Gestión de la Sanidad

Se echaba en falta la palabra ecuánime del Dr. Repullo (Opinión 18/1/13). Su discurso ha sido constante a lo largo de los 12 últimos años. En él ha insistido de todas las maneras posibles en la necesidad imperiosa de rediseñar el modelo de gestión de las instituciones y también del personal de la sanidad pública. Sus palabras han caído como lluvia fina que no cala sobre los distraídos oídos de políticos y gobiernos de toda condición y color. Y también sobre los oídos de muchos profesionales incapaces de asumir el cambio que se avecinaba y que habían llegado a pensar que su vinculación funcionarial permanecería inalterable por los siglos de los siglos. Una relación que permite e incentiva de la misma forma la búsqueda de la excelencia, por motivación intrínseca, que la total abulia y desidia en el desempeño de las funciones encomendadas.

Nuestro sistema sanitario es bueno y eficiente. Lo que parece olvidarse con demasiada frecuencia es que no es nuestro. Lo debemos. Este estado de necesidad ha sido el único motor capaz de producir cambios de política poco rentables en términos de popularidad. Repullo lanza toda la carga de la prueba contra de la “privatización” hospitalaria. Ni una palabra en contra del modelo de “externalización” que la misma norma propone para 27 centros de salud. Y eso es así, por que no se contradice. Sabe, y así lo ha divulgado, que el modelo de gestión que Madrid propone para esos agraciados centros, es el que predomina y se difunde por toda Europa, el que lleva funcionando más de 15 años en algunos centros de Cataluña con excelentes resultados.—Esteban Martínena Padial.