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A la prensa rosa se le atraganta la violencia machista: de Rocío Carrasco a Mar Flores

Las memorias de Mar Flores reabren el debate sobre si el periodismo del corazón ha avanzado en cuestiones de género. “Que el público tenga más espíritu crítico que los medios es para hacérselo ver”, señala la presentadora Carlota Corredera

Martín Bianchi

Carlo Costanzia di Costigliole acudió al plató de ¡De viernes! el pasado 19 de septiembre para responder a las acusaciones que hace la modelo Mar Flores en sus memorias, en las que asegura haber sido víctima de violencia machista durante su matrimonio con el italiano, a comienzos de los años noventa. Si había dudas sobre si Costanzia es o no un hombre machista, él mismo las despejó con una frase sobre su exmujer: “Era mejor llamar a la guardia urbana para dirigir el tráfico de los tíos que estaban por ahí por la casa”.

El público presente en el plató rio y aplaudió la desafortunada declaración del invitado. Los presentadores y tertulianos guardaron un silencio incómodo. Solo Ángela Portero se atrevió a intervenir. “Me parece un poco feo”, le reprochó la periodista. La entrevista marcó un 12,4% de share y fue vista por más de 850.000 espectadores.

“Yo, en ese momento, no lo percibí como un comentario machista, sino como un comentario más. Que fuera de mal gusto, no te lo discuto”, dice Santi Acosta, presentador de ¡De viernes!, en conversación telefónica con El PAÍS.

Ante el revuelo mediático del caso Mar Flores, ¡De viernes! invitó unas semanas después a Carlo Costanzia Jr., el hijo que tuvo la modelo con Carlo Costanzia, para que diera su versión sobre hechos que ocurrieron cuando tenía tres años de edad. “¿Has hablado con tu padre de las actitudes que tu madre dice que tuvo con ella?”, le preguntó Santi Acosta. “Ni le he preguntado ni le he reprochado. No habiendo ningún tipo de denuncia, de desarrollo judicial, pues entiendo que no ha sido así”, respondió Carlo Jr., negando el testimonio de su madre ante más de 800.000 espectadores. En la emisión no hubo repregunta ni se aclaró que el 69% de las mujeres asesinadas por hombres en 2024 no denunciaron ni estaban dadas de alta en el sistema de seguimiento integral de los casos de violencia de género, según datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.

“Mi obligación como periodista es escuchar. Yo no puedo intervenir de ninguna forma. No soy nadie para juzgar”, dice Acosta. “En este caso, el hijo no dijo nada, creo yo, que pudiera ser sospechoso de tener una actitud machista. Como comprenderás, nada más lejos de mi voluntad, de la del programa o de la de Telecinco permitir cosas machistas. Estamos todos más que concienciados sobre lo que hay que hacer y lo que no”, afirma el presentador.

Este viernes, Carlo Costanzia Jr. volvió al plató de ¡De viernes!, donde se le dio la oportunidad de matizar sus palabras. Primero alentó a las víctimas a denunciar y dijo que empatizaba con el dolor de su madre, pero luego reconoció que no quería tomar partido ni saber la verdad. “Son problemas de matrimonio”, declaró. El periodista Antonio Rossi le aclaró que el maltrato no es un “problema de matrimonio“, a lo que él respondió: “Desde luego no es problema de un hijo”.

La periodista María Patiño, que trabajó en Telecinco hasta 2023, no está de acuerdo con el tratamiento que su antigua cadena está dando al caso Flores. “Un invitado puede decir una barbaridad, pero la obligación de un profesional es reaccionar ante esa barbaridad. No se puede cuestionar a una víctima llamándola ‘golfa’ en prime time”, señala la presentadora a EL PAÍS. “A las famosas, como al resto de mujeres, siempre se las intenta desacreditar de la misma manera: metiéndose con su físico, con su forma de vivir… Me duele y me escandaliza”, añade Patiño, que reconoce haber cometido errores en el pasado y que ahora se esfuerza por abordar este tipo de casos con perspectiva de género.

