El mundo se acaba. Y qué
Los vizcaínos We Are Standard logran una entrada discreta en la Joy Eslava

Los líderes emblemáticos del pop han de ser, además de artistas, personajes. Deu Txakartegi va camino de conseguirlo con creces. El hombre al frente de los vizcaínos We Are Standard se plantifica en el escenario de la Joy Eslava como un ejecutivo hortera, con traje estrecho y paquetero, pantalones ridículamente cortos, gafas de pasta blanca y zapatos sin calcetín. Su director de proyectos le repudiaría en la oficina, pero como cabecilla de We Are Standard no tiene precio. Aunque resulte desgarbado, dejó claro que no se corta un pelo. Y anoche, pese a la entrada discreta, incitó a quemar las naves, a mandarlo (casi) todo al carajo. No importa que seas atildado o hirsuto, que optes por el garrafón, el zumo de pomelo o el jarabe isotónico: desmádrate.
Los de Getxo presentaban su tercer título, el brevísimo Great state, y desde The good ones ’dejaron claro que escuchan obsesivamente a Primal Scream. Summer representa la apoteosis de la psicodelia, con segundas voces como un eco eterno y los metales bajo los efectos de las pastis. Y 07:45 (Bring me back home) ejerce de sencillo magnífico, con teclado adictivo y lluvia de confeti.
Txakartegi habló sin descanso sobre el fin del mundo: “No hay más que leer National Geographic. Está clarito. Estamos muertos”. Pero dio a entender que debemos preocuparnos solo lo justo. El mundo se acaba y a nosotros, plim. Mientras se consuma la hecatombe, queda el funky’de Bye bye bye, el falsete de The last time (descocado como un vinilo de los Bee Gees) o, en el colmo del desmadre, los silbiditos de Love me.
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