El germen de la lucha contra los desahucios

"Me siento una esclava financiera. Porque trabajo y trabajo solo para pagar y a veces no tengo ni ganas de vivir". Son las 19.30 del viernes y 16 personas asisten a la reunión semanal de la Coordinadora Nacional de Ecuatorianos de España (CONADEE). Desde su local del barrio de Ciudad Lineal, un grupo de inmigrantes lleva tres años peleando por frenar los desahucios. Con bastante poco éxito.

Además de los habituales de la asociación, hay rostros nuevos como Roque, un empresario español que podría perder su casa y el local de su negocio, o Yolima Jiménez y su marido, Orlando Espinosa, ambos colombianos, que acaban de saber que el piso que compraron hace cuatro años y en el que viven, será subastado la semana que viene.

Al igual que Roque, la pareja ha venido a hablar con el abogado de CONADEE. No tienen mucho margen de actuación. Orlando, que trabajaba en la construcción, lleva un año sin cobrar y el sueldo de Yolima, empleada de una gasolinera, es de 850 euros. Tienen tres hijas.

Ayer, los recién llegados se sumaron a la reunión semanal de los viernes. El tema estrella de conversación era el éxito del miércoles, cuando 500 personas lograron frenar el desahucio de una familia del barrio de Tetuán ante las cámaras de una veintena de medios de comunicación. Los ocho miembros de CONADEE presentes ese día no salían de su asombro. "Qué gentío, fue emocionante", recordaba ayer Aída Quinatoa, presidenta de esta asociación.

El éxito, ellos también lo tienen claro, fue el apoyo que el Movimiento 15-M prestó a la recién constituida Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid (PAH), a la que pertecen. Gracias también a ellos, el jueves unos 80 voluntarios convocados in extremis lograron paralizar un segundo desahucio en Parla. Dos éxitos en 48 horas. Los mismos que acumulan ellos en tres años de esfuerzo.

"Si sumamos a todos los miembros de la PAH que estábamos el miércoles en Tetuán no sumábamos ni 30", contaba ayer uno de los socios más activos de CONADEE. "Imagínense que no hubiese aparecido los señores del 15-M. Habríamos quedado como unos payasos. Estoy muy agradecido porque es lo que necesitamos: gente". "Tenemos que aferrarnos a ellos ahora que está siendo tan popular", aportó un tercero.

Hoy, Quinatoa viaja a Barcelona para reunise con representantes de las PAH de Cataluña, Murcia, Valencia, Madrid y Andalucía. Están en plena expansión. Su objetivo no es moco de pavo: coordinar esfuerzos, afianzar lazos con el 15-M y que los últimos éxitos no se queden en una anécdota.