se ha convertido el sistema. Se ha pervertido". En su primer día de trabajo como trader ganó más que lo que su padre ingeniero ahorró en toda su carrera. "Creamos innovaciones financieras. Logramos que la economía real se subordinara a la financiera. Y sobre todo, se desregularizó el mercado. No existe el libre mercado. ¿La crisis es culpa de la desregularización? No. ¿Es un prerrequisito? Desde luego". Y explica los trucos sucios, las jugadas para que unos (pocos) ganen y otros (muchos) pierdan: "Es fácil hacer ganar una millonada con minúsculos movimientos de precios. Si tienes millones de euros a tu disposición para invertir, solo necesitas que el precio varíe un 0,0001% para obtener grandes beneficios. En la pirámide alimenticia mercantil, empresas como Siemens o Volkswagen son más listas que un banco. Y debajo de ellos estarían las compañías intermedias, los Gobiernos locales y los inversores privados. Hay un viejo dicho en las bolsas: los inversores privados siempre pierden. Hace dos décadas, una acción estaba unos cuatro años en manos de su dueño. Hoy la media es de 22 segundos". El sencillo y revelador Confesiones de un banquero puede verse el miércoles y el jueves en la Cineteca Matadero.