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Por Equipo de Comunicación

Ir, ver y contar, los tres pilares del periodismo imposibles en Gaza

La periodista de EL PAÍS Beatriz Lecumberri, antigua corresponsal en Jesuralén; Pablo Morán, redactor jefe de Internacional de la cadena SER; y Luis Doncel, jefe de sección en Internacional en EL PAÍS, charlaron con lectores del diario y de la radio sobre el papel de los periodistas en Gaza

El 7 de octubre se cumplen dos años del ataque sorpresa que Hamás lanzó en territorio israelí y que dejó más de 700 fallecidos. La ofensiva generó una respuesta del ejército israelí sin precedentes, que todavía continúa y que un comité de la ONU ya ha calificado como genocidio.

Desde entonces han fallecido más de 65.000 gazatíes, de los cuales alrededor de 200 eran periodistas o trabajaban para medios de comunicación. En estos dos años Israel no ha permitido la entrada de periodistas extranjeros en la Franja de Gaza y el Comité para la Protección de los Periodistas ha calculado que al menos 26 de los periodistas muertos en Gaza “fueron un objetivo directo” del ejército israelí.

Este domingo, EL PAÍS Semanal publica un reportaje en su honor realizado por la periodista Beatriz Lecumberri, especializada en información internacional y antigua corresponsal en Jerusalén. El reportaje pone rostro y nombre a los fallecidos e incluye voces de periodistas gazatíes, israelíes y extranjeros.

Al hilo de este trabajo, EL PAÍS organizó un encuentro con Lecumberri, a la que acompañaron Pablo Morán, redactor jefe de Internacional de La SER, y Luis Doncel, jefe de sección de Internacional de EL PAÍS. Al evento, que tuvo lugar el jueves en la sede del periódico en Madrid, acudieron lectores del diario y oyentes de la SER.

“Ir, ver y contar son los tres pilares del periodismo”, dijo Lecumberri al inicio de la conversación. Pero en este caso no se puede ni ir, ni ver. La información sobre lo que ocurre dentro de Gaza se consigue a cuentagotas, gracias a periodistas exhaustos que llevan trabajando sin descanso más de 700 días y que, además, arriesgan su vida diariamente. Esa es otra de las particularidades de este conflicto que señaló Lecumberri: “Son periodistas, pero también son víctimas”. Aunque todas las guerras son peligrosas para quienes las cubren, ser el objetivo de uno de los bandos no es la norma.

El reportaje recoge el hastío de quienes, además de trabajar sin descanso, tienen que ocuparse de sus familias y han perdido seres queridos. La impunidad con la que actúa Israel sobre los gazatíes convierte la colaboración de los periodistas en el especial de EL PAÍS Semanal en un acto de generosidad. “Son conscientes de que participar en este reportaje no les va a cambiar la vida, gastan un porcentaje de su batería en hablar con nosotros y lo hacen por informar, porque si ellos no lo cuentan, nadie sabe lo que está pasando”, añadió la periodista. “Llevo 25 años en el oficio y no había visto mayor ejemplo de vocación”, coincidió Morán.

El redactor jefe llevó a parte del equipo del Hoy por Hoy, el programa matutino de la cadena SER, a un kilómetro de Gaza, todo lo cerca que pudo, para tratar de cumplir esos dos primeros pilares del periodismo a los que se refería Lecumberri. Alcanzaron a ver colinas de humo, edificios derruidos y pudieron realizar una breve incursión a un kibutz guiada a un por un alto cargo del ejército israelí, Roni Kaplan.

El control israelí sobre Gaza es total y eso “está erosionando la credibilidad en torno a su relato”, afirmó Morán. El periodista confesó que el discurso de Kaplan sobre lo que sucedió hace dos años le dejó “insensible”, pues no recibe la información del bando israelí como tal, sino como forma de justificar lo que está ocurriendo dentro de la Franja.

Gaza ya era “un horror” hace 20 años, cuando Lecumberri la visitó por primera vez. La victoria de Hamás en las elecciones motivó la ruptura con el gobierno de Palestina en Cisjordania y el bloqueo de Israel en la Franja. A partir de entonces, el territorio se aisló, la zona se empobreció, la sociedad se volvió más conservadora y todo ello favoreció al gobierno de Hamás. “Hay gente que en 25 años no ha salido de Gaza”, apuntó Lecumberri.

Pero también describió Gaza como un sistema educativo fuerte donde “la gente hablaba inglés perfectamente” y se tenían estudios superiores, aunque con altas tasas de paro y ninguna posibilidad de trabajar fuera u obtener una beca. “Había bibliotecas, centros culturales que escapaban al control de Hamás y la gente se arreglaba para ir a ver el atardecer”, recordó. Durante el alto al fuego que hubo a principios de este año, la primera señal de normalidad fue la reanudación de las clases. Profesores voluntarios organizaban pequeños grupos que estudiaban en la calle, o en los pocos edificios que todavía permanecían en pie.

Paradójicamente, ahora todo eso es secundario. Con la acción del ejército israelí en Gaza no solo están muriendo personas, “también se está matando la historia de la gente”, y la necesidad de un testimonio que recoja todo ello es fundamental para que no desaparezca definitivamente.

En el diálogo final con los asistentes, los tres periodistas coincidieron en que el relato de lo que está ocurriendo en Gaza no podrá conocerse plenamente hasta que no cese el conflicto. Y, ante la pregunta de un lector sobre cuándo ocurrirá eso, los expertos se encogieron de hombros. “No soy optimista”, confesó Morán. Lecumberri señaló la desesperación de los gazatíes por firmar un alto al fuego como el que la Casa Blanca propuso recientemente, sea cual sea su contenido. Sin embargo, Doncel recordó cómo Netanyahu “se saltó ese acuerdo unilateralmente cuando se estaba cumpliendo”.