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Cuando la huella digital condiciona el futuro

Todos dejamos un rastro de nuestro paso por la red. Un reguero de datos, imágenes, comentarios en sitios públicos que pueden influir en la reputación personal y profesional y, sobre todo, facilitar la tarea de los ciberestafadores. ¿Qué podemos hacer para controlar esa información?

Javier A. Fernández

Cada imagen que subimos, cada comentario que posteamos dibujan una silueta digital que los demás pueden ver, analizar e incluso utilizar en nuestra contra. No solemos ser conscientes de cuánta información privada compartimos sin querer: dónde estamos pasando el fin de semana, nuestra dirección de correo, fotos y más fotos en abierto en plataformas: información disponible para nuestros amigos, pero también para desconocidos. Explica Selva Orejón, especialista en reputación digital, que todo ello configura un ente disperso, silencioso y persistente: nuestra huella digital.

Es conveniente cuidar ese rastro para evitar sustos. Un comentario publicado hace 10 años, del que ya ni nos acordábamos, podría interferir en un proceso de selección laboral; una imagen nuestra acabar en el lugar equivocado, o nuestro número de teléfono en manos de estafadores. Por todo esto, señala la experta, conviene convertirse en un Sherlock Holmes de nuestro propio rastro para saber qué hay de nosotros disponible en línea y aprender a ser conscientes de las implicaciones que tiene cada paso que damos en la red.

Diagnóstico, qué hay de mí en la red

Lo primero que debe hacer un usuario que quiere conocer su huella digital es saber qué informaciones están disponibles en internet sobre él. Una práctica conocida como egosurfing, pues se trata de buscarse a uno mismo navegando por la red. Los expertos recomiendan empezar por los buscadores, como Google, y anotar todo lo que se encuentre en esta primera exploración para disponer de un inventario de contenidos sobre uno mismo.

Información en webs, medios, foros y blogs. Lo ideal es teclear el nombre completo en una ventana de incógnito (la mayoría de buscadores ofrecen esta funcionalidad), de manera que la búsqueda no esté condicionada las preferencias habituales y aparezcan los resultados que podría ver el resto de usuarios. Podrían encontrarse antiguos currículums, listados de asociaciones o colegios profesionales, bases de datos públicas, perfiles en redes sociales, blogs y foros.

También hay que hacer búsquedas si usan pseudónimos o apodos. También junto al nombre se pueden añadir otras palabras con datos personales concretos, como “edad”, “profesión”, “dni”, “ciudad de nacimiento” o “ciudad de residencia”, “nombre de la empresa en la que trabaja”... para ver cómo aparecen en la red.

Fotografías. La mayoría de los buscadores ofrecen el contenido clasificado por tipología, con categorías como “Imágenes”. “Vídeos” o en el de “Noticias”, por si se ha aparecido en algún artículo o pieza en un medio de comunicación. Para las imágenes, Google ofrece, además, la herramienta Lens, que permite hacer la búsqueda inversa: se puede cargar una foto de cara, como las que usamos en perfiles y avatares y comprobar si se encuentra online.

Datos privados. Nuestros datos personales, como el correo electrónico o el número de teléfono, pueden estar expuestos en internet. Existen herramientas que permiten conocer si nuestro e-mail ha quedado desprotegido tras alguna filtración de datos. Cada cierto tiempo las empresas que guardan información de particulares, como compañías aéreas o de telecomunicaciones, entre otras, sufren ciberataques. Haveibeenpwned.com es una web que permite conocer si nuestra dirección de correo electrónico ha sido expuesta en alguna ocasión.

La web Haveibeenpwned.com muestra en qué ocasiones una dirección de correo electrónico ha formado parte de alguna filtración de datos.

Redes sociales. Conviene revisar las publicaciones para identificar aquellos comentarios, imágenes y publicaciones que ya no nos representen. En X, por ejemplo, se puede buscar entre los contenidos propios a partir de palabras clave, para ahorrar tiempo. Las redes sociales también disponen de buscadores generales, en los que se puede teclear nuestro propio nombre incluso si no se tiene perfil en ellas, para comprobar si alguien subió alguna vez algo relacionado con nosotros. Solo se contemplarán los contenidos en abierto, ya que no serán accesibles los que se encuentren en redes sociales privadas.

Borrar contenido y el derecho al olvido

Los usuarios de redes sociales pueden borrar las publicaciones en sus cuentas a discreción sin que quede rastro en la red, salvo que otro usuario haya hecho alguna captura o lo haya subido a su cuenta, algo que puede suceder con una fotografía, un audio o un vídeo, por ejemplo, explica el consultor, profesor universitario y experto en derecho digital Borja Adsuara. En ese caso, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), el organismo público que protege la privacidad de los ciudadanos y garantiza que empresas y administraciones traten nuestros datos de forma legal, segura y transparente, recomienda:

Dirigirse al usuario que subió el contenido, siempre que sea posible, por un medio que permita acreditarlo. Por ejemplo, el sistema de mensajería de la red social o del portal de vídeo, o la dirección correo electrónico que figurase en la web.

