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crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘La rabia bajo la piel’: novelística de la brutalidad, la perfidia y la injusticia

Sorj Chalandon toma como argumento la que pudo ser la historia real de un huérfano internado en una colonia penitenciaria francesa para dar forma a una historia que también permite creer en la capacidad de practicar la decencia

Leonardo Padura

Mientras avanzaba en la lectura de La rabia bajo la piel (Seix Barral, 2025; L’enragé, edición francesa de 2023), asimilando a duras penas las manifestaciones de los niveles de perversión y crueldad que puede albergar la condición humana, no podía dejar de relacionar lo que narraba su autor, el novelista francés Sorj Chalandon, con una nutrida tradición de la novela de su país empeñada en hurgar en esos fosos del comportamiento de los hombres y en los modos en que las sociedades suelen tratar a los más débiles, los más vulnerables, los excluibles. Desde el Víctor Hugo de Los miserables y el Dumas de El Conde de Montecristo hasta los relatos naturalistas de Zola (y no olvidemos al célebre Papillon de Henri Charrière) , se ha acumulado una novelística de la brutalidad, la perfidia y la injusticia que se ha empeñado, como pocas, en revelar lo que somos capaces de hacer los humanos cuando practicamos la maldad contra nuestros semejantes. Una narrativa que siempre altera nuestros sentidos y que, en muchos pasajes de esta novela, puede desbordar nuestra capacidad de tolerancia y asimilación.

Tomando como argumento lo que pudo ser la historia real de Jules Bonneau, el huérfano rechazado por sus abuelos que es internado en 1932 en la colonia penitenciaria marítima y agrícola de Huate-Bouloge en la isla bretona de Belle-Ille-en-Mer, Sorj Chalandon nos propone en La rabia bajo la piel un viaje a los infiernos que han sido, que pueden ser, las existencias de muchas personas y, como única recompensa de alivio en la narración, recibir también la certeza de las fortalezas físicas y mentales que, como beneficio redentor, también puede albergar el hombre.

Narrada en una primera persona poco convencional, que integra en su discurso otras perspectivas que van de lo que realmente ocurre a lo imaginado, de lo presenciado por otros a lo conocido por el narrador, la voz del adolescente-joven Jules Bonneau registra la terrible experiencia de los niños descarriados, huérfanos abandonados muchos de ellos, y que, con el supuesto propósito de ser reeducados, eran internados hasta que llegan a la mayoría de edad en esa colonia penal rodeada por un océano agreste. Allí, más que educación o formación profesional, los reclusos no solo fueron sometidos a todas las humillaciones, palizas y vejaciones (no podían faltar las de carácter sexual) que formaban parte natural de la disciplina reformatoria del reclusorio, sino que además debieron entregar su fuerza de trabajo en un sistema de esclavitud moderna practicado en la Francia republicana y democrática de la época.

Chalandon conforma la personalidad de un rebelde incorregible que, pese a todos los castigos, jamás puede ser quebrado

Con la voz de Jules Bonneau, conocido en la colonia como El Tiña, Chalandon conforma la personalidad de un rebelde incorregible que, pese a todos los castigos, jamás puede ser quebrado. A su alrededor, vistos desde su perspectiva, aparecen los diferentes caracteres de los condenados, muchos de ellos típicos de sitios como esa infernal colonia. Entre ellos estaba, como no podía dejar de estar, el huérfano más joven y más débil, encarnado por Camile Loiseau, al que El Tiña, sin saber bien por qué, en un momento decide comenzar a proteger. Del otro lado del poder está la galería de guardias y custodios empeñados en practicar los más diversos métodos de represión física de los niños condenados.

Quizás en el momento en que la sensibilidad lectora llega a sus límites de aceptación de tanta perversidad, se produce un importante giro dramático en el relato que moverá su derrotero argumental fuera de los muros de la colonia penitenciaria. La fuga que intentarán Jules y Camile y las peripecias que a partir de este momento narra el libro son, a mi juicio, su momento literario más conseguido, pues desde los bastante previsibles desmanes descritos como parte del feroz sistema disciplinario del presidio se pasa a una situación en la que los caracteres de los personajes, sus decisiones, sus acciones y sus destinos tienen diversas posibilidades de realización, poseen el beneficio de la decisión. Y es en esa atmósfera menos manida, más dramática, que se genera la mejor tensión creada por el novelista y con la que se moverá el relato hasta su desenlace… que no adelantaremos.

Toda esta parte de la novela funciona entonces como un contrapeso redentor a los horrores de sus primeros capítulos. El destino del joven Jules Bonneau dependerá en todo este tramo de la obra de las personalidades y del temperamento de una galería de personajes en los cuales existen muy diversos modos de entender la vida y la sociedad. Así, desde bondades incombustibles hasta maldades encarnadas, pasando por dudas, traiciones y fidelidades, este coro de figuras, de los que dependerá el presente y el futuro del evadido Jules, le aportan una notable densidad dramática al texto pues se genera a partir de los mucho menos previsibles comportamientos de ese reparto.

¿Cuánto de historia real, cuánto de ficción hay en esta novela de Sorj Chalandon que viene a ser como un complemento de su pieza anterior, Hijo de un bastardo (Seix Barral, 2023)? Creo que, en esencia, semejante proporción no importa. Si algo interesa es entender que lo ocurrido con las vidas de esos niños tras los muros de Huate-Bouloge y en el territorio de la isla fueron una realidad que está documentada. Lo trascendente es saber que Jules Bonneau existió y tuvo otra historia fuera de la isla calabozo, pero más afecta saber que gentes que podemos ver adorar a sus hijos y pasear a sus queridos perros, son capaces también de ejercer las violencias más abominables pues esas actitudes también integran la naturaleza humana.

Ya galardonada con los premios franceses Patrimoines y Eugène Dabit, finalista del Renaudot, La rabia bajo la piel (hubiera preferido la traducción literal de “la furia” para su edición en español) es de esas obras de arte que nos atacan directamente al corazón, que nos abocan al asco, pero que además nos regalan un respiro para permitirnos creer que los seres humanos también somos capaces de sentir y entregar amor, de practicar la bondad y la decencia.

La rabia bajo la piel

Sorj Chalandon
Traducción de Adolfo García Ortega
Seix Barral, 2025
384 páginas, 20,90 euros

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Sobre la firma

Leonardo Padura
Escritor y periodista cubano. Autor de catorce novelas, Reconocido con premios como el Princesa de Asturias de las Letras 2015, Premio Nacional de Literatura de Cuba 2012, Orden de las Letras de Francia 2014. Escribe y vive en La Habana, Cuba.
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