Han cambiado muchas cosas desde los tiempos de Tómbola, en los que personajes como Alessandro Lequio reconocían impunemente dar “bofetones light” a las mujeres. Ahora hay una Ley integral contra la violencia de género, de 2004, que obliga a los poderes públicos a no difundir estereotipos sexistas; una Ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, de 2007, que exige transmitir una imagen igualitaria; una Ley general de comunicación audiovisual, de 2010 y actualizada en 2022, que prohíbe los contenidos que fomenten la discriminación por razón de sexo o que sean vejatorios para la dignidad de la mujer y las víctimas; y un Pacto de Estado contra la violencia de género, de 2017 y renovado en 2025, que reconoce que los medios son clave para la sensibilización y que exhorta a tratar la violencia machista de manera respetuosa y sin sensacionalismo.

Pero el tratamiento que está dando la prensa rosa en general —los programas de televisión, pero también algunas revistas y periódicos— al testimonio de Mar Flores ha visibilizado puntos ciegos en el sistema y ha abierto un debate entre los profesionales del sector sobre cuánto ha avanzado o no el periodismo del corazón en términos de feminismo y sobre cuán preparados están los propios periodistas a la hora de tratar las violencias machistas. “La prensa rosa todavía tiene que revisarse mucho. Yo creo que lo que está sucediendo con Mar es un reflejo de que nos queda mucho por avanzar”, reconoce la presentadora Carlota Corredera, que trabajó en Telecinco durante casi 20 años. Y añade: “Todos los medios tenemos una responsabilidad con este asunto. El brillibrilli, el entretenimiento, tiene la misma responsabilidad social con las víctimas y el machismo que un informativo”.

Para María Sánchez Ramos, periodista y profesora de la Universidad de Sevilla especializada en cuestiones de género y comunicación, las famosas funcionan muchas veces como catalizadoras de los problemas sociales y la prensa del corazón no solo tiene la capacidad de encuadrar las violencias machistas como un problema social estructural, sino que también puede dignificar a las víctimas y recontextualizar lo que entendemos por víctima. “Hay muchísimas mujeres con un poderío, como María Jiménez, Carmina Ordóñez o Antonia Dell’Atte, que no han sido leídas como víctimas porque no encajaban en el modelo de víctima perfecta. Ahí los medios jugamos un papel esencial para poder reapropiarnos del concepto. Las historias de estas mujeres nos demuestran que nos puede tocar a todas. La prensa rosa puede ayudar a ampliar el campo y enseñarnos que hay tantas víctimas como mujeres existen. Puedes tener éxito, dinero, belleza, poder y llegar a la cumbre y también sufrir violencia”.

En ese sentido, la serie documental Rocío, contar la verdad para seguir viva, emitida en Telecinco entre marzo y junio de 2021, marcó un punto de inflexión. Tras guardar silencio durante 25 años, Rocío Carrasco, hija de la cantante Rocío Jurado y del boxeador Pedro Carrasco, habló por primera vez sobre los presuntos abusos psicológicos y físicos que sufrió a manos de su expareja y la incomprensión de los medios de comunicación hacia ella. Por primera vez, un programa de televisión de este tipo puso a la sociedad frente al espejo y aplicó una pedagogía, contando con voces autorizadas en feminismo, derecho y violencia de género para explicar conceptos como el de violencia vicaria. Incluso Irene Montero, entonces ministra de Igualdad, entró en directo en Sálvame para hablar del caso.

“El caso de Rocío no era el primero ni el único pero llegó a nuestras pantallas en un momento de eclosión feminista importante”, apunta Sánchez Ramos. “La docuserie tuvo un impacto en la acción y el reconocimiento de otras víctimas. Eso se vio con el aumento al inicio de la docuserie de un 43% en las llamadas al 016, el servicio telefónico gratuito de la Delegación de Gobierno contra la violencia de género. Incluso hubo un cambio en el Código Civil en septiembre de 2021, en el Artículo 94, para proteger más a los menores en lo que se refiere a violencia vicaria. Gracias a esa reforma ahora existe la posibilidad de poder suspender el régimen de visitas y comunicación cuando los agresores están siendo investigados por violencia machista”.

