Un interfaz permite manejar ordenadores con la mente
El científico español José del Rocío es el responsable del equipo que desarrolla el proyecto europeo ABI
'Pienso, luego existo'. Descartes no lo sabía, pero el pensamiento también puede ser aplicado para manejar equipos electrónicos.
Un equipo de investigación europeo, comandado por el español José del Rocío Millán, ha desarrollado un sistema que permite transmitir órdenes a un equipo informático. Ni ratón, ni teclado, ni voz, ni miradas. Se activa mediante las ondas cerebrales del individuo.
Un gorro de baño con ocho electrodos colocados estratégicamente, un encefalógrafo, un ordenador y un software basado en las redes neuronales constituyen el equipo portátil con el cual, una vez entrenado, una persona puede escribir con el pensamiento un texto mediante un teclado virtual, manipular una silla robotizada o jugar al popular Pacman.
En el futuro, los principales beneficiarios serán los discapacitados físicos, explica con cautela José del Rocío Millán, que acaba de recibir el Premio Salvà i Campillo 2001, de la asociación catalana de Ingenieros de Telecomunicaciones, al proyecto de investigación más destacado. El objetivo del proyecto ABI (Adaptive Brain Interface, interfaz cerebral adaptable), promovido por la Comisión Europea, es demostrar que existe una tecnología que permitirá a las personas hacer mejor sus tareas. No pretenden comercializar directamente el invento, aunque haría falta una validación clínica controlada para ponerlo en el mercado.Los investigadores llevan años probando las ondas cerebrales para manejar ordenadores. Algunos sistemas son invasivos o no han alcanzado el mismo nivel de fiabilidad, asegura Millán. Se implantan electrodos en el cerebro o se usan sofisticados equipos de tecnología de la imagen. El ABI funciona mediante protocolos asíncronos; es decir, las órdenes obedecen a los impulsos eléctricos emitidos por ciertas partes del cerebro cuando la persona piensa espontáneamente.
Los científicos del ABI han realizado pruebas con 15 individuos. Con sólo unas pocas horas de aprendizaje, el sistema reconoce tres estados mentales distintos con el 70% de aciertos y sólo el 5% de errores. El resto de las veces el equipo no actúa para evitar daños. El sistema es muy sensible (detecta señales de una millonésima de voltio); para que no le afecte el campo electromagnético de los teléfonos móviles, por ejemplo, la actual versión lleva un filtro.
Red neuronal
Las señales cerebrales se transmiten a un PC, donde se procesan. Cada medio segundo, la red neuronal artificial, el corazón del sistema, aprende a identificar la actividad eléctrica de cada sujeto en particular según siete estados mentales distintos. Cualquier alteración externa o interna puede afectar al proceso. 'No se pretende reconocer el cien por cien de los intentos, sino que no reconozca lo que no es, para evitar las consecuencias', señala.Para personalizar el interfaz, cada usuario debe escoger tres estados mentales de esta lista: mover el brazo derecho o izquierdo, visualizar y hacer rotar un cubo, relajarse o asociar palabras.
'Un segundo es una eternidad', reconoce, 'pero se puede controlar en tiempo real un robot que simula una silla de ruedas o escribir tres letras por minuto'. Esa lentitud se debe a que el usuario debe escoger las letras de un teclado con tres bloques de nueve casillas; cada vez que escoge una, debe dar tres pasos. 'Como observa la consecuencia de sus pensamientos, el usuario puede desarrollar mejores estrategias mentales. Por ejemplo, mover el brazo como si jugara al tenis o baloncesto'.
Además de mejorar el equipo, los investigadores están interesados en combinar al pensamiento otras señales fisiológicas, como la transpiración de la piel y la presión sanguínea.

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