Soluciones basadas en la naturaleza para regenerar los recursos
En el Día Mundial del Medio Ambiente, el impulso de las infraestructuras verdes, la economía circular y la acción colectiva conforman los ejes de actuación con los que Veolia se enfrenta a la contaminación plástica y a sus consecuencias

La ONU vuelve a señalar con el dedo el plástico. Y con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra cada 5 de junio, ha renovado su llamamiento global a eliminar la contaminación que ocasiona ese material. Este año el énfasis se pone en algo tan simple como poderoso: la propia naturaleza, que no desperdicia nada, pues todo se reintegra en el ecosistema. Y en ese modelo se inspiran las soluciones que impulsa el grupo Veolia para avanzar hacia un sistema regenerativo, gracias al cual los residuos se convierten en recursos, los ecosistemas degradados se restauran y la acción colectiva se vuelve motor de transformación.
El desafío es conocido y urgente: cada año se producen más de 430 millones de toneladas de plástico, dos tercios de los cuales se convierten en desechos que acaban en los océanos o se cuelan entre nuestros alimentos. Ante esta situación, Veolia ha decidido redoblar esfuerzos al unísono desde cuatro frentes: la economía circular, las infraestructuras verdes, las soluciones basadas en la naturaleza y la construcción de alianzas.

Una de las principales líneas de acción es el reciclaje avanzado de plásticos. Por ejemplo, la planta La Red, en Sevilla, transforma anualmente más de 120.000 toneladas de residuos postconsumo, industriales y agrícolas en granza reciclada, utilizada para fabricar film, bolsas, sistemas de riego o tapones. En Badajoz, la planta TorrePET se ha convertido en la primera del país con la certificación Fin de Condición de Residuo para PET. Ello permite suministrar material reciclado apto para contacto alimentario; un avance clave tras la entrada en vigor del nuevo reglamento europeo.
La planta La Red (Sevilla) transforma anualmente más de 120.000 toneladas de residuos postconsumo, industriales y agrícolas en granza reciclada, utilizada para fabricar film, bolsas, sistemas de riego o tapones
A estas instalaciones se suma Plastiloop, la plataforma de polímeros circulares del grupo (una red de más de 40 instalaciones en 16 países, incluído, por supuesto, España), que ayuda a sustituir plásticos vírgenes por reciclados, garantizando la trazabilidad y el cumplimiento normativo.
Así, empresas de múltiples sectores pueden adaptar sus procesos a modelos más sostenibles sin sacrificar ni fiabilidad, ni control. Y para los residuos no reciclables, Veolia promueve su valorización energética: una estrategia que convierte el poder calorífico de los plásticos en energía útil, reduciendo la presión sobre los vertederos y la dependencia de combustibles fósiles. Pero más allá de la gestión de residuos, la compañía está desarrollando una red creciente de soluciones basadas en la naturaleza.
Un ejemplo es el parque de El Recorral, en Rojales (Alicante), en el que se han creado cinco lagunas artificiales conectadas a una depuradora cercana. Además de purificar el agua, este humedal previene vertidos durante episodios de lluvias torrenciales, y se ha transformado en un ecosistema rico en biodiversidad.

Algo similar ocurre en los humedales de Begudà (Girona), restaurados para favorecer la depuración del agua mediante procesos naturales. En ellos se han documentado casos de reintroducción de fauna en peligro de extinción, como el ratonero patudo. También en Cartagena (Región de Murcia), en la depuradora de Cabezo Beaza, los programas de naturalización del entorno han favorecido la recuperación de la malvasía cabeciblanca, un pato buceador en peligro crítico.
Veolia promueve la integración ecológica de sus instalaciones a través de estrategias como la replantación de flora autóctona, la eliminación de fitosanitarios o la creación de microhábitats
Veolia ha apostado por extender estos enfoques a muchas de sus instalaciones en España, promoviendo la integración ecológica de las plantas a través de estrategias como la reforestación con especies autóctonas, la eliminación de fitosanitarios o la creación de microhábitats. En varios espacios se han creado refugios, zonas de alimentación y cajas nido que han facilitado el regreso de especies como la cerceta pardilla o la focha moruna.
La apuesta se completa con un compromiso cultural con la biodiversidad. En el marco del programa BiObserva, 271 empleados de Veolia participaron en 2024 en la observación y registro de avifauna en las instalaciones del grupo. En total se realizaron más de 9.000 observaciones de 178 especies distintas en 69 ubicaciones, datos que se han incorporado a la red científica internacional GBIF. Desde que el programa se inició en 2017, se han registrado más de 152.000 avistamientos.
Iniciativas como esta se enmarcan en el Programa Veolia Cares, que impulsa actividades de voluntariado corporativo para reforzar la posición de Veolia como referente en descarbonización, economía circular y gestión optimizada de los recursos.

Infraestructuras verdes para restaurar la biodiversidad
Las ecofactorías, que son la evolución de las depuradoras de agua tradicionales, constituyen el ejemplo paradigmático de infraestructura verde. Este tipo de instalación se ha transformado para integrarse completamente en su entorno natural, favoreciendo sus funciones ecológicas y la biodiversidad local.
En la depuradora de Cabezo Beaza (Cartagena, Región de Murcia), por ejemplo, ha vuelto a anidar la malvasía cabeciblanca, un pato buceador en peligro. En los humedales de Begudà (Girona) se ha observado el ratonero patudo, un murciélago amenazado. En el Clot del Galvany (Alicante), aves migratorias como la focha moruna o la cerceta pardilla han encontrado un nuevo refugio.
La medición de la huella ecológica en plantas ubicadas en zonas sensibles, la reintroducción de especies en declive, la reforestación de flora autóctona o la eliminación del uso de fitosanitarios son algunas de las medidas que contribuyen a naturalizar los espacios y a restaurar la biodiversidad.