Ir al contenido
_
_
_
_

Un gran estudio europeo detecta el parásito de la toxoplasmosis en una de cada 25 ensaladas en bolsa

Médicos y expertos recomiendan a mujeres embarazadas y pacientes inmunodeprimidos lavar siempre bien estas y otras verduras que se consuman crudas

Una mujer lee el etiquetado de una ensalada en bolsa.
Oriol Güell

Una investigación financiada por la Unión Europea y liderada por científicos españoles ha detectado la presencia de Toxoplasma gondii en el 4,1% —una de cada 25 unidades— de bolsas de ensalada a la venta en 10 países del continente. Este protozoo es el causante de la toxoplasmosis, una infección que suele cursar de forma leve o asintomática en personas sanas, pero que supone un riesgo elevado para pacientes inmunodeprimidos y mujeres embarazadas, en las que puede causar daños al feto.

El trabajo, publicado en Eurosurveillance, revista del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), es el mayor realizado hasta la fecha y supone un hallazgo relevante en un ámbito de la salud pública que aún tiene muchos interrogantes por resolver a pesar de la elevada prevalencia de la infección: uno de cada tres europeos contrae la toxoplasmosis en algún momento de la vida, según los estudios publicados.

Aunque las principales vías de exposición al parásito son conocidas —heces de gatos que hacen vida en el exterior, verduras crudas no lavadas y productos cárnicos crudos o curados—, la investigación destaca en sus conclusiones que “la contribución de las distintas fuentes de infección por Toxoplasma gondii entre la población sigue siendo en gran medida desconocida”. En este sentido, sigue el texto, “este estudio aporta evidencias sobre la contaminación de las ensaladas, lo que representa un riesgo potencial para los consumidores”.

Los investigadores de los 10 países participantes —Alemania, Dinamarca, Francia, Italia, Noruega, Polonia, Portugal, el Reino Unido y República Checa, además de España— diseñaron un estudio que permite obtener datos comparables de todos los países. El que tiene mayor presencia del parásito en las muestras analizadas es el Reino Unido (16%), mientras los que menos son República Checa (0%) y Noruega (0,5%). España registra el mismo porcentaje que la media europea, el 4,1%. Las muestras analizadas son cerca de 3.300 bolsas de ensalada de varios tipos —hojas de lechuga y otras plantas cortadas, brotes, mezcladas…—adquiridas en tiendas de alimentación.

Los resultados plantean nuevas preguntas que deberán ser resueltas por futuras investigaciones. La más importante es que las pruebas moleculares utilizadas detectan la presencia de ooquistes de Toxoplasma gondii —etapa del ciclo de vida en el que el protozoo adquiere una cubierta muy resistente—, pero no “pueden determinar si son viables e infecciosos, o si han quedado inactivados por los procesos de lavado de las empresas productoras”, precisa Rafael Calero-Bernal, autor principal y miembro del grupo Saluvet del Departamento de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid.

Esta cuestión es clave, apuntan los autores, porque “no está demostrado que los procesos industriales empleados sean capaces de eliminar o inactivar todos los ooquistes y las ensaladas en bolsa son un producto que se vende listo para consumir”. Un hecho que adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que “un solo ooquiste puede causar la infección en una persona”, ilustra Calero-Bernal.

Los autores ponen como ejemplo otros protozoos que también pasan por esta fase de resistencia ambiental, como el que causa la criptosporidiosis, que son capaces de sobrevivir a los procesos habituales de potabilización de agua. Esto les diferencia de otros microorganismos más sensibles a las técnicas de esterilización, como las bacterias.

“Nuestro principal objetivo ha sido aportar evidencias en un terreno en el que sigue habiendo vacíos de conocimiento. Hay algunos datos epidemiológicos y de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), pero lo cierto es que aún nos falta mucho por conocer sobre las dinámicas de transmisión de Toxoplasma gondii y su impacto real sobre la población”, resume el investigador.

Un portavoz de Florette, empresa que tiene en España seis centros de producción y es líder del sector, defiende que el “riesgo de contaminación en los productos de esta categoría [ensaladas embolsadas] es mucho menor que en los productos frescos, que no son sometidos a ningún tipo de lavado”.

“Todos nuestros vegetales son sometidos a un lavado industrial en el que se controla el tiempo de lavado, burbujeo, inmersión, higienización en condiciones controladas y el aclarado final, consiguiendo un resultado mucho más efectivo que el que se puede lograr en casa”, destaca la compañía. Esta se muestra favorable a cualquier “medida que diseñen las autoridades sanitarias europeas o nacionales para mejorar los controles y procesos relacionados con la seguridad alimentaria”.

