“¿Nos conectamos al rato, ma?” Mejorando la comunicación a distancia con mamá
En la distancia, la comunicación entre madres e hijos se puede profundizar cuando tenemos las herramientas adecuadas que permitan no perder la cotidianidad con detalles técnicos que se convierten en gestos afectivos


Hay algo inquebrantable en la voz de una madre atravesando una llamada. No importa cuántos kilómetros se interpongan ni cuántos años hayan pasado desde la partida de casa; hay una frecuencia afectiva que resiste el tiempo, los cables y hasta las diferencias horarias. En un mundo cada vez más dependiente de señales, una voz entrecortada, una cara borrosa o un mensaje transmitido a medias puede ser frustrante, sobre todo cuando se trata de la comunicación entre madres e hijos.
En los últimos años, el diálogo entre familiares migrantes, expatriados o simplemente alejados geográficamente se ha sostenido, más que nunca, en la tecnología. Pero no toda tecnología comunica igual. Las palabras importan, sí, pero también cómo se escuchan. Las miradas también, pero solo si pueden verse. Es ahí donde los detalles técnicos se transforman en gestos afectivos. Un dispositivo con buena cámara —resolución de al menos 1080p, encuadre automático, micrófonos con cancelación de ruido— puede hacer que una conversación no se sienta lejana. Lo mismo ocurre con una conexión de internet estable, segura y rápida, que permita que ese encuentro digital no se rompa justo cuando el silencio pesa más.
La tecnología ha dado pasos firmes en este terreno: desde pantallas inteligentes que se activan por voz hasta routers que priorizan las videollamadas para evitar interrupciones. El sonido viaja ahora con una fidelidad que roza lo íntimo. Se trata, al final, de recuperar lo esencial: la voz de mamá sin interferencias, la imagen de su gesto al escuchar lo que no dijimos, pero supo entender.
Las redes de fibra óptica y los servicios que garantizan velocidad son clave. Y aunque cada familia tiene su dinámica, lo cierto es que la calidad de estas herramientas puede traducirse en relaciones más vivas, más cercanas y más presentes.

En este contexto, Verizon se vuelve relevante como ese aliado que permite que la tecnología funcione cuando de verdad importa. Que no interrumpe, que no invade, que no exige. Solo conecta. Porque al final, de eso se trata: de estar ahí, aunque sea a través de una pantalla.
Un combo ideal para madres que están en todas partes al mismo tiempo es un teléfono celular de última generación como el iPhone 16: llamadas, videollamadas, fotos, mensajes, salud. Verizon ofrece paquetes al intercambiar dispositivos seleccionados y suscribirse a planes 5G ilimitados.
Regalarle a mamá una conexión de alta velocidad no es solo un gesto técnico: es garantizar que pueda ver a sus nietos sin interrupciones, escuchar a sus hijos sin delay, o maratonear su serie favorita sin que la pantalla se congele.
También hay opciones como el Echo Show o el Google Nest Hub, pantallas inteligentes que permiten videollamadas con manos libres, recordatorios de medicamentos y alarmas con solo un comando de voz. Ideal para mamás mayores o que prefieren la practicidad sin sacrificar la cercanía. La cámara con enfoque automático hace que la conversación siempre llegue con buena cara.
Según una encuesta reciente realizada por Verizon en colaboración con Morning Consult, casi la mitad de las madres latinas aprovechan la oportunidad de renovar su teléfono para que otro miembro de la familia —hijos, hijas o pareja— reciba un dispositivo nuevo. Un gesto tecnológico que también es, en el fondo, una forma de cuidar.
La comunicación con mamá no es solo una necesidad emocional; también es un asunto de dignidad tecnológica. Porque no todo puede esperar al próximo vuelo. A veces, una conversación puede sostenernos igual que un abrazo.