La intensidad del movimiento de la mano de Marie Chouinard

En 1990 la solista y coreógrafa canadiense Marie Chouinard fundó su propia compañía, que desde entonces ha actuado más de 1.000 veces en casi todos los grandes escenarios del mundo y ha participado en los más prestigiosos festivales internacionales. Su espectáculo Body Remix / Goldberg Variations llega este viernes al Teatro Arriaga de Bilbao.

En él, la coreógrafa convierte a sus bailarines en muñecos, cyborgs o animales que se mueven sobre el escenario proyectando líneas en lo invisible con una gran intencionalidad e intensidad afectiva. El uso de elementos como muletas, prótesis, palos de ski, raquetas, arneses o cuerdas generan una imagen ambigua y chocante que se complementa con la voz y el sonido del piano de Glenn Gloud.

Marie Chouinard explica que, en los primeros ensayos, los 10 bailarines que componen el equipo y ella trabajaron sobre las Variaciones Goldberg de Bach, tal y como las interpretó el genial Glenn Gould en su grabación de estudio de 1981. Gran admiradora del pianista, también canadiense, Chouinard explica que se decantó por utilizar como base su voz, con sus características cadencias orales, en una entrevista de radio dedicada a esta peculiar interpretación.

La respiración, el sonido de las zapatillas de ballet sobre el escenario -algo impensable en ballet clásico-, todo ello genera un ambiente de suspense que no deja indiferente al espectador. La coreografía de Marie Chouinard incorpora los mejores elementos de la danza clásica con toques transgresores. El resultado es una pieza abstracta que no ha estado exenta de controversias, no en vano carece de línea argumental y juega con prótesis que a primera vista pueden implicar sufrimiento y dolor. La puesta en escena, sin embargo, transmite una fluidez de movimientos y una libertad que viene precisamente de la integración de dichos elementos.

A veces solos, otras en dúos, tríos o en grupo completo, los diez componentes del cuerpo de baile recorren el escenario casi desnudos pero utilizando zapatillas de ballet clásicos, sorprendiendo con movimientos inesperados, recreando luchas tribales o escenas amorosas, revelando un mundo de luz original, sonidos codificados y formas poéticas. La coreógrafa canadiense define la danza como un arte sagrado y virtuoso en el que la materia prima no es solo "músculo, hueso y carne, sino también el aura, el instinto y el pálpito de la vida en el cuerpo humano". En esa línea, el espectáculo de danza que llega a Bilbao propone 105 minutos de experimentación sobre la intensidad afectiva del movimiento y sobre los límites del cuerpo humano.