Los médicos especialistas recomiendan a los grupos de riesgo adoptar en sus hogares medidas de prevención como lavar profusamente estas ensaladas y todos los vegetales que se consumen crudos, fin para lo que existen productos específicos. “Es algo que deben hacer todas las mujeres embarazadas o que piensen que pueden estarlo. Estas pacientes no siempre reciben una buena información sobre las medidas de profilaxis a seguir en la primera consulta por la gestación”, lamenta María Ángeles Sánchez, responsable de la Unidad de Diagnóstico Prenatal del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona).

Haber sufrido la infección previamente confiere una inmunidad duradera frente al Toxoplasma gondii, por lo que estas medidas son especialmente importantes para las mujeres que no la han pasado. Un análisis que se puede realizar al inicio del embarazo es el que revela si la futura madre cuenta o no con anticuerpos frente al protozoo.

Sánchez explica que el riesgo de infección por toxoplasmosis del feto y la gravedad de las secuelas tienen una relación inversa según el momento del embarazo: “En el primer trimestre es menos probable que el feto se infecte aunque lo haga la madre. Ocurre en menos del 10% de las ocasiones, pero en estos casos las secuelas suelen más graves, con más riesgo de daños neurológicos (hidricefalia, calcificaciones intracraneales…). A medida que avanza la gestación, aumenta la probabilidad de que el parásito infecte al bebé en desarrollo, pero disminuye el riesgo de secuelas y, si se producen, estas tienden a ser solo oculares”.

Isabel de Fuentes, investigadora del Centro Nacional de Microbiología especializada en este tipo de patógenos, explica cómo los ooquistes de Toxoplasma gondii llegan a infectar los vegetales: “Su origen siempre está en el aparato digestivo de los gatos que hacen vida en el exterior [no hay riesgo con los que viven dentro de un piso y comen solo pienso] y otros felinos salvajes, que son los hospedadores definitivos. Cuando se infectan en el entorno, pasan a excretar durante un tiempo millones de ooquistes a través de las heces y estos contaminan el suelo”.

Contaminación de tierras y verduras

La lluvia y el agua que llega luego a los cursos fluviales, el movimiento de tierras y el trasiego de personas o animales son algunas de las causas que amplifican la propagación de los ooquistes por el medio ambiente. La contaminación de las tierras explica la de las verduras, ya sea por contacto directo o riego con aguas asimismo contaminadas.

“La jardinería y el cultivo de huertos son por la misma razón otro foco de infección. Por eso es importante que embarazadas y personas inmunodeprimidas utilicen guantes y sigan una buena higiene de manos después de tocar tierra”, afirma de Fuentes.

Como ocurre con el ser humano, si un mamífero o ave ingiere ooquistes, actuará como huésped intermediario. El protozoo se desarrollará, infectará tejidos como los músculos y producirá en ellos quistes que pueden ser viables durante años. “Por ello, el consumo de carne poco cocinada o embutidos curados como el jamón puede transmitir la infección. Para evitarlo, la carne debe alcanzar una temperatura mínima de 80 grados y los embutidos ser congelados durante al menos 48 horas a 18 grados bajo cero o más”, añade De Fuentes.

José Juan Rodríguez, catedrático en Seguridad Alimentaria en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), considera que estas investigaciones deben servir para divulgar “una cultura de seguridad alimentaria” entre la población. “En los últimos años hemos visto cómo se consolidaban nuevas preferencias por el consumo de productos saludables, ecológicos o vegetarianos, entre otras categorías. Pero no ha avanzado de la misma forma la conciencia sobre la seguridad, algo que es aún más importante en algunos grupos de población vulnerables”, explica.

Como ejemplos, este experto expone el consumo directo que algunas personas hacen de “productos envasados que en el etiquetado informan de que es un producto precocinado que debe ser sometido a calor en el hogar”. O algunos productos ecológicos o sin conservantes, que “precisamente por ello, exigen al consumidor ser más cuidadoso con su manipulación porque pueden tener un menor margen de seguridad”. La clave, concluye este experto, es “tomar conciencia de que lo que hacemos en la cocina es muy importante para nuestra salud, no solo por mantener una dieta equilibrada, sino también para prevenir infecciones e intoxicaciones”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_