Aprender de mamá, reaprender con mamá
Conforme el mundo evoluciona, adquirir y transmitir conocimientos es más complicado para nuestra madre; un desafío doble que requiere curiosidad, voluntad y mucha autonomía. Ante este escenario, la tecnología juega hoy un rol determinante


Para la gran mayoría, mamá es nuestra primera gran fuente de conocimientos y tal vez la más importante. Al menos durante los tres primeros años de vida, las enseñanzas maternas son determinantes para delimitar la forma en la que desarrollaremos nuestras habilidades y destrezas educativas, motrices y sociales. Es al lado de mamá que descubrimos, poco a poco, las primeras ventanas hacia el mundo exterior: los sabores de la comida, los sonidos de la naturaleza y la curiosidad por saber más.
Con el tiempo, esos cimientos se van complementando desde lo que pueden aportar otras figuras como miembros de la familia, amigos, la escuela y la sociedad en general. Y si bien la etapa maternal es, en términos pedagógicos, la base que nos propulsa para desarrollarnos en la vida, el aprendizaje que ella puede proveernos tiende a disminuir con el paso de los años -dependiendo del nivel de preparación y acompañamiento- pero también de forma natural.
Y es que si bien la ciencia ha demostrado que nuestro cerebro puede seguir generando conexiones neuronales y aprender nuevas cosas a edad avanzada, el envejecimiento viene asociado a una serie de disfunciones y padecimientos que inciden directamente en la autonomía para lograrlo de forma plena.
Ante esta realidad, y conforme los servicios públicos y privados se han ido mudando a plataformas digitales, las personas mayores han tenido que actualizarse e ir aprendiendo a usar herramientas, dispositivos y aplicaciones específicas, acompañándolas en su día a día. Hoy no es raro ver cómo mamá aprende nuevos patrones de tejido, guisos sabrosos e incluso reparaciones domésticas a través de videos didácticos en YouTube, papers o sitios de su interés. Pero no sólo eso.

Que mamá aprenda a usar su propio teléfono móvil, laptop, tablet o smartwatch abre un sinfín de beneficios para que su aprendizaje continúe. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la tecnología puede reducir sus sentimientos de aislamiento y soledad, aumentar el apoyo social, así como facilitar la toma de decisiones financieras y contribuir a su bienestar emocional.
Acompañar a nuestra mamá en este proceso no sólo es retribuir todo el cariño, paciencia y conocimiento que ellas tuvieron con nosotros, sino que también las ayudará a fortalecer sus vínculos afectivos, ser más autónomos en aspectos clave como su gestión financiera, mantenerse en comunicación con sus seres queridos y estimularlas mentalmente.
Al igual que cuando ellas nos enseñaron poco a poco a comer, caminar o escribir, enseñarle a mamá a usar un dispositivo móvil lleva tiempo y hay que ser pacientes, crear una estrategia clara e ir de menos a más, tomando en cuenta los siguientes consejos:
- Comenzar con cosas sencillas, de su interés y explicar paso a paso.
- Crear manuales de repaso, claros y fáciles de consultar.
- Ayudarla a usar aplicaciones de mensajería instantánea, hacer consultas en un navegador y/o pagar un servicio.
En este proceso, involucrar a otros miembros de la familia es de mucha ayuda para reforzar lo aprendido, tener más opciones de ayuda y acompañarla en aspectos como la protección de datos e información sensible.
Desde el encendido de su computadora hasta crear una videollamada por cuenta propia, pasando por la descarga de documentos o monitorear su salud, enseñarle a mamá a usar la tecnología es uno de los mejores regalos que podemos hacerle.