Cuatro preguntas clave para anticiparse a la artritis psoriásica
Tres de cada 10 pacientes de psoriasis desarrollan dolor en los dedos, las articulaciones y la zona lumbar. Un diagnóstico precoz mejora el pronóstico de la enfermedad en el largo plazo

Hay cuatro sencillas preguntas que tienen una repercusión gigante en los pacientes de psoriasis. Cuatro respuestas (sí o no) que sirven para anticiparse al desarrollo de la artritis psoriásica. La psoriasis no es una enfermedad de la piel, como se cree, aunque la forma más visible de manifestarse sea a través de descamaciones y placas blanquecinas por el cuerpo. La psoriasis es una enfermedad inflamatoria inmunomediada (IMID), que afecta a la piel y que puede desencadenar dolor en las articulaciones y en la zona lumbar, la hinchazón de los dedos o fatiga. Gracias a ese cuestionario con cuatro preguntas –un despistaje lo llaman–, el dermatólogo está pendiente de la evolución de la enfermedad. ¿Ha tenido usted dolor en los talones? Sí. ¿Le duele la región glútea por la noche? Sí… Puede que la artritis psoriásica esté dando la cara, puede ser momento de que al paciente lo vea un reumatólogo. Si el diagnóstico es precoz, mejora el pronóstico de la enfermedad en el largo plazo y se pueden evitan daños irreversibles en los huesos.
El cuestionario que sirve para detectar si un paciente con psoriasis va a desarrollar la artritis psoriásica
¿Has tenido alguna vez un dedo rojo hinchado y doloroso?
¿Se te ha hinchado alguna articulación y te ha causado dolor?

¿Has sufrido dolor en la zona de los glúteos por la noche?
¿Te han dolido los talones?
Fuente: Almudena Mateu, jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Doctor Peset (Valencia).
Almudena Mateu es la jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Doctor Peset (Valencia). Con ayuda de enfermería, pasan el cuestionario PURE-4 (compuesto de cuatro preguntas sencillas) a los pacientes. Es la forma más efectiva de anticiparse al desarrollo de la artritis psoriásica, que sufren tres de cada 10 pacientes de psoriasis. “No contamos con biomarcadores, no hay datos analíticos para detectarla”, cuenta la dermatóloga. Hay que preguntar y explorar. “El diagnóstico precoz está en nuestras manos”, dice Mateu. Por eso resulta tan importante, recalca, la colaboración entre dermatología y reumatología. “Un tándem de igual a igual”, resume. Es uno de los grandes avances de la última década, el trabajo conjunto entre especialidades. La psoriasis (dependiente de dermatología) y la artritis psoriásica (de reumatología) se pueden encuadrar en un concepto llamado enfermedad psoriásica, un todo para tratarlas a la vez, incluso en la misma consulta.

“Resulta fundamental la colaboración entre dermatología y reumatología. Tenemos que formar un tándem de igual a igual. El diagnóstico precoz está en nuestras manos”
Almudena Mateu, jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Doctor Peset (Valencia)
Unos 215.000 pacientes sufren artritis psoriásica en España, según la Sociedad Española de Reumatología (SER). El 80% de los que padecen esta enfermedad han manifestado previamente descamaciones y rojeces en el cuerpo, según una publicación de 2017 del Real Colegio de Médicos de Londres. Mercè Vilanova, de 50 años, ha visto cómo sus lesiones en la piel devenían en molestias en los huesos. A los 14 años le brotó la psoriasis y con el paso del tiempo se le ha desencadenado dolor en las articulaciones. “Me duelen todas, no se salva ninguna”, dice con una mezcla de resignación y buen humor. “Codos, rodillas, muñecas, tobillos, dedos…”, enumera esta trabajadora de un laboratorio farmacéutico, que vive en Premià de Dalt (Barcelona). Las mañanas son complicadas, cuando se despierta. Conforme avanzan las horas, se van calentando los huesos y los tendones, “se va engrasando el cuerpo”, dice ella, y el dolor disminuye. “Pero llego muy cansada al final del día”, cuenta.

Cómo clasificar un dolor
Àngels Martínez-Ferrer, reumatóloga también del hospital Doctor Peset, explica por qué los pacientes de artritis psoriásica sufren en las primeras horas del día. “Cuando el dolor es de origen inflamatorio, mejora con el movimiento”, afirma. Los dolores causados por un traumatismo o una sobrecarga mejoran en cambio con el reposo.