Si no fuera posible, se debe solicitar la supresión a la plataforma que ha proporcionado los medios para la publicación, es decir, la red social, el portal de vídeo o la página web donde se han publicado. En la comunicación hay que acreditar la identidad e indicar los enlaces que contienen los datos que se quieren cancelar. La plataforma ha de resolver la solicitud de eliminación en el plazo de un mes a contar desde la recepción de la petición. Las redes cuentan con sus propios formularios, que se pueden consultar aquí

Cómo reportar un contenido y solicitar su eliminación en Facebook.

Si no se recibe respuesta o la que se obtiene se considera insatisfactoria, se puede interponer una reclamación ante la AEPD. Se debe acompañar la petición con la documentación acreditativa de haber llevado a cabo los pasos anteriores. Como señala la agencia, este organismo tutelará el derecho a la supresión a partir de ese momento.

La última opción sería reclamar a la AEPD que no figure entre los resultados de los buscadores, algo que se conoce como derecho al olvido. El requisito principal es que la información esté obsoleta o que ya no tenga relevancia ni interés público, aunque la publicación original sea legítima. Hasta ahora, su uso más común ha sido la desindexación de noticias, pero se puede aplicar a otro tipo de contenidos.

Este derecho no implica que la página original deba ser suprimida, solo que no se indexe a partir del nombre de la persona afectada. Esta vía, señala Lorenzo Cotino, presidente de la AEPD, solo debe usarse cuando los demás medios no han funcionado, es decir, cuando ya se ha intentado contactar con el usuario y con la web o plataforma.

Mantener una huella saludable, mostrar lo imprescindible

Para mantener una huella digital segura, que no de pie a que otras personas puedan utilizar el contenido en contra de su autor, la experta en identidad digital Selva Orejón, propone tener en cuenta los siguientes aspectos:

No mostrar la dirección de correo electrónico, ni el teléfono. Si está presente en la red, aumentan las posibilidades de que los estafadores lo encuentren y lo usen para enviar correos fraudulentos con enlaces que, en caso de hacer clic, infecten el dispositivo. Puede ocurrir lo mismo que con el correo electrónico, pues cada vez son más comunes las estafas telefónicas.

En caso de contar con un perfil profesional en redes sociales, conviene contar con direcciones de correo diferentes para el trabajo y para la vida personal. Hoy la mayoría de los proveedores facilitan la gestión de varias cuentas desde una misma aplicación.

Ocultar la ubicación. La mayoría de las redes dan la posibilidad de deshabilitar la localización de cada publicación. De esta manera, se evita divulgar donde se encuentra el usuario en cada momento. Si se desea publicar la ubicación se recomienda hacerlo una vez que se ha marchado de ese lugar.

Elegir responsablemente cada publicación. Orejón recomienda que en las fotografías no se muestren lugares que permitan localizar la casa, el barrio... “Por supuesto, no subir imágenes de menores, algo que parece muy obvio, pero que muchos adultos siguen haciendo. Además, si se va a publicar una fotografía con otras personas, conviene pedirles permiso de antemano”, detalla la experta. Tampoco se deben facilitar los nombres de los miembros de la familia. Los estafadores pueden usarlos para suplantar a un miembro de la familia a través de un mensaje o una llamada.

Evitar la publicación de contenido en aplicaciones olvidadas. Conviene revisar las aplicaciones conectadas entre sí. Plataformas como Instagram y Facebook, que pertenecen a la misma empresa, Meta, permiten publicar simultáneamente el mismo contenido en ambas redes. En ocasiones, señala la experta, se olvida de que se tiene activada esta funcionalidad y se están subiendo contenidos a otras cuentas que quizá ya no se usan.

Mantener las redes sociales solo para conocidos. La experta remarca que los usuarios que solo utilizan sus perfiles para temas personales deben tenerlos siempre en modo privado.

El banco te ayuda a identificar las amenazas

Un usuario concienciado está mejor preparado para no caer en una estafa digital, especialmente cuando lo que está en juego es su dinero. Banco Santander ofrece a sus usuarios y a la ciudadanía en general recursos en forma de campañas de concienciación centradas en aspectos clave de la seguridad digital como la creación de contraseñas robustas, entre otras. También publican a través de su página web oficial artículos con recomendaciones prácticas para disfrutar con confianza de la vida en línea.

Si alguna comunicación por parte del banco genera dudas, Santander ofrece canales oficiales para resolverlas: los SMS sospechosos se pueden enviar al 638 444 542; los correos dudosos, a phishing@gruposantander.es.También se pueden realizar consultas sobre estos temas en la superlínea (915 123 123), en las propias oficinas, o desde el Centro de Ayuda de la aplicación o la banca online, disponible 24 horas.

Banco Santander dispone de un canal de WhatsApp directo para clientes. Una comunidad a la que se pueden unir para recibir ciberconsejos, novedades y alertas sobre este tipo de estafas y pautas para identificar mensajes sospechosos.

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