El Gobierno de Bukele devuelve a los venezolanos deportados a cambio de presos políticos y estadounidenses detenidos en Venezuela
El Ejecutivo de Maduro destaca las gestiones del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero en la operación de canje
El Gobierno de Nayib Bukele ha entregado a 252 venezolanos deportados de Estados Unidos que mantenía encarcelados en una la megaprisión conocida como Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) acusados de pertenecer a la banda trasnacional Tren de Aragua en un intercambio de prisioneros estadounidenses detenidos en Venezuela y presos políticos del país sudamericano. “Tal como se le ofreció al régimen venezolano en abril, realizamos este intercambio a cambio de un número considerable de presos políticos venezolanos, personas que ese régimen tenía mantenidas en sus cárceles durante años, así como todos los ciudadanos estadounidenses que tenía retenidos como rehenes”, ha escrito el presidente salvadoreño en inglés en su cuenta de X. El secretario de Estado Marco Rubio ha confirmado que “10 estadounidenses que fueron detenidos en Venezuela están en camino a la libertad”.
Pasadas las cuatro de la tarde, hora local, la Cancillería venezolana confirmó a través de un comunicado la liberación de los 252 y la concesión de “medidas cautelares” a un conjunto de venezolanos detenidos en Venezuela, sin detallar los nombres y el número de los presos políticos que han recibido estos beneficios. Según el Ejecutivo venezolano, las liberaciones se han producido también gracias a las gestiones del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien ya participó en el pasado en negociaciones para la liberación de prisioneros políticos. “Venezuela ha pagado un alto precio para conseguir la libertad de estos connacionales a través de un canje con las autoridades de Estados Unidos de un grupo de ciudadanos estadounidenses que se encontraban a la orden de la justicia por su comprobada participación en delitos graves contra la paz”. En el texto se agrega que Maduro “no tuvo ninguna duda de realizar este canje” y señaló que los migrantes venezolanos fueron enviados a El Salvador “por culpa de los sectores más extremistas de la derecha venezolana”.
La posibilidad del canje ya había empezado a circular la mañana del viernes entre los familiares de los detenidos en el Cecot y también entre las de presos políticos venezolanos y extranjeros detenidos en el país caribeño. El secretario de Estado estadounidense, que atribuyó el éxito de la operación al “liderazgo y al compromiso del presidente Trump con el pueblo estadounidense”, celebró la vuelta a casa de los 10 detenidos. “Hasta hoy, había más estadounidenses detenidos injustamente en Venezuela que en cualquier otro país del mundo (...) en circunstancias muy cuestionables y sin el debido proceso”, ha dicho en un comunicado Rubio, que tuvo palabras de agradecimiento para Bukele por su trabajo para ”asegurar estas liberaciones tan esperadas y sus esfuerzos para garantizar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses tanto en casa como en el extranjero".
Washington también ha acogido con satisfacción “la liberación de los presos y detenidos políticos venezolanos que también fueron liberados de las cárceles venezolanas. La Administración Trump sigue apoyando la restauración de la democracia en Venezuela. El uso por parte del régimen de la detención injusta como herramienta de represión política debe terminar”, concluye el comunicado de Rubio.

Los venezolanos fueron enviados a El Salvador en marzo después de que el presidente Trump invocara la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que permite deportar rápidamente a extranjeros que planteen un desafío a la seguridad del país. Washington recurrió a esa ley, poco usada, para deportar, saltándose los procedimientos normales de inmigración, a presuntos miembros de la banda criminal Tren de Aragua.
El presidente estadounidense acordó con Bukele la transferencia de la custodia de los migrantes detenidos, por lo que se comprometió a pagar seis millones de dólares anualmente. Se trataba en su mayoría de migrantes sin antecedentes penales, solo con infracciones migratorias que implican sanciones administrativas, según han demostrado investigaciones periodísticas. En su mayoría tenían tatuajes que, para las autoridades estadounidenses, son señales de que pertenecían a la banda delictiva de origen venezolano. Desde el 15 de marzo, cuando fueron enviados a El Salvador, perdieron toda comunicación con sus familias.
Los allegados de muchos de esos venezolanos y sus abogados niegan que tuvieran vínculos con la banda y afirman que no se les dio la oportunidad de rebatir ante los tribunales las acusaciones de la Administración de Trump. El caso de uno de ellos, Kilmar Abrego García, un salvadoreño que residía de manera legal en Maryland, ha demostrado la injusticia de la Administración republicana a la hora de implementar su programa de deportaciones masivas. Expulsado por error a la cárcel de Bukele y readmitido en EE UU por orden judicial, su caso ha tenido también consecuencias internas en EE UU, por el pulso entre la Administración y el poder judicial. Abrego formaba parte de un grupo de más de 200 migrantes, en su mayor parte venezolanos, expulsados de EE UU a El Salvador el pasado 15 de marzo.
El Gobierno de Venezuela ha confirmado que espera desde la mañana de este viernes otro vuelo del llamado programa Vuelta la Patria, a través del cual se han deportado desde Honduras y Estados Unidos a miles de migrantes detenidos. Pasadas las dos de la tarde de este viernes aterrizó en Maiquetía un vuelo con 251 migrantes desde Texas en una aeronave estadounidense, según informó la televisora estatal VTV. Entre los pasajeros hay siete niños, de uno hasta 12 años, separados de sus familias por las medidas de deportación de Donald Trump.

El ministro de Interior, Diosdado Cabello, ha coordinado desde febrero estos despachos y aseguró que han regresado más de 8 mil venezolanos en 44 vuelos, entre ellos Maykelys Espinoza, una niña venezolana que se encontraba bajo custodia del Gobierno estadounidense tras la deportación de su padre a El Salvador y su madre a Venezuela.
El chavismo ha denunciado la deportación de venezolanos a El Salvador y las detenciones de migrantes en Estados Unidos, señalando que se trata de secuestros. El pulso ha enfrentado a ambos Gobiernos en una guerra de declaraciones. Hace unos meses Bukele propuso a Maduro liberar los venezolanos recluidos en el Cecot a cambio de un número similar de presos políticos en Venezuela, que ha aumentado significativamente desde las cuestionadas elecciones presidenciales de las que se cumplen un año la próxima semana. El Gobierno venezolano ha calificado de chantaje el desafío del mandatario centroamericano. Las autoridades del chavismo, desde los cuerpos policiales y de inteligencia hasta el aparato judicial, han intensificado la persecución de opositores en los últimos meses a los que acusa de terrorismo, instigación al odio y traición a la patria. Las organizaciones defensoras de derechos humanos contabilizan en 948 el número de presos políticos en Venezuela.
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