Milei veta una subida de las pensiones aprobada por la oposición en el Congreso
El presidente argentino considera que la ley, a la que se suma otra que otorga más fondos por discapacidad, atenta contra el equilibrio fiscal


Javier Milei cumplió este sábado con su amenaza y puso la firma al veto de dos leyes aprobadas el 10 de julio pasado por una mayoría opositora en el Congreso. La primera establecía una subida del 7,2% para las pensiones, las más afectadas por el ajuste fiscal impulsado por el Gobierno: la segunda, declaraba la emergencia en discapacidad y aumentaba la ayuda que el Estado otorga por invalidez. El presidente sostuvo desde el primer día que las normas atentaban contra el superávit fiscal, su principal bandera de gestión, y que su aprobación fue un “intento de golpe institucional” perpetrado por el peronismo en su versión kirchnerista.
El veto presidencial regirá desde el lunes, cuando el decreto se publique en el Boletín Oficial. La ultraderecha, que es minoría en el Congreso, deberá ahora negociar con sus aliados, todos circunstanciales, para conseguir el apoyo de 86 diputados. Ese es el número mágico que le permitiría defender el veto ante el intento opositor por anularlo con dos tercios de los votos de la Cámara baja, como establece la Constitución.
No es el mejor momento político para ello: Argentina entra en período electoral y la Casa Rosada ha roto puentes con todas las fuerzas que, hasta ahora, le habían garantizado la gobernabilidad en el Congreso. La llave la tenían los gobernadores no peronistas, que ya salvaron con el voto de sus senadores un veto anterior de Milei a otro aumento de las pensiones aprobado en septiembre de 2024.
Apenas asumió el Gobierno, Milei estableció por decreto que desde abril de 2024 las jubilaciones se actualizarían por inflación y no por una combinación entre aumentos salariales y recaudación del sistema previsional, como ocurría hasta entonces. El problema fue que el decreto no tuvo en cuenta el 20,6% de subida del IPC registrado en enero del año pasado, con el consiguiente ahorro para las arcas fiscales y el daño evidente para los ingresos de los jubilados. La estrategia fue parte del plan “licuadora” de los gastos con el que Milei alcanzó el superávit fiscal en el primer trimestre del año. Los intentos opositores por revertir el recorte han sido hasta ahora infructuosos.
La incógnita es ahora si Milei logrará el apoyo de los gobernadores aliados. La semana pasada, cinco de ellos cerraron filas con una alianza electoral para dar batalla en las legislativas nacionales de octubre próximo. En el grupo hay peronistas no kirchneristas, un representante del Pro, el partido del expresidente Mauricio Macri, y radicales, la fuerza que gobernó Argentina bajo con los expresidentes Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa.
A la presión electoral, los gobernadores suman el impulso de dos leyes que aumentan los recursos que el Gobierno central entrega a las provincias. Su principal argumento es que Milei alcanzó el superávit fiscal que tanto celebra apropiándose de dinero que no le pertenece, además de haber paralizado totalmente la obra pública.
La aprobación de una subida para las jubilaciones, hace 20 días, fue un golpe durísimo para el Gobierno, que intentó hasta último momento boicotear la sesión. Dijo entonces que había sido “ilegal”, por haber sido “autoconvocada” por los senadores opositores. Cuando la derrota de la Casa Rosada era un hecho consumado, Milei optó por atacar con dureza a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien por su cargo ejerce también como titular del Senado. La tildó de “traidora” y la acusó de haber negociado con el peronismo un golpe de Estado en su contra.
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