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Crítica Literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¿Cómo eran los soldados de Franco? Un ejército para una guerra total

Miguel Alonso Ibarra revisa con visión crítica en este necesario ensayo los estudios militares existentes sobre el frente sublevado en la Guerra Civil, lastrados por la épica y la retórica de la gloriosa cruzada

Nuevos reclutas de las tropas franquistas posan para una imagen propagandista nazi en el cuartel de caballería de Salamanca, España, en diciembre de 1936.

¿Otro libro sobre la Guerra Civil? Pues sí, y uno muy bueno, por cierto, además de ser absolutamente necesario para profundizar en nuestra comprensión del conflicto. Y es que la inmensa mayoría de los estudios, novelas y películas sobre la guerra española se ocupan, en realidad, de lo que sucedía en la retaguardia, no de la lucha en los frentes, de la que finalmente se derivaba todo lo demás, desde decisiones políticas hasta reconocimientos diplomáticos, pasando por cambios sociales y actividades culturales. Sin duda, es chocante el relativo segundo plano en el que han permanecido batallas y combatientes, ya fueran voluntarios o soldados a la fuerza. Por contraste, resultan innumerables las ocasiones en las que, de norte a sur, hemos visto repartirse estopa a los azules y grises que protagonizaron la Guerra de Secesión norteamericana.

Así las cosas, Miguel Alonso Ibarra ha decidido coger su fúsil, bajar al fango de las trincheras y acercarse al máximo a la experiencia de combate de los soldados del ejército franquista. Los ha acompañado durante su movilización, equipamiento e instrucción, incluso ha compartido sus correrías en los permisos disfrutados lejos de la primera línea, fundamentales para la moral de la tropa, la forja de lazos de camaradería y la cohesión de las unidades. También, a través de un conocimiento detallado de las fuentes (Archivo General e Histórico de la Defensa, Archivos Militares de Ávila, Segovia y Guadalajara), el autor ha sido capaz de seguir el rastro de aquellos soldados considerados inadaptados. Ya fuera por disidencia política, por no acomodarse al modelo imperante de masculinidad, que podía ignorar la moralidad católica ante la prostitución, pero no ante prácticas heterodoxas como la homosexualidad, pero sobre todo por no participar del “modo rebelde de hacer la guerra”. Dicho modo, una “confluencia entre necesidad militar y motivación ideológica”, se caracterizaba por solventar las carencias técnicas y materiales, así como el afán de notoriedad de mandos y formaciones, a fuerza de sangrientos asaltos frontales, verticalidad extrema y amenazas de castigo. Todo ello bien sintetizado en la fórmula: “La Laureada o el paredón”.

La realidad contradice la imagen franquista tradicional, que presentaba a su ejército como una máquina perfectamente engrasada y a sus uniformados como una “hermandad combatiente” sin fisuras

Se trata de aspectos novedosos respecto a la imagen franquista tradicional, que presentaba a su ejército como una máquina perfectamente engrasada y a sus uniformados como una “hermandad combatiente” sin fisuras. Una visión perpetuada por las obras de los hermanos Salas Larrazábal y la serie de monografías coordinadas en los setenta y ochenta por José Manuel Martínez Bande para el Servicio Histórico Militar, de innegable utilidad pero que, veteranos ellos mismos del bando sublevado, necesitaban de una revisión desapasionada como la llevada a cabo por Miguel Alonso. No por casualidad, el autor es uno de los impulsores de la Revista Universitaria de Historia Militar (RUHM), principal foco de renovación en España de los estudios sobre la guerra.

La épica y la retórica de la gloriosa cruzada, objeto de análisis como parte de la construcción de la narrativa nacionalista de la victoria, dejan así paso a una mirada crítica, que incluye el cuestionamiento de muchos otros mitos, como la equiparación de la contienda a un conflicto de carácter colonial o la afirmación de que Franco ralentizó voluntariamente, por interés político y represivo, el ritmo de la guerra. En sentido contrario, e incluso con alguna reiteración excesiva que supone el único lastre de la obra, Miguel Alonso demuestra que, pasados los primeros meses, en España tuvo lugar una guerra total, es decir, “moderna, de masas e industrial”, con un grado de destrucción y de tecnificación sin precedentes incluso a nivel continental. Es por ello que “la Guerra Civil española fue una guerra lenta por necesidad”, por sobrevenida y porque enfrente se encontraba el Ejército Popular de la República, aquejado de las mismas carencias, agravadas además con el curso de los acontecimientos, pero en absoluto una comparsa. Por añadidura, aunque la lentitud de la conquista territorial fuera efectivamente aprovechada para depurar al enemigo republicano, tampoco es que Franco tuviera demasiados problemas en continuar con la represión una vez alcanzara sus últimos objetivos militares y consolidara el nuevo Estado.

A este respecto, algunas de las mejores páginas del libro se ocupan de desentrañar la guerra misma como experiencia de politización y forja de los apoyos sociales a la dictadura. Se rechaza para ello tanto la “foto fija” como el blanco o negro, para dar buena cuenta de la “variedad de actitudes que mostraron los soldados rebeldes […] desde la adhesión ferviente, la aquiescencia, el apoyo interesado, la tolerancia o la resignación hasta la resistencia y la oposición activas" actitudes además que “en no pocas ocasiones” habitaron de forma simultánea “un mismo individuo”. Quién sabe si uno de ellos no fue el propio abuelo del autor, Lorenzo, al que se dedica la obra “porque esta historia siempre fue la suya”. Quién sabe, podríamos añadir, si no fue el de cualquiera de nosotros.

Cruzados sin gloria

Miguel Alonso Ibarra
Pasado & Presente, 2025
666 páginas. 29 euros

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