“El diagnóstico precoz ayuda a que los pacientes sepan lo que tienen y puedan aprender a vivir con ello. Se reduce su carga de ansiedad y angustia”
Àngels Martínez-Ferrer, reumatóloga del Hospital Universitario Doctor Peset (Valencia)
Algunos pacientes, los menos, desarrollan artritis psoriásica sin tener lesiones en la piel. “Es más difícil diagnosticarla, pero hemos aprendido a anticiparnos”, asegura Martínez-Ferrer. Miran la inflamación de los tendones, si han desarrollado dactilitis, lo que se conoce como dedo en salchicha. Exploran las rodillas, los tobillos… “Investigamos las características del dolor”, cuenta la reumatóloga, que señala otro de los beneficios del diagnóstico precoz: ponerle nombre a la enfermedad. Cuando los pacientes saben lo que tienen pueden aprender a vivir con ello: “Se reduce su carga de ansiedad y angustia”, asegura.
Cuatro indicadores que pueden anticipar la aparición de artritis psoriásica en pacientes con psoriasis

Una psoriasis muy extendida, que afecte al 10% de la piel.

Una psoriasis ungueal (en las uñas) puede provocar la inflamación de la entesis, donde los tendones de los dedos se insertan en el hueso, y que acabe apareciendo la artritis psoriásica

Que existan antecedentes en la familia. La psoriasis no es hereditaria, pero existe una predisposición genética a padecerla. Un tercio de los afectados tiene familiares directos que la han sufrido

Si el paciente sufre obesidad, una enfermedad que implica una inflamación mantenida en el tiempo.
Fuente: Almudena Mateu, jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Doctor Peset (Valencia).
Algunos pacientes más complejos a los que no se les ha podido controlar las lesiones de la piel y las afectaciones articulares acuden a lo que se conoce como consulta conjunta. En el hospital Doctor Peset existe desde hace 10 años. Mateu, la dermatóloga, y Martínez-Ferrer, la reumatóloga, ven al alimón casos que requieren tomar decisiones compartidas. “Consensuamos el tratamiento”, dice Mateu. Se ha observado en estudios recientes, cuenta la dermatóloga, que cuando se trata la psoriasis de forma precoz, se frena la inflamación mantenida en el tiempo que puede derivar en afectación en los huesos y tendones (artritis psoriásica).
—¿Si se trataran todos los casos de psoriasis en sus primeros estadios, podría desaparecer la artritis psoriásica?
—No, no se puede afirmar eso. Lo que estamos haciendo es modificar la evolución de la enfermedad. Estamos ralentizando la inflamación, pero no curando.
A Vilanova tuvieron que ingresarla con 23 años. Tenía una afectación en el 70% de su cuerpo. “No me podía levantar de la cama, se me abría la piel”, rememora. Un tratamiento certero en 2008 –no olvida el año– hizo que desaparecieran todas las lesiones. “Me sentía como una más, ya no era un bicho raro”, cuenta esta madre de un chaval de 14 años. Pero le vino la artritis psoriásica, la afectación a las articulaciones. “Hace años me dijeron que por dentro era como una abuelita”, dice esta amante del deporte. Desde entonces intenta cuidarse lo máximo posible. Lo que mitiga los dolores es el tratamiento, pero un estilo de vida saludable suma. Vilanova hace yoga, estiramientos para que las articulaciones no se queden agarrotadas, entrenamiento de fuerza y sale con la bici. “Ahora me he comprado una eléctrica para ir al ritmo de mi marido y no forzar tanto”, dice. Hubo un momento en que pedaleaba tan fuerte –tenía capacidad– que luego llegaba demasiado dolorida a casa. Ha moderado la intensidad y se encuentra mejor.
Mateu recuerda que en el hospital se encargan también de la educación sanitaria de los pacientes. Fomentan el deporte, una alimentación adecuada, vigilan que no desarrollen obesidad, una de las comorbilidades asociadas a la enfermedad psoriásica. “Tiene mucho valor el trabajo de enfermería. Al paciente hay que verlo como un todo, no solo controlar la piel”, dice la dermatóloga. Las enfermeras se encargan de medir el perímetro abdominal, enseñarles a administrarse los tratamientos. Darles información. Acompañarlos.
El ejercicio físico se mete en la consulta
La actividad física resulta fundamental para los pacientes de enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID), como la psoriasis y la artritis psoriásica. Àngels Martínez-Ferrer, reumatóloga del hospital Doctor Peset (Valencia), recuerda que estos pacientes tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes o dislipemia (altos niveles de colesterol o triglicéridos). “El ejercicio físico mejora estos factores de riesgo”, cuenta.
También destaca la necesidad de realizar entrenamientos de fuerza, de que la musculatura esté tonificada. El aparato locomotor se beneficia, cuenta. “Nuestros pacientes necesitan especificaciones, como realizar estiramientos para combatir la rigidez”, señala. Cada uno dentro de sus capacidades, pero la práctica de deporte no solo se recomienda en consulta, se promueve, se impulsa.