La expedición submarina argentina que se ha hecho viral con sus transmisiones en vivo
Científicos del CONICET y el Schmidt Ocean Institute exploran el cañón submarino Mar del Plata, en el Atlántico Sur. La travesía, transmitida en vivo por YouTube desde más de 3900 metros de profundidad, atrae a miles de espectadores

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En 1906, Joseph Conrad publicó El espejo del mar, un libro fascinante de ensayos marinos. Escribía con conocimiento de causa: antes había sido marinero en Francia e Inglaterra. Allí reflexiona sobre “la lucha, la tensión y el tremendo bramido” de la superficie y, por contraste, “la paz absoluta de las profundidades, que duermen imperturbables desde el principio de los tiempos”.
La expedición científica Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV, que se realiza hasta el 10 de agosto en Argentina, va hacia esas profundidades que mencionaba Conrad. A bordo del buque de investigación Falkor, que navega a 300 kilómetros de la ciudad de Mar del Plata, viajan científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en colaboración con la fundación Schmidt Ocean Institute. Con la ayuda del robot submarino SuBastian, operado remotamente desde el buque, se toman muestras biológicas, agua, sedimentos y eDNA, además de grabar videos y tomar fotografías de la vida submarina hasta los 3900 metros de profundidad.
“En 2012 y 2013, científicos argentinos llevaron a cabo una serie de expediciones en esta región utilizando redes de pesca de arrastre. Con esas herramientas de baja tecnología, descubrieron nuevas especies y publicaron más de 60 artículos. Sin embargo, la distribución de estos ecosistemas dentro del cañón y sus estructuras ecosistémicas siguen siendo poco conocidas. Utilizando el ROV SuBastian, los científicos realizan las primeras observaciones in situ de esta enorme característica del fondo marino y documentarán la biodiversidad que alberga”, informó la fundación sobre la expedición.

Registros que darán varios años de trabajo
Doctor en Ciencias Biológicas, ictiólogo especializado en peces cartilaginosos e investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) de Mar del Plata, Ezequiel Mabragaña es uno de los investigadores que está embarcado en el Falkor. “Es un cambio en el modo de obtener información sobre nuestra biodiversidad y nuestros fondos marinos argentinos. Las investigaciones se venían haciendo a través de artes de pesca, que permitían obtener individuos, pero a ciegas, sin saber dónde ni cómo estaban. Ahora podemos conocer las riquezas de los distintos microambientes, gracias a la tecnología”, cuenta.
En su caso, que estudia peces, señala que el robot no puede capturarlos, pero sí registrar videos, fotografías y obtener muestras que después se analizan en tierra. “El robot tiene movilidad, pero por supuesto los peces son esquivos a cualquier captura. Hasta ahora hemos identificado unas 25 especies distintas de peces, tanto óseos como cartilaginosos. Pudimos identificar una gran diversidad de rayas de aguas profundas, que son de nuestro interés. Es impresionante poder observar su morfología, características y coloración. Me estoy focalizando en que los operadores del robot puedan hacer tomas lo más cercanas posible a los peces para ver sus características e identificarlos”.
Gregorio Bigatti es otro de los tripulantes del barco de investigación. Investigador principal de CONICET en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (BIOMAR) de Puerto Madryn, cuenta que vienen trabajando en aguas profundas desde hace más de diez años, pero que ahora es posible ver con precisión el medio, el ecosistema, cómo se mueven y distribuyen los individuos. “El robot toma muestras de alta calidad. Podemos pedirle, por ejemplo, que nos haga un zoom a un animal de un centímetro. Con sus dos brazos, toma muestras de agua, sedimento, ADN ambiental y plancton; también es capaz de hacer succión y agarrar con pinzas”, cuenta el doctor en ciencias biológicas.





