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Gukesh derrota a Carlsen por primera vez cuando pensaba en rendirse

El noruego, ‘número uno’, dio una lección de alta estrategia al indio, campeón del mundo, pero falló en el momento del remate

Una niña hace el saque de honor en la partida Gukesh-Carlsen del torneo Norway Chess este domingo en Stavanger (Noruega)
Leontxo García

Quizá sea la derrota más dolorosa del noruego Magnus Carlsen, de 34 años, desde que, en 2004, a los 13, hizo tablas con el legendario Gari Kaspárov en una partida rápida en Reikiavik (Islandia) y se convirtió en el Mozart del tablero. Tras superar con claridad durante cuatro horas en profundidad estratégica al flamante campeón del mundo, el indio Dommaraju Gukesh, de 19 recién cumplidos, el número uno erró dos veces cuando sólo le faltaba rematar su obra maestra, probablemente por exceso de confianza bajo la presión del reloj. Ocurrió este domingo en la sexta ronda de las diez previstas en el torneo privado más duro del año, el Norway Chess, en Stavanger (Noruega).

 Carlsen ya había ganado a Gukesh en la jornada inaugural con las piezas blancas, tras quebrar la dura resistencia del asiático en la cuarta hora de lucha. Y para él era muy importante doblegarlo de nuevo, para demostrar al mundo que el auténtico rey es él aunque renunciase al trono en 2022 porque estaba harto de dedicar meses a la preparación de cada duelo por el título. Y también porque la modalidad más clásica del ajedrez le aburre, por la enorme influencia de la preparación científica con ayuda de computadoras muy potentes, que se traduce en partidas muy técnicas, muchos empates y poco espacio para el arte y el deporte. Él se divierte mucho más con las modalidades rápidas y con el freestyle (la posición inicial de las piezas en la primera fila se sortea minutos antes de cada partida), que le obliga a concentrarse y ser creativo desde el minuto uno.

 Pero a Carlsen le gusta el formato del Norway Chess porque es ajedrez clásico acelerado (los apuros de tiempo suelen empezar hacia la jugada 30, y ya no desaparecen hasta el desenlace) y cada empate es seguido por una partida de muerte súbita o Armagedón (10 minutos para el jugador con blancas, obligado a ganar, y 7 para su rival). Por eso es uno de los poquísimos torneos que disputa cada año en la modalidad clásica.

 Al escandinavo se le vio y escuchó feliz cuando, tras su movimiento 17 con negras, se acercó al confesionario (otro de los elementos innovadores que hacen muy atractivo el Norway Chess) y dijo a los espectadores en directo por internet: “Sé que Gukesh es muy ambicioso, y espero que ahora bloquee el centro para jugar a ganar, en lugar de liquidarlo y buscar el empate. Pero, objetivamente, mi posición es buena, y me encuentro cómodo”.

 En efecto, el asiático fue a por uvas. Pero, aparte de su innegable valentía, esa decisión y los lances posteriores confirmaron lo que ya se hizo notorio el pasado diciembre, cuando Gukesh destronó a un campeón en baja forma, el chino Liren Ding, en el duelo de Singapur. Nadie duda de que el prodigio indio calcula como una computadora, es un luchador tremendo y muy fuerte psicológicamente (trabaja con un profesional de prestigio, el sudafricano Paddy Upton, para cuidar esa faceta). Pero no ha estudiado a los clásicos (los campeones del mundo desde finales del siglo XIX); Carlsen, sí, y en profundidad. La diferencia es que Gukesh, quien nació viendo computadoras muy potentes a su alrededor y no comprende por qué debe estudiar a los clásicos, comete errores de comprensión estratégica con cierta frecuencia.

 De modo que todo era miel sobre hojuelas para Carlsen, quien incluso desdeñó una manera violenta (implicaba el sacrificio de un alfil por un peón) de ejecutar su ventaja estratégica atacando al rey. Estimó, con mucha sensatez, que un aumento paulatino de la presión con jugadas tranquilas, pero precisas, sería más eficaz. Tras pasar el control de la 40, su ventaja posicional era ganadora.

Gukesh, durante la partida contra Carlsen

 Gukesh reconoció después, aún muy excitado y algo incrédulo por su primera victoria sobre el número uno, que en ese momento pensó incluso en rendirse: “Pero decidí que no había nada de malo en hacer unos cuantos movimientos más, y seguir luchando por si acaso. Soy muy consciente de que nadie puede ganar así a Magnus en más de una partida de cada cien. Pero hoy ha ocurrido, me siento muy feliz, y seguro que mi familia también”.

 El primer error de Carlsen, seguramente por exceso de optimismo, llegó en el lance 44; su ventaja pasó a ser mínima, lo que le obligaba a obrar con más cautela. Pero es muy improbable que un ajedrecista humano se dé cuenta de eso cuando lleva cuatro horas jugando como los ángeles, todo el rato con ventaja ganadora, y además está presionado por el reloj. Y así llegó el fallo decisivo en la 52. El indio admitió después que, justo en ese momento, él no era aún consciente de que su posición había pasado a ser ganadora: “Lo intuía, y me limitaba a hacer la mejor jugada cada vez”. En efecto, ahí se vio que domina los patrones tácticos y calcula como si su cerebro fuera de silicio.

 Cuando Carlsen vio que su posición era desesperada, dio un fuerte golpe en la mesa; pero de inmediato controló su rabia, felicitó a su rival tendiendo su mano, paró el reloj en señal de rendición, se levantó de golpe gritando “¡Ay, dios mío!” y abandonó el escenario con ademanes de tremenda ira. Su verdugo le excusó ante la prensa minutos después: “Yo también he golpeado unas cuantas mesas en mi carrera deportiva, aunque sea mucho más corta que la de Magnus. Hay incluso algún vídeo sobre eso”.

 Los aficionados con suficiente nivel técnico para analizar la partida y entender lo que pasó tendrán claro que el número uno es todavía superior al campeón del mundo, prodigioso pero inmaduro. Sin embargo, en la historia quedará registrado un cero muy redondo, que Carlsen no podrá olvidar mientras viva.

Resultados de la sexta ronda: Erigaisi – Yi Wei, tablas, ganan blancas; Nakamura – Caruana, tablas, tablas; Gukesh – Carlsen, 3-0. Torneo femenino: Khadem – Anna Muzychuk, tablas; Vaishali – Koneru; Wenjun Ju – Tingjie Lei, tablas, ganan blancas.

Clasificaciones: 1º-2º Carlsen y Caruana 9,5 puntos; 3º Gukesh 8,5; 4º-5º Nakamura y Erigaisi 7,5; 6º Yi Wei 6,5. Torneo femenino: 1ª-2ª Koneru y Anna Muzychuk 9,5; 3ª Ju 8,5; 4ª Vaishali 8; 5ª-6º Khadem y Lei 6.

Séptima ronda (lunes, 17.00, retransmitida en directo en el portal oficial): Gukesh – Erigaisi;Carlsen – Nakamura; Caruana – Yi Wei. Torneo femenino: Wenjun Ju – Khadem; Tingjie Lei – Vaishali; Koneru – Muzychuk.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
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