Pero, según Sánchez Ramos, desde la emisión de la docuserie de Carrasco, hace ya cuatro años, ha habido un retroceso en cómo la prensa del corazón y de entretenimiento aborda esta problemática. “Hay una regresión. Al menos en el periodismo de televisión. En las cadenas privadas es claro. En estos momentos es complicado hacer pedagogía feminista en las teles. El auge de voces conservadoras en los medios no se puede disociar del panorama político. Desde la llegada de la ultraderecha a las instituciones públicas hay una búsqueda de valores conservadores perdidos y una legitimación punk del discurso antifeminista. Ese discurso toma un cariz disruptivo, innovador, antisistema y viene a consolidar las bases culturales machistas sobre las que hemos crecido”, denuncia la periodista.

Para Anaís Peces, directora del documental de Rocío Carrasco y especialista en estudios de género, esta regresión forma parte de un ciclo. Peces, que fue galardonada en 2021 por el Ministerio de Igualdad por su labor en la docuserie de la hija de Rocío Jurado, habla de “olas del feminismo”. “Las olas llegan lejos, pero luego retroceden y en ese retroceso se pierden cosas que parecían ganadas. Quedan cosas, pero no lo suficiente”, señala. A su parecer, para frenar esa regresión todas las redacciones, sean de informativos o de programas de entretenimiento, deberían contar con una persona responsable en cuestiones de género, a poder ser una mujer con estudios en la materia. “Tiene que haber alguien siempre vigilando, con una perspectiva y unos ojos distintos. Un periodismo que no cumple con rigor feminista no es un periodismo democrático”, afirma.

Respecto a casos como el de Mar Flores, a Peces le parece que muchos medios de comunicación están perdiendo una oportunidad para enfocar con justicia y reconocer errores del pasado. “Todos somos machistas. Depende del interés que tengamos en dejar de serlo, lo seremos más o menos. Reconocerlo es la diferencia entre hacer un buen trabajo y no hacerlo”, dice.

Algunos periodistas han entonado el mea culpa. Hace unas semanas, Pilar Eyre escribió una columna en la revista Lecturas pidiéndole disculpas a Mar Flores. “Antes nos reíamos de las mujeres como Mar. Las periodistas despreciábamos a este tipo de mujeres. Teníamos una actitud absolutamente machista, codo con codo con nuestros compañeros, y luego salíamos a la calle a pedir el derecho al aborto y al divorcio y mejores condiciones laborales. En la vida cotidiana no supimos encajar bien nuestros ideales”, reconoce Eyre en conversación con EL PAÍS. “Confundimos todo. Queríamos la víctima perfecta: simpática, buena, gordita y baja. Y Mar era y es una mujerona que da la impresión de estar siempre en un resort y pegándose la buena vida. Entonces había gente que decía: ‘¿Cómo voy a solidarizarme con esta mujer que en el fondo me da mucha envidia?’. Ahora estamos haciendo lo mismo”.

Para Carlota Corredora, gestos como el de Eyre son muy importantes en la lucha feminista, aunque cree que todavía hay mucho machismo en la prensa del corazón. “El otro día yo escuché a una periodista veterana, una periodista muy importante de este país, que me dijo que Mar Flores había hecho méritos para que le ocurriera todo lo que le ocurrió”, dice la presentadora. “Si vas a por una famosa a saco cuando da pasos adelante a la hora de denunciar y le pides que sea la víctima perfecta, estás lanzando un mensaje muy peligroso al resto. Hay muchas mujeres que ven la tele y que a lo mejor luego deciden no denunciar porque piensan: ‘Si esto se lo hacen a Mar Flores, qué no me van a hacer a mí cuando vaya a una comisaría o a un juzgado”.

Corredera confía más en el criterio del público que en el de los medios de comunicación: “La gente ya no compra determinados discursos. Se está demostrando que ciertos programas que traspasan todos los límites por audiencia no están teniendo la audiencia esperada. Que el público tenga más espíritu crítico que los medios y los profesionales es para hacérselo ver”.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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Sobre la firma

Martín Bianchi
Martín Bianchi Tasso es coordinador de Estilo de Vida en El País Semanal y además colabora con la sección de Gente de EL PAÍS. Fue redactor jefe de la revista ¡Hola!, jefe de Sociedad en Vanity Fair y jefe de Gente y Estilo en Abc.
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