El material recogido en la expedición será un insumo valioso para los próximos años de estudio de estos científicos. “Esta tecnología y el tipo de muestreo, nos facilitan cerrar muchas teorías que veníamos desarrollando. Por ejemplo, ver cómo se distribuyen las especies, el tipo de fondo y otras cuestiones que antes no podían observarse, ya que las redes utilizadas no alcanzaban esas profundidades. Todos descubrimos algo nuevo. Incluso hallazgos sorprendentes, como esponjas carnívoras, jamás vistas en expediciones anteriores. Con el material que se recogió, tenemos para varios años de trabajo”.
Tres generaciones de científicos
Bigatti cuenta que en el barco conviven tres generaciones de científicos argentinos y valoró la formación de todos en la universidad pública. “Hemos ganado este subsidio del Schmidt Ocean Institute porque tenemos una trayectoria. Tenemos material para trabajar unos diez años, pero hay que seguir invirtiendo en tecnología a lo largo del tiempo. Los resultados en ciencia no son de un día para el otro. Es importante que la gente vea que lo que hacemos tiene utilidad para la sociedad”, dijo en alusión a los recortes presupuestarios para la investigación científica implementados por el Gobierno del presidente Javier Milei.
La expedición se transmite en vivo por el canal de YouTube del Schmidt Ocean Institute. Cada inmersión convoca a miles de seguidores -en algunas ocasiones superan los 30.000 espectadores- y los hallazgos son festejados en los canales de conversación. Los científicos creen que ese entusiasmo genera un círculo virtuoso, que despierta conciencias y vocaciones. “Muchos venimos de la era de Jacques Cousteau. Estamos viviendo algo similar. Los chicos juegan con las transmisiones y quizá en un futuro sirva para despertar vocaciones científicas. Eso es fundamental para fomentar la conservación de los ecosistemas”, agrega Bigatti. “El talud marino es poco conocido y esta expedición contribuye para investigarlo. Siempre decimos que es imposible conservar lo que no se conoce”, agrega Mabragaña.
Está bien bonito y bien emocionante lo de la expedición marítima de los científicos argentinos pero no paro de reír con el descubrimiento de que Patricio es argentino, se pasan 😂❤️🇦🇷 pic.twitter.com/a2gXawcmAY
— Cecilia González (@ceciazul) July 30, 2025
A más de 1400 kilómetros de Mar del Plata, en el pequeño pueblo de Camarones (Chubut), un grupo de alumnos de quinto y sexto año (10 y 11 años) de la Escuela N°16 vieron las transmisiones del buque y se conectaron con parte de su tripulación. La iniciativa surgió del Proyecto Patagonia Azul -una iniciativa que busca proteger y restaurar los ecosistemas marinos de la costa de Chubut- que lleva adelante la Fundación Rewilding Argentina.
“La iniciativa fue de Martín Brogger, uno de los investigadores que está a bordo del buque Falkor, que viene a Chubut a realizar monitoreo de aves marinas. La idea es acercar a los chicos al ecosistema marino y lo importante que es cuidarlo e investigarlo, a partir de una presentación y preguntas a personas que están en la expedición”, cuenta Mariana Cassini, coordinadora del Proyecto Patagonia Azul.
La actividad con la escuela forma parte de un programa educativo de educación ambiental que la fundación realiza en Camarones y otras localidades de Chubut. Cassini cree que en el país hay un desconocimiento “grave” del mar argentino. “Somos un país muy terrestre, de comer vacas y criar ovejas. Cuando pensamos en Mar del Plata, se nos viene a la cabeza la playa, la sombrilla y el sol. No sabemos la riqueza increíble y la biodiversidad de nuestro mar. La educación abre los ojos: el primer paso para proteger algo es saber que existe. En Argentina, el desconocimiento es grave y una de las razones que tenemos de que haya problemas de contaminantes en el mar”, concluyó.
En El espejo del mar, Conrad se maravilla con las “silenciosas profundidades” del mar. Hoy, la tecnología y el trabajo de los científicos argentinos se sumergen en esa vida infinitamente variada y vigorosa, con la esperanza de comprenderla y protegerla.
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