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Crítica Teatral
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Un tranvía llamado Deseo’: caminos plausibles para un melodrama de Tennessee Williams

Nathalie Poza y Pablo Derqui protagonizan un montaje mimético de David Serrano en el que destaca la organicidad del trabajo de María Vázquez y Jorge Usón

Nathalie Poza (Blanche) y María Vázquez (Stella), en una escena de 'Un tranvía llamado deseo', dirigida por David Serrano.
Javier Vallejo

La fantasía sale mal parada cuando se enfrenta con la realidad, lo mismo en el Quijote que en Un tranvía llamado Deseo, la función que dirige David Serrano en el Teatro Español. Como Alonso Quijano, Blanche DuBois, protagonista de la obra de Tennessee Williams, vive en un mundo anticuado, idealista y libresco, a punto de irse por el desagüe de la historia. Esta mujer hipersensible, llena de ilusiones truncadas, tiene algo de Nina, la joven protagonista de La Gaviota, de Chéjov, aspirante a actriz que llega agotada a su madurez. Pero su modelo de carne y hueso es Rose, hermana de Williams, que escribió el tranvía cuando ella llevaba años internada en un psiquiátrico del que nunca saldría: tal será el fin de Blanche; en Kowalski, su virulento cuñado, confluyen el alcoholismo del padre del autor y la personalidad colérica de Pancho Rodríguez, su novio.

Elia Kazan, director del estreno absoluto en 1947 y del film de 1951, dice que no consiguió entender la relación de amor y de maltrato que une a Kowalski con Stella, hermana de Blanche, hasta que vio una trifulca entre Rodríguez y Williams. La cinta de Kazan refleja fidedignamente un tiempo, recién acabada la II Guerra Mundial, en el que los Estados Unidos dictan un orden nuevo en el que la aristocracia europea a la que Blanche representa pinta entre poco y nada. Un tranvía… combina el realismo poético, el costumbrismo social (con su retrato de un proletariado sin conciencia de clase) y el melodrama: en sus acotaciones, Williams anota las melodías que deben sonar. La película de Kazan es la primera en la que se usa el jazz como música incidental (la que únicamente oye el espectador) y no solo como música diegética (la que escuchan los personajes).

Quien ha visto esta cinta recuerda las actuaciones de Marlon Brando y de Vivian Leigh, excelentes cada una en su género. La interpretación más matizada de Jessica Lange en la versión televisiva de 1995 sirvió para aclarar que Blanche no es una loca, sino una víctima del acoso de gente como Kowalski, que la considera una amenaza. En la labor de Lange, se aprecia que las cuatro décadas transcurridas entre ambas filmaciones cambiaron la perspectiva del ciudadano medio sobre la salud mental. En su adaptación de 2001 para la Volksbühne berlinesa, Frank Castorf señaló a Kowalski (transformado en un exsindicalista de Solidaridad) como el verdadero demente de un grupo de personajes que simboliza el fracaso del mal llamado sueño americano. La Blanche del montaje de Diego del Río, que acaba de cerrar su tercera temporada en Ciudad de México, es fuerte y no se arruga ante su rival.

En el montaje de David Serrano, confeccionado con mucho oficio y buenos mimbres, pero apegado a la época original y a la película, no se advierte relectura alguna, como tampoco la había en el de Mario Gas de 2011. Por su extremado repertorio gestual, la Blanche de Nathalie Poza parece un caso clínico antes que una víctima de la gente sin escrúpulos que la vida puso en su camino: de estar más contenida, enriquecería el saturado arco emocional de su nerviosa y trémula criatura. El Kowalski de Pablo Derqui es vigoroso, rudo, algo más tibio que el de Brando. María Vázquez le imprime una armonía natural y una pasión luminosa a su Stella. Jorge Usón compone con un trazo redondo su certero dibujo del amigo bonancible del cuñado airado. Carmen Barrantes se desenvuelve con una organicidad admirable. El público aplaudió la función en pie.

Un tranvía llamado Deseo

Texto: Tennessee Williams. Dirección y adaptación: David Serrano

Intérpretes: Nathalie Poza, Pablo Derqui, María Vázquez, Jorge Usón, Carmen Barrantes, Rómuclo Assereto, Mario Alonso, Carlos Carracedo.

Teatro Español. Madrid. Hasta el 27 de julio. San Javier, 3 de agosto.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.
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