Shakespeare en la Argentina de Milei
Gabriel Chamé trae a la actualidad esta comedia política sobre la inflexibilidad moral, en un montaje divertidísimo, lleno de piruetas físicas y conceptuales, que se representa en Carballo, Valladolid, Barcelona y el FIT de Cádiz


Para que sus gobernantes no se dieran por aludidos, Shakespeare, Lope, Calderón y compañía situaban la acción de sus comedias políticas en Venecia, Hungría o Polonia. “Cualquier parecido de su Majestad con el Duque Vincentio es pura coincidencia”, vendría a decirle entre líneas el autor de Medida por medida al rey Jacobo I de Inglaterra, en cuya Corte estrenó esta función en 1604. Originalmente transcurría en Génova, pero, para evitar suspicacias, Shakespeare trasladó su acción a Viena, donde acontece el montaje mordaz, veloz, preciso, revelador y desopilante que Gabriel Chamé y el Complejo Teatral de Buenos Aires tienen en gira por España, aunque todo el sistema de alusiones que manejan sus cinco incisivos intérpretes remite a la Argentina actual.
Medida por medida es un dilema, porque se mueve entre dos aguas: las cristalinas del género cómico y las turbias del poder. Vincentio, su coprotagonista, gobernante falto de determinación, decide dejar la Corte en manos del puritano Ángelo, para que aplique la ley sin contemplaciones, como un Cromwell avant la lettre. Dela noche a la mañana, la elasticidad moral de los vieneses se ve constreñida por una normativa estricta. Por mucho que sus protagonistas digan estar en la capital austríaca, el montaje de Chamé recién representado en los Teatros del Canal se refiere a la Argentina de hoy. ¿Dónde si no puede devaluarse y evaporarse ipso facto un billete de 20.000 pesos (de 50 euros en la adaptación española), como sucede durante un fantástico número de magia de cerca de Nicolás Gentile, intérprete de Ángelo? Una cámara manejada por él mismo agiganta el truco en una pantalla.
Acróbata, prestidigitador, funámbulo sobre el alambre de una actuación vertiginosa, Gentile sobrevuela a su personaje, lo aterriza y hace cabriolas con él sin perder la cadencia de su disloque moral. A la hora de la verdad, este Ángelo no solo es incapaz de observar la abstinencia sexual que le exige a sus conciudadanos solteros, sino que se embarca en un viaje a su isla de Epstein particular, pues no repara en medios para corromper a Isabel, la novicia. Su doblez diabólica prefigura la de Roy Cohn, el abogado gay de Angels in America contrario a los derechos de los homosexuales.
En Medida por medida, Chamé, mimo virtuoso, payaso del Cirque du Soleil, profesor de actores, productor independiente y director perspicaz, extrae lo mejor de su diestro quinteto de intérpretes: cada uno de ellos se lanza a hacer piruetas cómicas con la alegría del trapecista que se arroja al vacío, confiado en que la mano firme de un compañero le recogerá en el aire. Sus diálogos, picados, extremados, sin bajones ni tiempos muertos, corren con la precisión con la que una máquina de coser se desliza sobre la tela. Esta compañía guía al público a través de un campo minado de sorpresas: hay instantes en los que se escucha caer un cabello seguidos de otros donde una bomba termobárica estalla sin aviso.
El Duque de Matías Bassi es a la vez galán de opereta, payaso carablanca y líder manipulador. Elvira Gómez hace de su Isabel un ciclón de fuerza cinco: sus hipogritos huracanados no dejan piedra sobre piedra. Agustín Soler es un diestro creador de realidades cómicas excéntricas. Marilyn Petito convierte a sus personajes en alegorías de la perplejidad, la ingenuidad o la voluntad vencida por la inercia. El trabajo de todos ellos, sin desperdicio, combina guasa, ductilidad y una pericia técnica inaudita. Ensayaron durante siete meses: también eso hace la diferencia con las producciones que copan la cartelera, confeccionadas en seis semanas.
‘Medida por medida (La culpa es tuya)’. Autor: Shakespeare. Traducción, versión y dirección: Gabriel Chamé. Carballo (A Coruña), 17 de octubre. Valladolid, 18. Barcelona. La Villarroel, 25 al 28. FIT de Cádiz, 30.
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